El móvil 10.0

10 May

La alerta está sonando: Desde los 10 años ya son adictos al móvil

La combinación del mundo de siempre con el digital ha hecho surgir a nativos que comienzan, desde muy chicos, a vivir en un mundo nuevo y fascinante

Como otras rutinas adictivas, el móvil también lo es. ¿Cómo habíamos vivido hasta ahora sin ellos? Sobre todo, los adolescentes españoles están enganchados al artilugio, y viven en un universo paralelo donde habitan sus colegas de generación. Como toda tecnología, su mal no está en sus servicios, sino en los usos. En clases, hay que prohibir que lo utilicen, porque no es posible atender al profesor y al móvil al mismo tiempo. La distracción de otras tareas, por ejemplo, es una de las mayores preocupaciones de los padres de esos chicos. Una ONG, ‘Padres 2.0’, viene trabajando en tal sentido. Les preocupa la defensa de la infancia y la adolescencia en Internet. Creen o atisban que el excesivo uso de RRSS es muy perjudicial para el normal desarrollo hacia la madurez. Han dado cifras en la prensa de estos días. Ya tratan como pacientes a niños entre los 10/13 años, adictos tempranos al móvil, que se extienden de los 14/17 años, de una edad demasiado prematura para discernir que la verdad del mundo real no está necesariamente en las pantallas de su teléfonos portátiles.
Se estudia ahora esta situación con palabras nuevas: tecno adicción, cyberbullying, nomofobia. Términos que van definiendo un nuevo panorama que asalta, principalmente, a los más jóvenes, aunque los adultos no están exentos de las misma adicciones. La nomofobia es un miedo irracional a dejar de estar conectado. El móvil se mantiene encendido día y noche, como velando el sueño del universo paralelo, donde residen las mayores noticias de los compañeros, que siguen conectados sin dar tregua a la vigilia. Ya un 75% de los jóvenes españoles asegura no apagar su terminal durante las horas de sueño. ¿Cómo afecta eso al descanso? Estamos ante nuevas amenazas, cuyas soluciones están por ser encontradas.
Se está pudiendo establecer algunos síntomas persistentes de esta tecno adicción. Irritabilidad y cambios de humor, producidas por la ansiedad que les ocasiona no estar con el móvil en la mano. Alteración del sueño al estar pendientes, aunque dormidos, de que su móvil puede transmitir un mensaje. Incapacidad de organizar una agenda de tareas rutinarias, que es sustituida por el único elemento importante de conexión con su realidad particular y excluyente. Merma en el rendimiento académico o laboral de los niños, jóvenes o adultos, que bajan sensiblemente en sus repuestas y labores de la rutina que conlleva los estudios o tareas del trabajo.
El ciberbullying es el uso de los medios telemáticos (Internet, telefonía móvil y videojuegos online principalmente) para ejercer el acoso psicológico entre iguales. No se trata aquí del acoso o abuso de índole estrictamente sexual ni los casos en los que personas adultas intervienen. En la preocupación de la citada ONG, está este apartado que incluye a niños y/o jóvenes adolescentes acosándose entre sí. Tal acoso se caracteriza por chantajes (‘tengo unas fotos tuyas desnuda/do”), vejaciones/insultos gruesos, pero siempre entre iguales en edad. El origen de la palabra compuesta en inglés, parte de bullyng, que es un acoso en directo, singularmente en los centros de enseñanza. Los diarios recogen tales cacerías más de lo que podría pensarse. El ciberbullyng posee la característica de la opacidad o cobertura que da la misma tecnología. El agresor puede no mostrar su verdadera imagen, lo cual acrecienta el terror en el acosado. También lo que se muestra del agredido puede ser un montaje foto-videográfico. Es el uso de la Red libertaria en pos de producir daño, injuria, deterioro de la imagen personal, perjudicar a un menor en definitiva, sin que éste pueda defenderse.
El uso de las RRSS se ha extendido con la ayuda de las plataformas al uso. Según el CIS, un 81% de los españoles interactúan en ese campo. Chatear y enviar mensajes es el uso mayoritario. Ver y escuchar música le sigue en afición. Espiar a los contactos para ver qué hacen también supone un rato de diversión cibernética. Los niños y jóvenes atrapados en la fascinación del mundo paralelo y exclusivo de sus colegas y ‘amigos’, corren el riesgo de apartarse da la realidad verdadera y no obtener ni consolidar las herramientas para su desarrollo como adultos responsables. Quienes estudian y están alertas contra estas novísimas formas de acoso y distracción, alertan sobre el peligro real que esto significa para la juventud española y mundial. Lo cierto es que se lucha contra una afición que llegó, se desarrolló y se ha instalado como una forma irreversible de nuestras relaciones humanas. El ciberespacio es inabarcable, insondable y estupefaciente.

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