Tras diez piscinas nadadas con 70 años, la mente se aclara temprano por la mañana. Es la hora de lanzar un globo sonda sobre su permanencia como alcalde de la ciudad
El alcalde de Málaga, que lleva en el sillón presidencial ciudadano desde 2000, ve acercarse el momento de presentarse de nuevo a las elecciones, para batir el récord del regidor municipal del anterior partido gobernante, el socialista Pedro Aparicio, quien cumplió 14 años con el bastón de primer edil. De ganar en 2015, Francisco de la Torre alcanzaría la marca de 18 años al frente del Consistorio malagueño (4 legislaturas más 2 años en designación cuando le dejó el mando, Celia Villalobos) y alcanzaría la prolongada edad biológica de 76 años. No está nada mal en un país, donde el retiro de los políticos no tiene predicamento.
No puede ser casual –en política nunca nada lo es– que al aterrizaje del nuevo candidato designado y, próximamente electo, del PP a presidir Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla (Juanma para los íntimos), haya coincidido en cuestión de pocos días con la declaración del alcalde sobre su permanencia en la alcaldía. Una vez más, de la Torre pone una chinita en el zapato de su partido. El escenario es claro. Viene, ya está aquí, la generación de ‘Mare Nostrum’ (nada que ver con el título genérico de esta columna), aquella que conformaron los entonces jóvenes retoños populares, que se dejaron el currículo académico por el camino en pos de la gloria de los campos de batalla político. Han alcanzado los laureles en Málaga. Gobiernan en la Diputación, ese emporio donde todo militante tiene su asiento, y el propio alcalde se ha rodeado de jóvenes, sin haber logrado perfilar un delfín a su propia imagen y semejanza, todos le han salido mal. A no ser el que ahora asoma, Elías Bendodo, que no es uno de su camada, sino del más rancio y ortodoxo aparato, no habrá olvidado de la Torre que estuvo enfrentado a él cuando el affaire con Joaquín Ramírez.
Es la hora 40. Los cachorros se relamen en el poder. Cuando se ha alcanzado es difícil de olvidar, mucho menos de abandonar. Ahora, que anhelan el premio mayor de la región andaluza, tras tantos años de aspirantes sin aprobar las oposiciones, saben que están en el camino que lleva a convertirse, por fin, en adultos gobernantes. Esa mayoría de edad política en España tarda en llegar, pero, al parecer, las viejas glorias abren espacio. Les falta la alcaldía de Málaga para completar el puzle. Tienen allí a un viejo que gana elecciones, pero que no pertenece al aparato juvenil, ni por generación, ni por militancia. Siempre ha sido, este alcalde para ellos, una rima libre, un poema surrealista difícil de entender. Por tanto no encaja en la nueva estrategia de las huestes jóvenes populares.
Estos avispados chicos le han asomado la posibilidad de ganar las próximas municipales, pero dejando al poco tiempo, digamos un año (2016) o antes al delfín de Juanma, Bendodo. Este escenario se impone, sobre todo, si como dicen algunos sondeos perder la Diputación de Málaga es una posibilidad más que real. Pero ese apaño seguro para el resultado en las urnas no le ha gustado a de la Torre, que por eso asoma que se lo va a pensar. Prefiere no presentarse a hacerlo y abandonar antes de concluir los cuatro años. El aviso es que no pasará por ese arreglo. Prefiere no presentarse, ‘me lo pensaré y decidiré este verano’, que hacerlo y dejar tirados a sus electores. Es un hombre de palabra de los que ya no se estilan. Y agrega: ‘si me presento será para concluir al completo los cuatro años’. Bendodo se ha apresurado a ratificar que su alcalde es el hombre indicado para continuar en el poder municipal malagueño, faltaría más. Si de la Torre anunciara en agosto, después de la Feria, que no sigue, a Bendodo le quedarían unos ocho meses para su propia campaña. Muy arriesgado para garantizar una mayoría absoluta en el Consistorio. Lo que procede es asegurar que el alcalde seguirá siéndolo. Y dejar para más adelante ese relevo, que los cachorros tienen planeado. El asunto va de controlar todos los resortes del poder que se ganen desde el partido. ¿No ha sido así exactamente en la Diputación?
Este performance generacional lo comenzó José Griñán al colocar a Susana Díaz como su sucesora. Los populares lo han seguido con otro joven. En Málaga, Bendodo y su equipo está en los 40 años. Así que no hay espacio ya para los veteranos. Se les agradecerá con homenajes los servicios prestados. El mundo gira y la aplanadora juvenil se impone sin piedad.