Podemos sin censura a Maduro

2 May
Los socios del chavismo aún no han censurado a la dictadura venezolana

 

Acostumbrados al ordeno y mando, los podemitas exigen moción de censura contra el presidente del Gobierno de España, pero no al de Venezuela

A este enclave político le molesta jugar con las reglas de la democracia parlamentaria. Se acomoda más a la agitación y propaganda (agitpro), que han heredado del camarada Lenin, un maestro en esas lides. No son un partido político aún, sino un movimiento que medra en el establishment para acabar con él. Sus maneras son marca de la protesta asamblearia. Pero el Congreso de los Diputados tiene normas, maneras, tradiciones. Si se tiene el valor de pedir una moción de censura para tumbar al jefe del gobierno actual, el solicitante –en este caso Pablo Iglesias (el joven)– tiene que sostener un razonamiento de suficiente peso y plantear un programa de gobierno alternativo para que tal sustitución pueda prosperar. Además, contar con una mayoría de parlamentarios que le apoyen, que él sabe no tiene. Si no es así es fuego de artificio. ¿Qué oculta su pose de titular periodístico? España y Venezuela esperan su moción de censura a Maduro.

La petición de Podemos en el Congreso, pone a la bancada socialista en la tesitura de apoyarles o quedar en evidencia como un ala que mira al presidente del PP con ojos benévolos. La lectura será que los que sacaron a Pedro Sánchez son unos traidores a la izquierda radical, que ellos dicen representar. La jugada planteada en el tablero parlamentario español tiene esa intención. Algunos analistas de este ruedo ibérico, donde la política se ha convertido en una arborescencia plagada de ramificaciones a derecha e izquierda, dicen que la operación de Iglesias tiene bemoles. Se incrusta en un objetivo principal cual es apoderarse del PSOE. El sector socialdemócrata, que lidera Susana Díaz, ha dicho que no secunda esa ocurrencia.

La deriva de la moción de censura al presidente del gobierno se enmarca en el estado, grave y permanente, de corrupción de muchos de sus dirigentes. Es cierto. La maraña de ha extendido desde Valencia a Madrid y en la propia capital se han ensañado desde una empresa pública, como asiento de todos los canales del manejo doloso del dinero público. Se puede preguntar si esos de Madrid ya eran delincuentes, que asaltaron la caja o al ver la misma se les abrió el apetito y urdieron una organización mafiosa para limpiarla los cajones desde sus cargos de privilegio. El fondo de la cuestión es que tanto tiempo en el poder suele corromper. El otro aspecto es que los que mandan arriba, como Esperanza Aguirre y el mismo perseguido ahora por la censura de Podemos, Mariano Rajoy, se colocan de perfil en pose hierática estilo egipcia, y declaran compungidos que no estuvieron suficientemente alertas y vigilantes. Este ruedo gira en su forma anárquica tan instalada en el ADN nacional. Por eso, afloran esos hongos envenenados que prometen el cielo en esta tierra quemada por los corruptos.

A Podemos se les hecha en falta muy aguzadamente su falta de talante democrático, su ausencia de capacidad para el diálogo, su forma autoritaria de abordar el discurso político, donde se trata al adversario como un enemigo a batir. Si el candidato a secretario del PSOE vuelve a su cargo y en su afán presidencialista pacta con Podemos para lograrlo, como ya amagó el pasado año, significaría una deriva de los socialistas hacia un pasado superado y, lo que es más peligroso para España, un posible gobierno dominado por la extrema izquierda podemita. Eso es lo que anida en esta acción, que aunque  no prospere, sienta la duda y mina al socialismo histórico, que es su principal objetivo: hacerse con la representación exclusiva de la izquierda española, obteniendo al mismo tiempo una estructura de aparato partidista que no tienen.

La otra pose siniestra de Podemos es pecar de lo que tanto critican a otros: Mirar para otro lado, cuando se les recuerda ser tarifados del chavismo y pedirles la denuncia de sus benefactores bolivarianos, que han convertido a Venezuela, en la figura de Maduro y su banda de delincuentes, en una dictadura. Siempre escurren el bulto o directamente justifican lo imposible: la acción criminal que ejecuta el régimen castro-comunista en estos días y que viene instalando desde 1998.

La eurodiputada Beatriz Becerra, lo ha declarado con meridiana claridad, cuando la Euro Cámara acordó su reprobación a ese gobierno. “Venezuela es hoy una tiranía. No hay comida, ni medicinas, pero el gobierno liquida las últimas reservas de oro, dispuestos a armar a medio millón de milicianos. Al más puro estilo narco, el régimen chavista está ejecutando a sus propios ciudadanos. Sin embargo, los venezolanos no se rinden. No se rinden las mujeres desarmadas haciendo retroceder carros blindados. No se rinden los estudiantes atendiendo a sus compañeros tiroteados. Maduro, aislado y señalado como dictador criminal, aisla a Venezuela sacándola de la organización de estados americanos. Maduro pertenece al club de Pinochet, Videla o Fujimori. Videla tiraba a los opositores al mar. Maduro les dispara a la cabeza. Europa, el mundo entero, todos, tenemos que tomar partido. Porque la democracia es la única esperanza que le queda a Venezuela. Restaurar el orden constitucional, liberar a los presos políticos y convocar elecciones. Éste es el partido que toma Europa. Señores de Podemos e Izquierda Unida o se está con la mujer desarmada que detiene al blindado o se está con quien da la orden de disparar. Ustedes eligen. Gracias.”

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