Despacito, pasito a pasito, los podemitas avanzan por España. Los Molinos de Viento de Castilla-La Mancha ya no son gigantes en el camino al poder. Con Podemos hemos topado, Sánchez
Es el alzamiento de los comunistas posmodernos del chavismo español. Tocan poder en una Comunidad Autónoma por primera vez en su corta historia como partido, pero sin aportar ni un voto. Su avance parece indetenible. Se apoyan en la muleta de un minusválido PSOE, que apenas renguea para mantenerse en el gobierno de Castilla-La Mancha. Y no duda en pedir auxilio al caballero de la Triste Coleta, que ha tardado un nano segundo en montarse en ese Rocinante. El presidente de dicha CCAA, Emiliano García-Page, con el agua hasta la nariz por los presupuestos regionales, ha pactado con Podemos y les ha puesto en bandeja dorada entrar en su gobierno. El PSOE de Pedro Sánchez ha bendecido ese pacto. Ya ha habido acuerdos similares en Madrid, Barcelona, Cádiz, entre otras ciudades gobernadas por Podemos y sus adláteres. Pero este otro tiene una significación mucho más grande. Castilla-La Mancha, ese territorio de don Alonso Quijano y su escudero, es hoy una región española que, según los baremos estadísticos al uso, es una de las más atrasadas de España, con algo más de dos millones de ciudadanos en cinco provincias y 919 municipios. Esta decisión política abre las puertas a otras mayores: ¿El gobierno de España en una posible presidencia de Pedro Sánchez?
El presidente de Castilla-La Mancha va a dejar en su sitio a los ocho consejeros actuales. Nombrará vicepresidente al podemita, José García Molina, y el rumor palaciego en Toledo es que la jefa de gabinete María Díaz sea la consejera de Coordinación del Plan de Garantía de Rentas. Este pacto es urdido a espaldas del PSOE Andalucía, donde militó Emiliano García Page al lado de Susana Díaz, apenas hace un mes en la pugna interna socialista, que le había distanciado de Podemos la quiniela ganadora de Susana. Aclarado quien manda en su partido, García-Page pide ayuda a su Secretario general, para salvar a su Comunidad. Ante la tesitura de convocar elecciones anticipadas al no tener un presupuesto aprobado en la Cámara regional, los socialistas manchegos echaron por la calle del medio, donde les esperaba sentado Podemos. Elecciones a destiempo era demasiado arriesgado. Entre perder el poder y seguir con el corsé podemita, el PSOE de Sánchez eligió lo que indica el manual: continuar gobernando a toda costa. El ala extrema del PSOE, que tan bien ejecuta Pedro Sánchez, está encantada de haberse conocido. Son guapos y jóvenes, como los de Podemos. Ya se han felicitado a sí mismos por este pacto ‘entre fuerzas progresistas’. Los progres tienen eso: Dios los cría y ellos se juntan’.
Están clarísimo que el ‘nuevo’ PSOE está por la labor de colaborar, a todo nivel, por acuerdos de gobernabilidad con Podemos. Sánchez acelera su camino, que no corre sino vuela, hacia la Moncloa. Pablo Iglesias, se acomoda a construir un partido, que aún no tiene, sobre las ruinas de los socialistas. Podemos ha avanzado mucho en algo más de dos años, pero es un movimiento, no un partido aún. El aparato necesario para aumentar el caudal de votos es una construcción que tarda años en levantarse. Para qué esperar tanto si ahí tienen al PSOE centenario. Aunque resquebrajado tiene aparato. Es lo que va a minar al socialismo histórico ahora con estos socios tan convenidos. Sánchez juega con fuego y no fatuo.
Cada vez que Podemos toca poder se fortalece y amplía su margen de convertirse en un partido dentro del sistema para acabar con el mismo. No crean que sea otro su objetivo superior. Sustituir a este por otro, el suyo, que sabemos cuál es. Uno, donde la democracia no es necesaria. Donde el adversario político se convierte en un enemigo ideológico a eliminar, incluso físicamente si fuera necesario. Las muestras de tal talante autoritario están a diario en sus sillones de la Cámara de Diputados. En los ayuntamientos donde gobiernan (Madrid, Barcelona, Cádiz, entre otros). Ahora se alzarán altaneros en el Parlamento de Castilla-La Mancha, donde ya han roto la primera lanza contra los Molinos de Viento del sistema, empujados en su envite por los socialistas, la verdadera izquierda, según autoproclaman, que ha perdido el rumbo de su papel en la construcción de la España de la democracia.
Si bien en el PSOE están de acuerdo con este pacto, incluso de Andalucía, los asamblearios podemitas no tanto. Los más radicales dentro de Podemos, los que se proclaman ‘anticapitalistas’, Miguel Urbán, eurodiputado y Teresa Rodríguez en Andalucía, rechazan el pacto. Pablo Echenique, también está contrariado. Cree que en Aragón, su tierra, eso no ha funcionado. Mientras que Carolina Bescansa, una de las fundadoras, se muestra proclive a acuerdos y, claro, Pablo Iglesias lo ha avalado con su sonrisa y su corbata de yuppie tardío. Íñigo Errejón asegura que el progreso del país pasa por la unión firme de su partido con el PSOE. Como quiera que sea, en Castilla-La Mancha, ancha y ajena, ‘las fuerzas del progreso’ han unido sus cabalgaduras para arremeter contra el sistema opresor, que puede arrastrar al PSOE a una gobernabilidad incómoda y azarosa.