Ciertos bancos, que en sus ratos libres hacen sondeos, permutan rankings universitarios y cosas parecidas, dicen que ‘Populismo’ es la palabra del año pasado
En esta ocasión en concreto lo dice la Fundación del Español Urgente, que promueven la Agencia EFE y el BBVA. Interés informativo y lingüístico es la guía de este ranking de nuestro idioma apaleado por tirios y troyanos. La palabra ganadora representa y da significado a un fenómeno mundial que se expande por el mundo a derechas e izquierdas. Hasta el Imperio del capitalismo internacional ha caído bajo su embrujo, representado por un mago empresarial devenido en político. Sin olvidar el cúmulo de titulares de prensa que han dado especímenes políticos como Vladimir Putin, Nicolás Maduro o nuestro nativo Pablo Iglesias, sin ir más lejos. Es curioso que palabra tan longeva vuelva a ponerse de moda. La prensa y su ayudante, las RRSS hace el milagro. Y la citada Fundación toma el testigo.
Este es el cuarto año que escogen palabras. En 2013, salió ‘escrache’; en 2014, ‘selfi’ y en 2015, ‘refugiado’. Este año ha podido salir ‘desgobierno’ o ‘pobreza’ o ‘terrorismo’ o ‘brexit’ (pero esta no es español). Hubo finalistas, que algunos medios daban como posibles ganadoras: ‘Sorpaso’, castellanización del vocablo italiano, que estuvo muy actual cuando en España se ventilaban elecciones, van y vienen. También ‘abstenciocracia’, un neologismo al que tan aficionado es la Prensa, y en relación al mismo tema electoral, que ocupó todo 2016, mientras el país seguía avanzando a través de la evasión de impuesto de las estrellas y de la llamada ‘economía sumergida’. Y una palabra prestada del mundo estadounidense: ‘Posverdad’ (del que ya escribimos un artículo), que se originó en la campaña de Trump/Clinton, pero que llegó tarde a los cómputos finales de este ranking. Así, que nos quedamos con ‘Populismo’, que seguirá dando titulares en este nuevo 2017.
¿Pero qué es el Populismo? El más cercano es el que explican los que se autodefinen como populistas. Basta interpretar superficialmente las arengas de Iglesias, el joven. Pretenden devolver todo el poder a las masas populares, léase el pueblo llano, frente a la casta explotadora que les ha esquilmado tal potestad. Si se estudia un poco, se recuerda al camarada Lenin, diciendo aquello de todo el poder a los soviets, es lo mismo. Dicho de otra manera, el populismo de hoy abarca una amplia gama ideológica, con las consignas emotivas de dar respuestas simples a problemas complejos. Por eso es que cuando llegan a gobernar (y gobiernan en Madrid, Barcelona, Cádiz, entre otras ciudades) las consignas no las pueden aplicar de manera automática: Gobernar no es tan fácil.
En esta implantación de palabras tiene mucho o todo que ver los Medios, que imponen modas desde la observación de fenómenos reales. No es casual que Podemos haya conquistado cinco millones de votos o que el tradicional representante de la izquierda progresista, el PSOE, esté en medio de un revuelo ideológico por culpa del Populismo. A partir de tales hechos, el periodismo aplica la palabra con todas sus connotaciones positivas o negativas, según el posicionamiento del Medio. Los lingüistas, que poco o nada tienen que ver con el periodismo, aunque es éste el que marca el ritmo, dicen que eso se llama ‘relexicalización’. De tanto leer y escuchar ‘Populismo’, se acaba por adoptar, como si fuera una palabra nueva, aunque ya en los años cuarenta la rescató y popularizó el general argentino Juan Domingo Perón, en esos años habría ganado ‘peronismo’.
Entre las finalistas de este año que acaba de concluir, estaban algunas curiosamente actuales: ‘Youtubero’ del inglés ‘youtuber’. Y ‘ningufonear’, también de anglosajón ‘phubbing’ (los que solo prestan atención al móvil). Muchas palabras inglesas, que es el idioma más propenso a acuñar neologismos e imponerlos como moda a seguir. También corrieron en la final: ‘Bizarro’, ‘cuñadismo’ y ‘vendehumos’. Pero se impuso ‘Populismo’, una moda que ha vuelto del más profundo pasado político, donde el citado Lenin y Stalin o Hitler, recorrieron los titulares de su época ofreciendo el cielo en la Tierra y solo lograron hacer aparecer el más tenebroso infierno a su paso.
Es curioso igualmente, que la palabra terrorismo no haya calificado ni siquiera como finalista. Es vocablo de uso casi diario en la prensa mundial. Cuando no es Francia es Turquía, sin contar a Siria o Irak. Tal vez haya sido un descuido de los analistas de la mencionada Fundación o que fuera de tal profundidad y alarma social que prefirieron la menos punzante de ‘populismo’. Si 2017 será mejor, igual o incluso peor está por verse. Mientras tanto atentos a esa palabra que la política del cambio extremo ha puesto de moda.