La revolución bolivariana está colapsada. Las arbitrariedades del régimen de Maduro/Cabello presagian el peor escenario. Hoy se instala la nueva Asamblea Nacional con mayoría opositora
El omnipotente régimen madurista, en la mejor tradición de los soviéticos europeos, decreta que el pueblo se equivocó al dar el voto mayoritario a los 112 diputados de la oposición. Como padre regidores de los destinos de la patria comunista, los ciudadanos son como niños a los que hay que tutelar, porque pueden equivocarse al votar. Ofuscados como están por la escasez de alimentos y medicinas, por la agresividad de la delincuencia común, desatada y armada, el pueblo ha errado su voto. Por tanto, se ven obligados a nombrar jueces proclives a cumplir las órdenes del soviet supremo: Maduro/Cabello, desconociendo los resultados, escamoteando a 3 diputados electos para que el Parlamento no tenga capacidad de maniobra contra el Ejecutivo y el Legislativo. Mantenerse en el poder lo es todo, el objetivo supremo. Por la revolución vale toda maniobra, contra la revolución nadie, ni nada puede levantarse.
Venezuela es un país a la que esta pandilla de vociferantes comunistas ha colocado a las puertas de la miseria, a pesar de ser el territorio más rico de toda la América Latina. A esta fecha tienen una nación hipotecada a los chinos, a los organismos financieros internacionales y a sus propios acuerdos secretos –que se van desvelando– con las redes del tráfico de drogas y las del terrorismo internacional. La revolución de Hugo Chávez, inspirada por un bolivarianismo de salón de apuestas clandestinas, ha desembocado en el mayor latrocinio de la historia de Venezuela. Reconstruir el tejido productivo, recuperar el optimismo proverbial de los venezolanos, su destruida clase media, la diáspora de cientos de miles de familias dispersas por el mundo, la vida ciudadana en armonía democrática va a costar mucho tiempo. La herramienta está en esa nueva Cámara de diputados. No va a ser fácil, ya se ve cómo han maniobrado para mantener las riendas del poder absoluto. Comienza una batalla por la democracia, para recuperar un país, donde antes los socialdemócratas entregaba el poder a los socialcristianos o viceversa, y se brindaba por igual con marxistas, sacerdotes o rabinos. Y los militares no jugaban a ser políticos.
Los líderes chavistas, Maduro/Cabello nunca han sido demócratas, siempre han demostrado su bis antidemocrático. Han colocado a sus fichas como jueces del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), para que decreten el fallo contra unos diputados electos, y dejar a la Asamblea sin la mayoría calificada. Han dicho compulsivamente que no soltarán a los presos políticos; que ningún exiliado va a ser bienvenido y han inaugurado una Asamblea Comunal paralela. La trampa se ha cerrado. Estos van a morir matando. La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha reclamado la ayuda internacional para poner freno a esta banda de desalmados. Han dicho que se presentarán hoy con sus 112 diputados electos. La pelea está servida. Los militares, politizados por Chávez con su ‘Patria o Muerte’, son una clave a tomar en cuenta. Hay malestar por la injerencia cubana directa entre sus filas. Ante esta tesitura de golpe judicial-institucional, las Fuerzas Armadas pueden inclinar la balanza o hacia el respeto popular o para afianzar aún más a quienes representan al Estado fallido en que han convertido a Venezuela.
La situación de Venezuela en datos. Al final de 2015: PIB en 10 puntos negativos. Inflación cercana al 250%. Cambio en el mercado negro o paralelo 900 bolívares/dólar; 120 veces el oficial de 6,30 bolívares/dólar. Un país dolarizado, que incide directamente en el alza constante de los precios de los productos importados, un 80% de lo que consumen los venezolanos. Un país exportador de capitales para financiar a otros procesos revolucionarios: Cuba, Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, islas del Caribe, cuando el barril de petróleo estaba a 100 dólares o más. Ahora, con un crudo venezolano a menos de 40 dólares, la ilusión bolivariana de una América roja se derrumbó. El capital en reserva ha bajado de 14 mil a 7.000 millones de dólares, con lo que la capacidad de maniobra para refinanciar préstamos internacionales está mermada. Podrían echar mano de activos líquidos, otros 7.000 millones/dólares, de Citgo (comercializadora de combustible venezolano en EEUU). Podrían seguir pidiendo préstamos a China, que este año les ha otorgado 4.000 millones/dólares, pero esos están vinculados a una reducción en el suministro petrolero a ese país, cosa a la que los chinos no estarían dispuestos. La situación económico-financiera es catastrófica. Sin reservas y el precio del petróleo en su cota más baja, tendrán que acudir a la reestructuración de la deuda externa. La recesión está entrando por sus puertas.
Todo este panorama de inevitable deflación, está acompañado de una crisis social aguda. Las personas tienen que madrugar para acceder a un mercado, y adquirir la cuota que le corresponda de alimentos o medicinas que encuentre en las estanterías. La pobreza alcanza el 70%, la extrema un 50% de los venezolanos, unos 25 millones de personas en precario; un 150% más que 2013, cuando Maduro se hizo presidente. El estraperlo se ha masificado con personas que hacen esas colas y revenden a precios más altos. Desde Miami se ha organizado una red de envíos de cajas con productos y medicinas. Esta es la Venezuela que han creado los jerarcas de la revolución ‘bonita’ del comandante eterno, Hugo Chávez.
Felicitaciones Carlos, mejor imposible… Ese breve resumen de 16 años de desastre, destrucción y miseria al que han sumido a nuestro país. El habernos hipotecado por años, quizas décadas y dos generaciones pedidas será un trabajo arduo para los que nos quedamos. Un abrazo amigo…