Corruptolandia

19 Abr

La ola que no cesa.

No hay mañana que no salte un despistado con empresa off-shore. O que las ‘manos limpias’ se manchen de extorsión o que pillen a un alcalde sin saber nada de nada

Aún no se ha podido establecer quién inventó la rueda, ese gran descubrimiento que ha movido a la humanidad desde los más antiguos hasta los vehículos que corren por las calles y autovías de la posmodernidad. Ahora, desde las universidades más señeras y aquí en Málaga, un grupo de investigación se podría plantear quién o quiénes crearon la corrupción. Una plaga que ataca por igual en democracia que en dictaduras. Las hipótesis son varias, a saber: fueron los políticos, fueron los empresarios o ambos a la vez; fueron los banqueros, fueron los economistas, fueron los abogados o ambos a la vez. El estudio va dar trabajo y esfuerzo. Ahora que el off-shore está de moda y que los dineros se refugian en paraísos fiscales -a la sombra palmeral tropical o de las montañas europeas-, la corrupción alimenta los titulares de portada de periódicos y las Redes Sociales hierven en rumores, comentarios ácidos y tiro porque me toca.
Si la Justicia hace su trabajo y condena a un ladrón de cuello blanco, y el pájaro cumple en su jaula, una vez libre se dedica a repatriar el dinero sustraído de su propio banco –el caco vivía dentro– hasta que la Justicia le ha echado el guante nuevamente. El punto a destacar es que han pasado quince años, para atraparle de nuevo. El fallo justiciero fue que con la primera condena nunca se exigió devolver la pasta robada. ‘Sigan el dinero’, recomendaba ‘Garganta Profunda’ a los chicos del Post. Esa es la clave. Como los nuevos depositarios de los Paraísos del dinero, éste avispado banquero nuestro ya sabía muy mucho de cómo entrar y salir de esos remansos del botín. Conocer un banco por dentro da mucha ventaja a quien lo dirige.
También están los promisorios defensores de los desposeídos. Gente sencilla que, con las manos blancas, está para servir a la comunidad de vecinos, pero que son tentados por el maligno y usan sus guantes níveos para extorsionar a quienes quieren denunciar por estafas varias. ‘Si me pagas unos millones, no te denuncio’, dice la prensa que decían a sus víctimas. Aquí se acabó la vergüenza. La palabra ya no se empeña porque carece de valor. Estrechar una mano no significa ni los buenos días. Los limpios defensores de las causas pérdidas vieron el cielo azul sin nubarrones. Apuntaron a lo más alto. Y no duraron en mancharse las manos blancas. Los fiscales tendrán que probar el delito. Pero un titular de prensa queda marcado a fuego en los ojos de los lectores.
Y aparece otro ayuntamiento. No es cualquiera, es Granada, la de Agustín Lara, el mexicano más español y andaluz que ha existido. Ahora a la letra de su canción habría que agregar, que además de ‘lindas mujeres/de sangre y de sol’, Granada está llena también de manejos dolosos del erario público. El honorable alcalde no se ha enterado de qué se le acusa, nadie le ha explicado nada, lo que pasaba dentro de su Consistorio le era ajeno. Su Partido Popular lo ha expulsado, como medida cautelar. Él se niega a dejar el bastón de alcalde, tal vez lo use en su defensa. Las causas similares urdidas en los ayuntamientos españoles son miles. Desde los más famosos, donde destaca Marbella, expoliada por la banda Gil, hasta los pequeños municipios que rodean a Madrid o Barcelona. Esto es una rebatiña a ver quién recalifica más terrenos, quien coge más comisiones, quien mira para otro lado con más miopía. La gente se cansa de pagar impuestos, mientras los del poder se forran con billetes de bancos ajenos o propios.
Y está el desgobierno. Los del PP no pueden formar uno nuevo, los de la oposición no logran un acuerdo de mínimos. España va bien con un gobierno en funciones que no funciona. La pasada semana fue negra total para el PP. Su alcalde de Granada y el ministro off-shore. Se fue con el cese en la mano. ‘No podemos tener un ministro que tiene empresas en Paraísos Fiscales’, ha dicho el cobrador del frac gubernamental. Fulminados el alcalde y el ministro, pero no parece suficiente esos ceses. La honradez de los que gobiernan a España está tocada. Esto sin citar nuevamente al gerente eterno, al hombre de los sobres bajo el escritorio. ¿Cómo va a terminar esto, quién va a poner orden aquí? Con nuevas elecciones en el horizonte del verano, y con la previsión de resultados más o menos similares, formar un gobierno nuevo donde esté el PP, parece harto difícil. Los españoles pasan un rato largo de nuevas promesas electorales, de eslóganes manidos, de esperar a un Godot que nunca llega. El eterno ‘vuelva usted mañana’ parece instalado como un chip indestructible en el disco duro nacional. Vaya tropa de impresentables. Pero hay ‘hombres buenos’, asegura Arturo Pérez-Reverte, lo que pasa es que son del siglo XVIII, el de las Luces, claro.

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