El Poder Judicial hace su trabajo. Se le filtran titulares, porque son lentos en sus juicios. La verdad de los hechos es parsimoniosa. La verdad periodística es vertiginosa
El hecho, el trabajo judicial tiene que probarlo en un tribunal, y la avidez de la prensa por contar lo que ha pasado. Casi nunca coinciden esas verdades. Trabajan en establecer la verdad hasta donde sea posible. Los fiscales, investigadores judiciales y jueces lo intentan, no siempre lo logran. Aún hay casos donde el cuerpo del delito no ha aparecido. El trabajo de la prensa es escarbar en la basura para que se conozcan las noticias. En España, las fuentes oficiales suelen ser opacas. Cumplen con la famosa frase funcionarial, ‘vuelva usted mañana’. Por eso, los periodistas españoles tienen que echar mano a las filtraciones, tejer una red de informadores, de topos subterráneos en los tribunales. Dar voz, sin desvelarlas, a quienes puedan arrojar datos ciertos, que deben ser comprobados con otras fuentes anónimas. El secreto del sumario, figura judicial necesaria para que el proceso avance sin vicios, es el menos secreto de cualquier legajo judicial. Un verdadero sabueso de sucesos es, necesariamente, un depredador de noticias en los juzgados.
Eso no le gusta al Fiscal General del Estado, José Manuel Maza ni al ministro de Justicia, Rafael Catalá. Arremeten contra la prensa. A los garantes de la ley les incomoda la libertad de expresión. En este país, tan lastrado de opacidad heredada de aquellos cuarenta años nublados de grises; resurgen, al doblar una esquina, letrados que no quieren escuchar titulares incómodos. La Justicia es lenta, se equivoca y está enlazada a partidos. El Poder Judicial está plagado de cargos que representan las cuotas partidistas. Como te caiga un juez de la orilla contraria estás frito. Y aun de la misma tolda, te puede hacer papilla si te identificas con su ala contraria. La justicia politizada es la clave de una democracia imperfecta. Después se quejan cuando surgen los insurgentes contra la casta, los que prometen salvar a la patria lacerada por corruptos. Los que añoran transformar a este infierno en un cielo terrenal.
El fiscal Maza es explícito dentro de su caverna críptica. Habla de preservar el secreto a fin de favorecer la investigación de los delitos. Cuando los cometen políticos corruptos, el ansia informativa se desborda y el titular quema las manos, señor fiscal general. En un país que ha estado en una severa sequía informativa; pareciera que usted se inclina porque lo siga estando. Si no fuera por la labor de la prensa no nos enteraríamos ni siquiera quién es usted. Si un político con cargo electo o no; o un banquero es llamado a declarar o detenido, ¿cómo piensa usted que la prensa no va a hurgar en las causas? La noticia no puede esperar a que se levante el secreto del sumario, que se eterniza en los recónditos vericuetos judiciales.
Ahora que Donald Trump ha puesto de moda la posverdad, que manipula la verdad, que amenaza con cancelar las ruedas de prensa, hay que estar alerta no vaya a ser que algunos de aquí tengan la sólida tentación de esconderse de la prensa. Los periodistas –uno de los sectores más duramente golpeados por la crisis– tienen en sus manos la función primordial de ayudar a sostener, fortalecer y expandir el sentido democrático de una sociedad. La información, precisamente la que todo poder quiere escamotear, es el alimento de la libertad. El Poder Judicial debe ser el primero en garantizarla. No va a poder usted matar al mensajero, no crea que los periodistas mueran fácilmente. Cuando uno cae, y caen, siempre hay otro que lo sustituye.
El secreto del sumario, explica Maza, existe ‘para proteger la eficacia de la investigación’. Es cierto. Pero a la prensa, especialmente a la de este país, donde todo fue un secreto durante cuatro décadas, le molesta que algo sea secreto. Su deber es publicar lo que haya averiguado de fuentes ciertas. Lo que un periodista sabe, y ha comprobado, lo tiene que publicar. Y siempre sabemos más de lo que se publica, justamente, porque confirmarlo también requiere tiempo. Es de su parecer que esas actuaciones no se conozcan. “Creo que lo mejor es que todos nos callemos, que esperemos a que se levante el secreto del sumario y, entonces, podremos todos formar los juicios que sean, con toda la información íntegramente”.
¿Por qué cree usted señor fiscal general que desde su ámbito filtran tales secretos a la prensa? Porque es la única vía de poder informar de lo que pasa tras esas bambalinas y analizar e ir formando una opinión pública, dada la gravedad de tantos casos de corrupción generalizada. Van desde pequeños municipios a las grandes familias vinculadas a la política como la del ‘honorable’ president Pujol de Cataluña, o el cuñado del rey Felipe VI o la trama larga en el tiempo de un gerente del PP, o la alta velocidad que ha ido de Valencia a Madrid desde el PP, o la gesta andaluza de los ERE, o la delincuencia de cuello blanco y corbata de seda instaurada en la capital de España, aprovechando una empresa pública. Si los periodistas estuvieran esperando a que se levantara el secreto del sumario nada de esto se habría sabido con antelación, ni se podría analizar en pro de rescatar a esta democracia, que aún guarda en sus cajones secretos varios, además de los sumarios.