Barrer turistas

13 Ene

A la espera del turista despistado

En otra ocurrencia municipal, los barrenderos del Centro han sido formados para operar como guías turísticos de emergencia. Hay asesores brillantes

Hay humor negro, blanco y macabro como el que abatió a los periodistas de la revista francesa ‘Charlie Ebdo’ en París. En Málaga se acaba de inventar el humor sucio, que es el de integrar a los operarios de la limpieza callejera (antes barrenderos y a mucha honra) como guías de turistas. Los asesores del alcalde no tienen límites en sus ocurrencias. Aunque el regidor malagueño ha declarado que: “Esta formación responde a una petición interna de los propios trabajadores y que es voluntaria”.
Hasta ahora, los visitantes a su paso por el Centro, preguntaban preferiblemente a un policía local, a un guía experto o a un simple nativo sobre tal o cual dirección, museo, tienda, iglesia, monumento o restaurante. Pero algún asesor municipal le ha soplado al alcalde que también consultan a los operarios de la limpieza, pues al verles escoba en mano recorriendo las calles centrales es de suponer que estén versados en proporcionar tales direcciones con exactitud. Málaga da la nota y ejemplo a seguir en las ciudades europeas.
El trabajo sucio de estos trabajadores se alegrará ahora con interrupciones varias a lo largo de su pesada y tediosa jornada, para guiar a los visitantes hacia un destino local desconocido. Es desquiciante que en una ciudad que no ha resuelto el problema de las calles sucias, los contenedores repletos de bolsas, desde la empresa mixta (privada/municipal) menos eficiente y más costosa para los dineros públicos, se desvíe por el sendero turístico intentando convertir a los 110 empleados de la limpieza del Centro en guías turísticos. Si esto no es un ejemplo más de las absurdas decisiones que se toman en el Ayuntamiento, que expliquen por qué no lo es.
Esta operación turística, escoba en mano, tiene prevista una formación en artes plásticas e inglés. Con lo que se pretende no sólo que el operario de la limpieza sea capaz de indicar una dirección o cómo llegar a un museo, sino que pueda explicar la colección que alberga, la biografía sucinta de Picasso, el valor del arte moderno o la pinacoteca de doña Tita Cervera, que ahora se llama Thyssen. Nunca antes ciudad alguna, ni siquiera las del Renacimiento italiano, habrá tenido a trabajadores tan cultos y en dos idiomas. Un hito digno de aparecer en el libro Guinness de los récord 2015. Ahora esta plantilla sabe que en la plaza de toros hay un museo y que el cementerio inglés queda en las inmediaciones. Si tienen alguna duda se les ha proporcionado un folleto explicativo de todos los detalles principales, que deben llevar siempre en sus bolsillos. El hombre que barre, ahora culturizado, en pro de ayudar al turista a cruzar la calle, aún sin limpiar. Está por saber si los operarios de la limpieza van a hacer este trabajo extra de manera voluntaria y sin percibir emolumentos. Ya hablarán muy pronto sus sindicatos.
Para que los improvisados guías puedan hablar con propiedad van a comenzar a visitar museos de manera gratuita, claro está. Van a comenzar por ese emporio del automóvil, que casi ningún turista visita, según las estadísticas del propio museo. Le seguirán los ya abiertos y los que vienen por abrir (francés y ruso), que son el principal atractivo de la ciudad, según creen y afirman los responsables municipales. Si no fuera porque el día de los inocentes ya pasó, y comienza a oler a Carnaval, esta noticia local se puede colocar entre las más desternillantes del año, aunque pueden surgir otras dado el año electoral en que vivimos peligrosamente.
La especialización y no la dispersión es una característica de la sociedad actual, está inventada desde la era de la industrialización y se afianzó y desarrolló en la postindustrial y tecnológica en la que vivimos. Lo han explicado categóricamente Alain Touraine y Daniel Bell en sus respectivas obras. Lo que hay que exigirle a Limasa no es que sus empleados expliquen direcciones en inglés, a ser posible, a los turistas; sino en que hagan su trabajo a la perfección, que buena falta le hace a la ciudad. Así atraerán a más turistas y no porque les indiquen, escoba en mano, una dirección, mientras la suciedad revoletea a su alrededor. Una ciudad verdaderamente aseada es la mejor carta de presentación para el turismo del que vivimos.
El mejor servicio que puede hacerle el Ayuntamiento y su empresa Limasa a esta ciudad, malamente limpiada, es especializar a su personal todo, desde la alta dirección hasta el más reciente limpiador de cubo y escoba en que haga su trabajo mejor que bien. Pasear a pie por una calle principal de, por ejemplo, Portada Alta, es comprobar que por allí no ha pasado una escoba, o una manguera de riego desde hace años. El Centro es la antesala de la ciudad, sí, pero no es la única ciudad. Más limpiar, y dejen los turistas a sus guías, su oficina, que está en el Parque, y a los policías locales que andan de ronda por esas calles. Se cansa la gente de tanta improvisación e ideas baratas de asesores caros.

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