Urbanismo/OMAU: Repúblicas independientes

16 Dic

Francisco Pomares, 'jefe' del Urbanismo municipal, arriba. Pedro Marín el director del OMAU

En el Ayuntamiento de Málaga hay ‘versos libres’ que se inspiran en el surrealismo. Urbanismo y el Observatorio Urbano van por caminos opuestos

Para muestra valgan dos botones: la plaza de Camas y el Parque Benítez. El entreverado asunto echa chispas porque si Urbanismo es el sector técnico que debe proyectar las actuaciones en la ciudad, el Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU) es el encargado de conseguir los aportes dinerarios de la UE para tales obras de interés ciudadano, siempre que se ejecuten en el Centro de la ciudad. No siempre están de acuerdo. Especialmente en estos días donde se dilucidan responsabilidades acerca de unas obras de remodelación de una plaza, que a los vecinos y a la oposición les ha parecido no apropiada a su entorno vital. Una vez terminadas, tendrá ahora que remodelar lo remodelado, con el consiguiente coste adicional (80% de fondos europeos). Por otra lado está el esperado parque Benítez, que una vez terminada una especie de laguna o estanque modesto a un coste de 242.000 euros, autoridades superiores del Estado y de aeronáutica han prohibido tal ojo de agua por el peligro para la navegación aérea (el aeropuerto de Málaga, colindante con el parque, dice que esa laguna atraería a pájaros). En síntesis, dinero gastado antes de realizar las previsiones indispensables, tanto con los vecinos como con el aeropuerto. La pelea está pactada: Urbanismo vs OMAU, especialmente en torno a la citada plaza del Centro Urbano.
Las prisas por concluir obras en la ciudad, de cara a dejarlas listas antes de las elecciones municipales, terminan en retrasos que cuestan dinero. Todo este enfrentamiento entre el jefe de Urbanismo, Francisco Pomares, concejal de esa delegación y el director del OMAU, Pedro Marín, se produce en el escenario del último libro producido por éste. «El Proceso de Urbanización de la Ciudad, Compactar la Dispersión Urbana», que contiene elementos de juicio técnicos y donde pasa revista al proceso de adecuación urbana de Málaga en las últimas tres décadas. Puede contener aspectos que no agraden demasiado a los cargos políticos, especialmente a los que tienen que ver directamente con tales procesos de urbanización. El problema central de esta controversia es que le cuesta dinero extra a la ciudad.
Camas. Aquí se enfrentan dos concepciones del quehacer público. El OMAU consigue el dinero de los fondos Feder de la UE, que aporta a proyectos concretos presentados para el programa del Centro Histórico de Málaga, donde se inscribe la denostada plaza de Camas. El que se queda ahora sin esos fondos, 820.000 € (80% de la UE) es el cuarto intento de remodelar la citada plaza. Como están supeditados a una estricta supervisión de Bruselas y podrían haberlos retirado, Pedro Marín, ha decidido reconducirlos a otros proyectos urbanos, antes que perderlos con la consiguiente reprimenda de las autoridades europeas, que auditan con gran celo tales aportes.
El 28/11/2012, nos recuerda Marín, “llamé desde Bruselas a Urbanismo para paralizar el primer proyecto de remodelación, pues requería de mejoras”. En 2013 se presentó a los vecinos el segundo plan de reforma, que no gustó a las vecindades, se opusieron; “tampoco era amable con la ciudad”, afirma Marín. A pesar de ello, desde Urbanismo lo licitaron y ejecutaron otro distinto (el tercero). En la primavera de este año 2014, la obra terminada no se parecía en nada a lo aprobado y “era un horror”, agrega Marín. El técnico de Urbanismo dijo que “a él le parecía mejor”, puntualiza Marín. Ahora viene la cuarta versión, que en 2015 tendrá que pagar íntegramente el Ayuntamiento, es decir 820.000 más 317.000 ahora presupuestados para remodelar lo remodelado de mala manera; es decir, 1.137.000 euros, en vez de los tan solo 164.000, que hubiera costado con el 80 por ciento del dinero europeo. Un descalabro marca de la casa Urbanismo, esa república independiente donde toda obra suele superar el presupuesto inicial. Marín, ya ha escrito una reclamación a las declaraciones airadas o despectivas del concejal hacia su gestión.
Benítez. Urbanismo no ha podido convencer a Aviación Civil de las virtudes decorativas de una laguna en medio del parque Benítez, pese a haber gastado en un informe técnico 9.500 euros. Sin esperar a la negativa de los aviadores, hicieron el estanque a un costo de 242.000 €. Ahora, el parque se quedará sin ese ojo cristalino. ‘Se cubrirá y será usado como almacén de agua para el riego’, han decidido los urbanistas. Las prisas, decían los antiguos romanos es cosa de plebeyos. Esa pastita se hubiera ahorrado si Urbanismo hubiera esperado el informe negativo de Fomento y del Aeropuerto. Puso el techo, carito, antes que el césped. En Urbanismo hay, al parecer, demasiados jefes que van por libre y allí no hay concejal que pueda con ese patio plagado de trampas. Es un territorio minado para quienes se aventuran a atravesarlo sin un mapa técnico al uso y con las premuras metidas en el cuerpo. Cosa parecida sucede en otros departamentos municipales, como Cultura o esa empresa mixta llamada Limasa, que ya amenaza tempestad.