UMA municipal

28 Abr

Más allá de un apretón de manos, representan a dos instituciones que se dan la espalda

Parece que las potencialidades (algunas hay) de la UMA están desaprovechadas por la sociedad civil a la que pertenece. María Gámez promete darle atención

Ahora que es tiempo electoral, toda promesa es válida y suena novedosa, fresca, posible, siempre que quien la proponga gane con suficientes votos como para darle cumplimiento. La Universidad pública española es deficiente, aún más ahora que la crisis le ha hincado el diente. Y la de Málaga no es una excepción. Se encontró a bocajarro con el Plan Bolonia, cuando la debacle de los bancos doblaba la esquina. Un compromiso europeo difícil de cumplir sin recursos económicos, que no ha habido ni los va a haber. La candidata socialista, María Gámez visitó el viernes pasado el campus de Teatinos afirmando que creará una oficina permanente de contacto entre el Ayuntamiento de Málaga y la UMA, para que ambas instituciones unidas miren mejor por la ciudad.
Los políticos municipales de ahora le han prestado demasiada poca atención a la UMA, salvo uno que otro terreno, un acuerdo por allí con un campus de El Ejido aún sin resolver y unos accesos al campus de Teatinos donde se corre peligro de muerte en los propios pasos de cebra, también sin atender o el fichaje de una profesora en lugar destacado en la lista municipal, un guiño que no parece suficiente, sino para cumplir con el expediente. Han estado más solícitos en ayudar a gestionar campus privados, ofreciendo instalaciones municipales o en crear valles tecnológicos sin contar demasiado con la capacidad investigativa de las Facultades técnicas. Se entiende muy mal que las dos mayores instituciones públicas de la capital no se apoyen en las sinergias propias y ajenas, para reflejarlas en el crecimiento ciudadano. No es sólo culpa municipal, que no se ha interesado suficientemente en el tema, también la propia Academia –y no sólo la de Málaga– vive en el limbo, en la nebulosa de la reflexión pura y teórica sobre la realidad, sin acercarse nada o casi nada a la misma.
Gámez pone en los titulares una propuesta, que hay que tomar en cuenta antes de que sus opositores corran a descalificarla. ¿Cuándo aprenderán que lo que es bueno para Málaga, venga de donde venga, hay que apoyarlo? La cuestión es sencilla propone crear una Oficina de coordinación UMA/Ayuntamiento, donde se estudien y se propongan soluciones a los problemas de la ciudad. El abanico es amplio: desde el medioambiente, movilidad y empleo a la diversidad de los que aquejan a la sociedad malagueña. No será fácil, porque la burocracia universitaria y municipal son paquidermos ancianos, que caminan pensando en exceso si dan un paso adelante mientras miran dónde tienen la otra pierna para el siguiente movimiento. Pero al menos hay una idea coherente encima de la mesa.
Si esta oficina se logra crear será un estímulo para ambas instituciones, pero sobre todo para la UMA, pues tendrá el aliciente de no estar investigando entre cuatro paredes, sino en la posibilidad real de aplicar los conocimientos a la realidad más cercana, como es su propia ciudad. Gámez ha puesto un ejemplo contrario al referirse al Ayuntamiento gobernado por el PP, que, según declaró en las puertas de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, “en un solo año ha encargado informes y estudios por valor de dos millones de euros a empresas externas, sin contar con la UMA”.
En esta propuesta de la candidata socialista hay una derivada, pues también este año toca elecciones para el rectorado de la UMA. Los rumores académicos dicen que la rectora ha sido llamada por la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, para ofrecerle una consejería, la de Educación se presume. Nadie confirma la especie, que podría ser un bulo echado a rodar desde el mismo rectorado, allí se estudia mucho a Maquiavelo. Y de no caminar en firme hacia Sevilla, la rectora podría considerar volver a presentarse. Como quiera que sea, los movimientos de los nuevos posibles candidatos a rectores –dos hombres hasta ahora– comienzan a crear sus cabezas de playa. Y aunque con un ojo en las municipales de mayo, el mapa nuevo que salga de las urnas, puede condicionar la propuesta del PSOE municipal. La sintonía con un nuevo rector ayudaría a la nueva oficina que propone Gámez. Los analistas consultados en la UMA ven posible que Adelaida de la Calle haga equipaje para ese nuevo ministerio andaluz, que no es el mismo que el del Tiempo.
Mientras las conjeturas periodísticas se cumplen o no, la Universidad sigue enredada en Bolonia, en alcanzar la excelencia sin dinero y con los académicos cargados de clases, investigando poco o nada y esperando a Godot, aquel personaje del teatro del absurdo que nunca se presentó en escena.

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