SOS Teatinos

12 Nov

Cruzar la calle en Teatinos no es cosa de risa

Cruzar las anchas avenidas de esta urbanización es un riesgo de atropello. Ya han ocurrido accidentes. Si el Ayuntamiento no pone medidas puede haber más

Teatinos es una zona de expansión de Málaga, que prevenía el futuro ensanche de una ciudad hacia el noroeste y a la que le queda poco terreno por explorar. Con la crisis es un ejemplo viviente detenido en el tiempo. Edificios enteros vacíos. Solares de yerbajos sin uso previsible. Edificaciones a medio terminar. Y, sin embargo, miles de personas la habitan. Además, es el orgulloso enclave del campus universitario con 40.000 alumnos, 2.000 profesores y otros tantos entre el personal administrativo y de servicios. Ha sido designado como el distrito 11 de la ciudad, el más reciente en esta etapa municipal. Aún faltan muchas cosas y sobra una: el peligro de cruzar a pie o en bicicleta por un paso de peatones.
Hemos avisado la semana pasada sobre este tema en un breve mensaje por Facebook, una plataforma a la que son afectos algunos concejales y tantos vecinos. Estos últimos han contestado que, efectivamente, sufren ese peligro al cruzar sus calles. Ningún responsable del distrito 11 o de alcaldía ha contestado ni pío. Bien, tendrán cosas más importantes que ventilar, como es el Metro interminable; los flecos del Puerto y su verja indestructible; el camino de la cabalgata de Reyes; los problemillas internos a raíz del escrache a Susana Díaz; viajar a Londres en busca del millón de ingleses; desactivar la huelga de Limasa que se les viene encima; coordinar el enjambre de Urbanismo y tantas otras cosas que embargan la atención del alcalde y de su equipo. Pero, como es sabido, ‘cuenta las cosas de tu pueblo y hablarás del mundo’.
Este pequeño enclave ciudadano transcurre a la vera de una autopista en su cara sur, que se prolonga en sus salidas por amplias avenidas, donde los conductores no aminoran la marcha, porque no hay señalización ni obstáculos que se lo impidan. No obstante, los pasos de cebra están marcados y atravesarlos implica un alto riesgo, ya que los vehículos en manos de estos adictos a la velocidad pueden no tener tiempo de frenar. A quien competa el tema que ponga remedio y pronto. Una niña fue atropellada el pasado mes de abril, no parece haber sido suficiente. Es posible que las tareas de concejales que llevan no uno, sino dos distritos, sea excesiva como para darse cuenta de estos pormenores, máxime si no transitan a pie por esas vías suyas. Como antes los periodistas, los políticos tienen que hacer más la calle.
Ahora, que los ex se ponen de moda en libros de memorias, donde recogen las interpretaciones del presente, es también hora de mirarse en el espejo de los pequeños problemas de las personas para hacerles la vida menos difícil y peligrosa. Teatinos es un ejemplo directo y sencillo. Sólo hay que vivir por aquí y atreverse a cruzar las anchas avenidas camino de la universidad que cierra esta urbanización tan nueva, que olvidaron colocar los obstáculos y señales al uso para frenar a coches y motos. No alcanzó el presupuesto en medio de tan prolongada crisis, tal vez. Pero ya es hora de que lo hagan, las personas que viven, trabajan o estudian en Teatinos merecen esa precaución. Las obras del Metro, que han tenido interrumpido el tráfico tantos meses, podría haber previsto tales señalizaciones para bajar la velocidad y disminuir el peligro a peatones y ciclistas (peatones en dos ruedas).
Hay pocas alegrías para los malagueños, que, como todos los españoles de estos tiempos, sufren en silencio tanto desmán. Asegurarles la vida cotidiana, esta pequeña cuestión de la seguridad en las calles de Teatinos, puede ayudar a mejorar una calidad vital que se ha ido escapando entre los dedos. No es pedir demasiado, alcalde y concejala del distrito 11, para tantos votos que recoge o recogía. Lea esto, consulte a estos vecinos y a la comunidad universitaria y póngase a las soluciones, son fáciles y no cuestan tanto dinero.
Mientras tanto ciudadanos, extremen las previsiones al pasar por las rayas de cebra de la gente de a pie. Por los momentos no hay otra solución, sino calcular que los vehículos que se le aproximan puedan frenar a tiempo o abstenerse de enfrentarse a ser atropellados y dejarlos pasar antes de cruzar.

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