Incombustible a los cambios que soplan por todas las Españas, Paco de la Torre sigue en pie como la farola de Málaga. Pierde 6 concejales pero no el bastón de mando
El empuje socialista no fue suficiente para desalojar al provecto alcalde, que pese a bajar de 19 a 13 ediles, puede seguir gobernando con el apoyo directo o tácito de los Ciudadanos, que aparecen con 3 sillones por primera vez en el salón consistorial. La aritmética municipal no tiene nada que ver con Pitágoras, aunque sí y mucho con aquel rey del Epiro, que dio nombre al término pírrico, que es ganar la batalla, pero no la guerra.
Málaga, siempre destacando su perfil diferente, ha votado a conservar lo conocido, aunque dando un campanazo de atención a un gobierno municipal que, por primera vez en casi 20 años, pierde la cómoda mayoría absoluta a la que lo habían acostumbrado. Ahora, gobernar no será tarea apacible. La hora de los acuerdos, de pactar lo imposible ha llegado para quedarse. No se sabe si en ese terreno pantanoso, el alcalde pírrico podrá desenvolverse con acierto o si las imposiciones del compañero de viaje le harán retrasar decisiones que la ciudad necesita con urgencia.
Lo cierto es que hasta ahora gobernar era tarea de uno, fácil. Mayorías abrumadoras que aprobaban normas sin consenso político. Que decidían endeudarse en macro proyectos de dudosa rentabilidad. De alharacas partidistas de triunfo en triunfo. Ahora se impone la humildad del diálogo, cosa escasamente conocida en esta España del bipartidismo mayoritario. Pero, cuidado no está tan claro que pasar de una a dos, cuatro, cinco o seis agrupaciones políticas en ayuntamientos o CCAA vaya a resolver al vilipendiado bipartito que ha gobernado desde hace casi cuarenta años. Ponerse de acuerdo en esta tierra no está, que se sepa, en el ADN hispano. Habrá que aprender.
Málaga capital tiene aún mucho por resolver. La limpieza integral y barrio a barrio es una de ellas. Los contratos millonarios de los museos-franquicias, que no han tirado del voto popular es otro. El parque Campamento Benítez, otro proyecto por acabar. Dilucidar para qué sirve el Málaga-Valley. Conectar mejor con la Universidad. Un plan cultural más eficaz para los distritos. En fin, la lista es larga. Está por ver si los Ciudadanos aceptarán entrar en un Ayuntamiento plagado de asesores desatinados y que cobran demás, y a un jefe acostumbrado a mandar sin escuchar demasiado y con serias dificultades para trabajar en equipo. El ciudadano Juan Cassá, dice que ha llegado para cambiar las cosas, no se sabe muy bien a qué cosas se refiere y de qué cambio se trata.
Está el otro escenario, que los Ciudadanos no lo vean claro y se les aclare la otra orilla, que significaría pactar con PSOE-9/PODEMOS-4/IU-2/CIUDADANOS-3 con un total de 18 ediles reunidos. Esto, al día de hoy parece muy difícil, aunque no improbable. Pero, un cuatripartito tiene tela. Aquí no se hablaría de pacto, sino de un diálogo-consenso permanente durante cuatro años. Eso sí que sería una novedad para lo que habría que inventar otra palabra distinta a pírrico. Y serían todos contra un Paco en la bancada de la oposición, unos asientos que son bloques de hielo. Significaría una píldora difícil de tragar para el alcalde de la Torre enrocado en su despacho desde hace 15 años y con cuatro más por delante hasta sus 76 cumpleaños.
Después está el laberinto de la Diputación donde el PP de Bendodo ha perdido la mayoría absoluta. Aquí también la oposición tendría que pactar igualmente a cuatro bandas para lograr gobernar a la provincia. Un mesa de billar con demasiadas bolas a embocar. Nada está escrito aún. El recuento de votos de toda la provincia es lento y no viene en AVE. Lo más urgente es esperar, como le dijeron a Napoleón en Waterloo. Aunque la espera que desean los ciudadanos de a pie es que sea corta.