El crudo futuro

15 Mar

La ultima esperanza latinoamericana derrumbada

El sostén del petróleo en Latinoamérica se desploma. 2015 ha sido un año de caída libre del precio internacional, que ha puesto en fase terminal a la economía de la región

Petrobras (Brasil) y Pemex (México) han sido los buques insignias que han sostenido el crecimiento de sus economías. Ya no lo son. PDVSA, la otrora gran empresa nacional de Venezuela, uno de los países con las mayores reservas del mundo, también ha sentido en la nuca el vapor de los precios a la baja. Los tres grandes conglomerados tienen un común denominador: la corrupción, al haber sido la correa de transmisión de los faraónicos proyectos de desarrollo, que casi nunca se realizaron o de la financiación de la revolución bolivariana, que compraba deudas externas o prestaba dinero a fondo perdido a otros países. El maná que llovió a 100 dólares el barril, durante la década chavista, ha dejado de caer. Destaca la situación interna de Venezuela, donde ya importan gasolina para el mercado interno, y los ciudadanos de a pie tienen que hacer cola durante seis/siete/ocho horas para comprar, cartilla de racionamiento en mano, cualquier producto de uso diario.
Aquel Oro Negro ha devenido en una pesadilla. De exportadores natos a razón de 2,5 millones de barriles/día (b/d) a importadores –por primera vez en su historia petrolera– de 550.000 unidades desde EEUU. La OPEP ha dado en su informe anual, que PDVSA bajó su producción a 2,7 millones b/d de los tradicionales 3,7 b/d, antes de 2003. Las previsiones en aquel año, fijaban un techo de 5 millones b/d. La situación financiera de dicha empresa pública venezolana ha cambiado de ser el motor de su economía a haber alcanzado una deuda de unos 95.000 millones de dólares. La combinación de la pésima gestión de la petrolera venezolana con la caída del mercado internacional, ha incidido directamente en la vida cotidiana del pueblo, sin discriminar entre chavistas y opositores. PDVSA ha sido el sostenedor de la economía en Venezuela al aportar un 97% del ingreso de divisas. Un manantial inagotable, que funcionaba con unos 40.000 empleados. La revolución bolivariana ha incrementado esa nómina a unos 350.000. Pero la productividad no ha subido en tal proporción, sino que se ha derrumbado. La trampa se ha cerrado sobre la población. Al tener PDVSA tal déficit de dólares, y ser Venezuela un país que importa el 80% de los productos que consume, la caída de las importaciones ha sido automática. La escasez aguda de medicinas, alimentos y otros productos es la raíz del desabastecimiento generalizado. El nuevo Parlamento ha abierto una investigación para esclarecer la sospecha de que se defraudó al Estado unos 7.000 millones de euros entre 2002/2014.
Por Brasil la cuestión petrolera abarca a la política en forma parecida. El encadenamiento del boom petrolero brasileño al Partido de los Trabajadores (PT) en el poder, ha sido la espita abierta en el corazón de Lula y de la presidenta, Dilma Rousseff, su compañera partidista. Petrobras sufre por igual la caída del mercado mundial, pero también la investigación en su contra. La empresa pasó de valer unos 15.000 millones de dólares en 2003 a 200.000 en 2008. El ‘milagro brasileño’ iba a ritmo de samba. Sus más altos ejecutivos cobraban el 3% -una comisión mágica, recuerden a Cataluña– por cada contrato firmado. Y, además, era la línea directa para financiar al PT. Lo paradójico es que, además de que el precio de Petrobras ha caído a 19.000 millones, pese a las inmensas reservas descubiertas, la deuda acumulada alcanza a los 137.000 millones de dólares. Intentando sobrevivir al escándalo, siguen despidiendo empleados, paralizando los planes de exploración y extracción, para justificar el inmenso agujero que han abierto en el país ‘mais grande do mundo’.
Pemex ha encontrado un pozo sin fondo. México, sacudida por los asesinatos sin resolver, por las bandas de asesinos ligadas al narcotráfico, que campan a sus anchas por el norte fronterizo, tiene ahora una nueva telenovela negra. El mismo esquema de Brasil y Venezuela. Un bien engrasado sistema para financiar al Estado aportando un 30% del presupuesto público en 2014, pero con la situación mundial, ese aporte se ha venido al suelo. Las soluciones, miles de trabajadores al paro y hacer frente al déficit acumulado. Una deuda total de 87.000 millones y un pasivo de 147.000 millones. El oro negro mexicano convertido en la peor pesadilla de su historia. Pemex tiene unos 150.000 empleados, 100.000 pensionistas directos, pero su liquidez está más que mermada. La empresa ha sido intervenida por el presidente, Enrique Peña Nieto, que ha destituido a su director general y anunciado un ajuste de más de 5.000 millones de dólares y despidos masivos. La terapia de choque poco podrá hacer contra el derrumbe mundial de los precios del crudo.
El otro país en este club de perdedores del derrame petrolero es Colombia. Su empresa nacional, Ecopetrol ha anunciado pérdidas millonarias durante 2015 (1.200 millones de dólares), aplicando las mismas recetas: reducción del gasto en inversiones y ajustes importantes, reduciendo el salario de sus directivos en un 15%. Esto sucede en un país que se apresta a acabar con 50 años de guerrillas, y pese a que su economía es de las que más ha crecido en la última década, ahora sufre las consecuencias de haberse dejado encandilar por ese maná negro y caro. La América Latina está en una nueva ola de ajustes profundos, aunque sigue sin encontrar la vía al desarrollo sostenible.

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