Votos locales

15 Dic

Ante la previsión de una alta abstención, votar es un derecho y casi un deber

Dicen los políticos en liza que no creen en las encuestas, pero viven pendientes de lo que vaticinan. Una de estas da ganador al PSOE malagueño

Los Ciudadanos fagocitan al PP. Los socialistas sacan ventaja del inmenso granero andaluz, no les hace mella Podemos y ganan en Málaga. Tanto los dirigentes socialistas locales, como Miguel Ángel Heredia, y la andaluza, Susana Díaz declaran sin fisuras su apoyo al candidato Pedro Sánchez. Presentar un bloque sólido es la única forma de blindarse contra los que pretenden adelantarles por la izquierda. El patrimonio del voto socialdemócrata y de un socialismo sin experimentos arriesgados lo marcan ellos. Los Ciudadanos, logran dos diputados a costa de arañar a fondo el voto del PP. En Málaga, Podemos se queda con uno, que escamotea a IU. En el conjunto de la región andaluza, el PSOE alcanza 26 escaños, PP 22, Ciudadanos 9 y Podemos 4. Esto lo dice Celeste-Tel, lo ha hecho consultando a 3.200 andaluces mayores de 18 años, entre el 1 y el 12 de diciembre. Lo ha publicado este periódico el pasado domingo.
La primera observación es que los dos partidos mayoritarios, siguen siéndolo (48 diputados entre los dos) por 13 de Ciudadanos y Podemos. No se rompe el bipartidismo así como así. El PP parece el más perjudicado por la aparición de ese homólogo juvenil, que es Ciudadanos. Mientras que Podemos, sólo pesca en la disidencia radical de IU y los dispersos movimientos que pululan a la izquierda más alejada del centro. La segunda mirada deja claro, que si estos resultados posibles se extrapolan a toda la nación y aparecen en la noche del domingo 20 de diciembre, el partido ganador no podrá gobernar solo, sin el apoyo explícito o la abstención de su investidura. Pero para eso no se necesita ningún sondeo. Es una apreciación generalizada de todas las cocinas partidistas.
Esta contabilidad del voto malagueño se refleja en otras provincias. En Huelva y Jaén, por ejemplo, los socialistas del PSOE barren sin dejar un solo diputado para los partidos debutantes. O en Sevilla, donde obtendría el doble de votos que el PP. A pesar de esos buenos resultados, la comparativa con las elecciones regionales, donde los socialistas se quedaron a las puertas de la mayoría simple para formar gobierno y necesitaron el apoyo de Ciudadanos, el aluvión de apoyo andaluz a su candidato no parece materializarse tan abultadamente en esta ocasión.
Finalmente, lo que refleja este sondeo es que lo que aprecian los encuestados o lo que desearían que sucedieran en las urnas el próximo domingo es que ganara el socialismo andaluz. De esa pregunta salen los siguientes resultados: 1) PSOE con casi el 30%; 2) PP con 24%; 3) Ciudadanos con 16%; Podemos con 8,8%; IU con 4,8%; y un 14,6% de los que aún no se han decidido. La tendencia es igual a la comentada más arriba. Los dos grandes, ese bipartidismo vilipendiado, acaparan el 52%, mientras que los jóvenes se quedan con un 24,8%. Lo que viene es el pacto para poder gobernar con los menores sobresaltos posibles, aunque los habrá.
Esta ha sido una campaña subrayada por los debates, por el plató de televisión sacando audiencia a costa de los personajes en discusión política. Por un presidente del gobierno/candidato escurridizo ante debutantes que no tienen representación parlamentaria aún. Por un aspirante socialista primerizo, que balbuce ante los dos jóvenes agresivos a su izquierda y a su derecha. Que ha intentado imponer la tesis de que por la hoz y el martillo ya transitaron ellos antes que éstos. Y que los Ciudadanos son una extensión catódica de los conservadores de siempre. Se expresa, desde la voz gubernamental, que aquí o se sigue en la senda de un progresismo economicista o vendrá el caos y se perderá el camino ganado. Desde la otra orilla se lanzan petardos que explosionan en la cara de los responsables directos o no de la corrupción, que ha plagado los tribunales de causas inconclusas y ha inundado los bajos fondos de los partidos principales, los sindicatos, los bancos, las administraciones locales y otros organismos públicos y privados. Y, por supuesto, por los asesores electorales –muy en la onda publicista–, que vuelven a estar de moda tras los fogones de la cocina de los sondeos y pronósticos.
A cinco días de la cita con los colegios electorales, los indecisos pueden inclinar tanta prospección y dejar en la cuneta los vaticinios de los sondeos. También han vislumbrado algunos observadores la mala fecha escogida, un 20D a las puertas de una Navidad, donde la costumbre indica otras tareas, otras preocupaciones más íntimas y familiares, cuando la gente viaja y no está pendiente de ir a votar, porque sus prioridades son otras más personales. Por eso, predicen una abstención alta en esta ocasión. Como el voto es un derecho, pero no se percibe en España como una obligación, puede que tal predicción sea realidad. Así que si usted cree que también es un deber con esta democracia perfectible, no deje de acudir a su centro y meta la papeleta en la urna.

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