Ahora que la peña baila en la tele y hasta los niños quieren ser cocineros, el dinero negro se sumerge en la sombra de una economía sin suficientes controles
Hay dinero blanco, el que cotiza cada mes en las nóminas de los pringaos que la tienen y el dinero negro, que nunca toma el sol. En Málaga, esos índices son la alarma que han encendido los técnicos de Hacienda. Dicen que la cosa ha subido considerablemente. Si en España calculan un 24,3 por ciento del PIB, para la provincia malagueña los dígitos son de 28,6, Málaga siempre a la vanguardia de las estadísticas, para bien o para mal. O Hacienda es incapaz de controlar esta economía sumergida y boyante o no le interesa tanto.
No hay que haber sido alumno aventajado de Harvard para saber que esta alargada crisis lo sería más aguda sin el dinero negro que corre por las calles. Ese caudal sumergido parece ser el colchón que esconde la crisis, que a ojos vista no parece ser tan grave. Estamos hablando de un cuarto de la economía del país (253 mil millones de euros). De esos, en números absolutos, 8.000 millones de euros de billetes incontrolados sólo en Málaga. Suficiente dinero para que estén a rebosar cafés, bares, restaurantes y todas las rebajas. Billetes que se saltan el IVA y el ISB (Impuestos Sólo para Bobos). Mientras usted declara sin torturas, ellos defraudan y sostienen a un país, que hubiera explotado sin esa inyección de dinero fresco a todos los niveles.
Los de Hacienda dan tres razones para este incremento sostenido del fraude masivo. Uno, la ‘burbuja inmobiliaria’, que sigue inflada. Dos, el uso masivo de los billetes de 500, conocidos como Bin Laden, porque nadie los ha visto, pero que ahora parecen que son los protagonistas de las transacciones en oscuro color negro, una vez ajusticiado el rehén. Tres, el aumento del paro. A estos se les escapa el IVI, que aumentado al 21 por ciento ayuda poco. Esto, no parece absolutamente exacto, porque ya existía este sumergimiento antes de la crisis en pleno boom ladrillístico y cuando aún no había billetes de 500 y el paro, no era lo que es hoy. Sin duda, el incremento del fraude ha crecido sin parar, desde 2008, a una media de 15.000 millones anuales.
Evade si puede, y puedes. España está a la cabeza del fraude en la UE, aunque superada por Italia, Portugal y Grecia, el cachondo Sur. Y sin que los estirados Alemania, Francia y Reino Unido dejen de practicar la evasión con un 13,1; 10,8 y 10,1 por ciento, respectivamente. Agregan en el estudio que denotan una ‘falta de moralidad’, como si la moral fuera un impedimento en un país falto de tal virtud. Andalucía toda se coloca a seis puntos por encima de la media nacional (29,2%), 40.500 millones rodando en la oscuridad. Todas las provincias casi alcanzan o superan los 30 puntos porcentuales. Recuerdan los autores del informe que de cada tres euros que se defraudan en España, dos son en el ámbito fiscal y uno en el laboral. El sector de la hostelería es un ejemplo de contratos falsos, pagados en parte o totalmente en negro, debido a que muchos de los empleados siguen en el paro.
El drama ‘moral’, que denuncian los expertos de Hacienda, tiene la peculiaridad de que el volumen de las operaciones al margen de las leyes tributarias es generalizado y sigue creciendo, desde que se presentó en escena la crisis financiera. Si, como parece, es incontrolable aunque sí detectado, el dinero negro, si bien funciona en la oscuridad sumergida, sale a flote y entra en circulación dando oxígeno a la misma crisis que lo genera. Una realidad dialéctica que tiene ese capital reacio a tomar el sol tributario.
Al mismo tiempo, los bancos líderes anuncian ganancias nada despreciables. Tienen el crédito represado, pero siguen ganando dinero fresco. Se pregunta uno si los que manejan el dinero submarino guardan parte de sus ganancias fraudulentas en esos mismos bancos. Cuando llevan sus Bin Laden, ¿hay preguntas?, o simplemente ingresan a las cuentas bancarias sin más. Ese volumen de billetes da vueltas por la banca y retorna al mercado del consumo limpio y brillante. Si Hacienda es tan diligente con los que están en nómina y actúan dentro de la ley, los españoles se merecen que la Agencia Tributaria le ponga más empeño en aclarar las cuentas de las sombras profundas de este fraude mil millonario o, tal vez, no interese tanto.