Andalucía en el mundo

28 Feb
Al Sur de España, Andalucía abierta al mundo

 

Hoy es el Día de Andalucía. Una tierra ancha y no ajena. Ningún dolor le ha sido extraño. Con la mayor población de las CCAA, celebran hoy ser andaluces de España

Ante la persistente lluvia secesionista, Andalucía reafirma pertenecer a una nación de naciones unidas por la historia, que no ha sido precisamente alegre en todo momento. Tierra de aluvión, ha visto pasar la vida de civilizaciones mediterráneas para formar una identidad de solidaridad. Conoce a fondo el exilio forzado por la ideología excluyente y por el hambre. Porque esas enseñanzas no se olvidan, hoy también ha aprendido que vivimos en un mundo donde la acogida al extranjero que padece persecución es un deber ineludible. Por sus costas andaluzas llegan los más pobres de África en busca de un El Dorado, que no brilla como creen, pero que posee la infinita fortuna de ser esta vieja Europa, que aún busca su destino en el mundo global. Dijo Federico García Lorca en su visita a La Habana en 1930, que Andalucía terminaba allí. “Si yo me pierdo, que me busquen en Andalucía o en Cuba”, y aquí lo perdimos, aún no lo hemos encontrado. Sabía el poeta de lo que hablaba, porque la identidad andaluza y española también reside en la América Latina toda. Y en esta hora, cuando los hermanos de allá sufren persecución, especialmente los venezolanos, y la violencia y la pobreza no se termina, Andalucía tiene el deber y el compromiso de dar la cara por ellos. Hay muchas formas de ayudar a quienes acogieron a miles de andaluces y españoles de todos los rincones cuando por aquí se sufría las mismas afrentas a la libertad. Que el Gobierno andaluz no olvide y recuerde especialmente en este día grande, que les debemos nuestro apoyo.
Esta Andalucía que celebra hoy su independencia, que ha avanzado tanto en tan poco tiempo que llevamos de libertad, que guarda sus errores y desaciertos, que los hay, tiene que plantarse ante el mundo. Este de ahora, otro bien diferente a aquel tiempo cuando proclamó que era, por derecho propio e histórico, una Comunidad Autónoma tan grande como cualquiera otra de las que forman ahora este país milenario. Es hora hoy de revisar lo que se ha hecho bien, lo que mal y lo que falta por hacer. Casi nueve millones de andaluces no sólo lo merecen, sino que lo reclaman. Los dirigentes todos, y no sólo los políticos, tienen que asumir ese compromiso con valentía, honradez y determinación. Andalucía no puede seguir esperando lo que aún no ha alcanzado.
Lo sabe, porque lo ha declarado a la prensa, la presidenta, Susana Díaz. Diversificar la economía es una prioridad insoslayable. El salto hacia el pleno empleo, aún enquistado en la gran familia andaluza, no puede esperar. El compromiso con la educación pública superior, empobrecida por una deuda millonaria, tampoco. El apoyo sin dudar a la investigación científica, que se hace en los laboratorios universitarios es la garantía de tal avance. La industrialización de todos los sectores agrícolas, ganaderos es otra vía que necesita mayor impulso desde la administración. Lo que fue fuerte sector marinero, los astilleros, igualmente. La industria que nace en la pesca del extenso mar nuestro, lo mismo. La grande industrialización que ha mantenido los presupuestos a flote, el turismo, es un conocimiento que debe exportarse. Pero Andalucía ha mantenido el equilibrio, con demasiado riesgo, en poca producción en una misma cesta y en ayudas europeas, que ya no son lo que fueron. La palabra mágica es diversificación. Los que mandan aquí lo saben, pues esperamos que saquen las manos de los bolsillos y se arremanguen las mangas de sus camisas. Todos aquí los vamos a apoyar.
Aunque este Sur ha avanzado en estas tres últimas décadas largas, los datos oficiales aún son desoladores. La Web de la Junta de Andalucía da estas cifras para 2015. Mayor nivel de paro de España, 31,5%. Menor PIB per cápita, 17.833 € (76,6% de la media española). “La estructura económica de Andalucía se caracteriza por el gran peso de su sector terciario, que representa el 77,3% del Valor Añadido Bruto regional, mientras que la industria y la construcción suponen un 18% y el sector primario un 4,7%”. No todo es negativo. La agricultura es pujante en el Valle del Guadalquivir, los cultivos de Huelva y Almería. Aunque con fuerte competencia desde Marruecos. El turismo litoral, animado por el rural. Concentraciones industriales en las principales capitales de provincia. Y la innovación tecnológica, donde el Parque Tecnológico de Andalucía, situado en Málaga, es una guía de referencia mundial. O las exportaciones de productos andaluces que alcanzó en 2016, 25.648 millones de euros (un crecimiento del 2,7%). Aún se puede hacer más.
Hay que celebrar hoy, sobre todo, que estamos ante un segundo lanzamiento de la marca ‘Andalucía’. Que será posible limpiar esos datos, aún negativos, si la planificación hacia un pleno y real desarrollo se hace sin más demoras. Hay talento suficiente y ganas. Los premiados hoy en Sevilla y los que vimos en el acto similar aquí en Málaga, lo atestiguan sin lugar a dudas. Que la dirección esté a la altura del momento histórico que vive España toda, es lo que se espera. Nada más ni nada menos.

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