Si una virtud tiene Paco de la Torre es que trabaja muchas horas, aunque cobra poco. Ha calculado que gana 8,5€/hora, sólo algo más que otros empleados
Desde la gesta del agua con 11 litros escasos por ducha. No había emitido el alcalde de Málaga, ahora candidato a la reválida, un titular tan sorprendente. Aquel le costó recular y volver sobre sus duchas para dejar las tarifas del suministro acuífero casi como estaban. Ahora intenta justificar el bajo salario de los vigilantes de los nuevos museos-franquicias de Francia y Rusia. Sus asesores y él mismo pueden ser candidatos al premio Nobel de las ocurrencias. Asegura Paco que sí, que trabaja unas 400/horas/mes, con lo cual si divide su sueldo por ese cúmulo de minutos (algo más de 13 horas diarias) le da 8,50 euros netos por hora. Si sumamos unas 3 horas para comidas diarias, 1 más para movilizaciones y 1 para ejercicios, le quedan unas 6 horas de sueño. Completito el día por poco dinero. Justificar el bajo salario de unos vigilantes, contratados por la empresa concesionaria de los citados museos, diciendo que él gana igual o casi, se parece mucho a una travesura infantil que se intenta razonar con una calculada evasiva.
Habría que plantear si, efectivamente esos vigilantes cobran el salario del miedo a seguir sin trabajo, teniendo algunos de ellos una preparación superior con idiomas o es que Paco gana muy poco para la alta responsabilidad de dirigir la sexta ciudad de España. El trabajo nunca está bien pagado, menos en estos tiempos de la crisis económica/financiera más prolongada de la historia posmoderna. Los dichos vigilantes museístico ganan 5 euros brutos/hora. Con eso no se llega ni a la mitad del mes por mucho que se admire a Kandinsky o a Magritte. Como nadie, excepto Paco, se puede duchar con los medidos 11 litros de agua.
Los políticos, y éste no es la excepción, son malabaristas de la argumentación, sobre todo si están en elecciones. Habría sido más honesto aceptar que esos son salarios de hambre y aclarar con la empresa concesionaria la razón de esos bajísimos emolumentos. ¿Habría que recordar que la tal empresa cobra del dinero público? El hecho concreto es lo que ganan esos vigilantes por su jornada de trabajo. Y el otro, es la respuesta de Paco, quien ha querido decir sin decirlo, que si esos cobran poco, que no se quejen, que él también tiene una paga pobre.
Se ha vuelto a pasar sin frenar en las curvas. Si los empleados de los museos cobran 5€/hora, su sueldo total no llega, ni en sueños, a los 62.800€ brutos/año de Paco. Aunque trabaje esas 13 y pico horas diarias de lunes a domingo, no se puede justificar tal parangón. El alcalde sabe, tiene un Máster en Francia, que las comparaciones tienen que hacerse entre conjuntos similares, y estos no lo son.
La clave es que los cargos públicos electos con alta responsabilidad, como es un alcalde, deberían tener sueldos acordes a sus graves tareas. Evitaría que, como está plagada España, algunos metieran la mano en la bolsa pública para alzarse con ingresos ilegales, que le permiten veranear en las Maldivas o visitar Suiza sin llevar esquís. Por otra parte, salta lo que todo el mundo sabe, que los empleos que hoy se ofrecen están en las escalas del llamado minijobs, una modalidad que ha impuesto, como una salida al paro, la esclavitud salarial.
Cualquier presidente de una gran empresa privada, que como el Ayuntamiento de Málaga administre un presupuesto anual de 700 millones de euros, ganaría bastante más que Paco. Además, su junta directiva le pediría la cuenta de resultados cada año para mantenerse en el puesto. Los accionistas de un municipio son los ciudadanos, pagan impuestos y votan (en esta ocasión el próximo domingo). Los mecanismos de participación son aún escasos. Y por supuesto, el que sale electo y gobierna se queda cuatro año o más, mientras siga ganando elecciones. Claro, no se pueden comparar empresas privadas con públicas, pero el cálculo que ha hecho Paco da dos variables: él gana poco y los vigilantes de los museos trabajan casi gratis. No se puede justificar un salario miserable, diciendo que trabajen y callen porque el regidor tampoco gana tanto.
Este nuevo resbalón de Paco sí puede darle una merma de votos en las urnas del domingo que viene. Desde luego que los vigilantes aludidos no votarán por él. No son muchos, pero no sumarán. Como ellos, puede haber más ciudadanos que se aparten del eterno ganador de la alcaldía malagueña del PP, al comprobar que suele hacer mediciones sociológicas que no encajan con la dimensión humana que él mismo desea transmitir. Al final, las elecciones se ganan o se pierden a pie de barrio, tal como ha recordado este periódico.
El señor de la Torre debería descontar, de sus horas de trabajo como alcalde, el tiempo que dedica a las campañas electorales. Actualmente está inmerso en las municipales, hace un par de meses en las andaluces y el año pasado en las europeas.
En cuanto a los sueldos de los vigilantes de sala, hay que recordar que tienen contrato de formación. En esta ocasión el señor alcalde no ha hecho ninguna referencia a «la caridad», como cuando se le pidió, años atrás, que bajara el sueldo a algunos directivos del Ayuntamiento que ganaban más de 200.000€ anuales.
Este señor ha perdido el sentido común. Podría haber respondido cuánto cobraba por cada hora efectiva de trabajo cuando estaba en el Senado. La soberbia es mala.
Claro, el problema es que Paco de la Torre considera trabajo ir a un congreso del PP, o asistir a un partido de futbol en representación del ayuntamiento, o presidir el palco en Semana Santa, o ir a comer con otra gente a restaurantes de lujo… Todo eso lo metemos en el saco de horas de trabajo… Así yo trabajo 16 horas a 3.20…