La cadena perpetua en España se llama ‘prisión permanente revisable’, en la senda de no llamar a las cosas por su nombre. Pero ni los perros asesinos ni sus amos recibirán penas tan severas
Esta nueva reforma de las leyes penales españolas, no se aplicará a los perros ni a sus amos. En Málaga, y en otros pueblos de España, son legión quienes defienden los derechos de los animales. Aunque hay amantes de los perros, especialmente de esas razas agresivas que muerden a los niños, al dejarlos sueltos y sin bozal para que correteen por las calles en busca de víctimas indefensas. En esta ocasión, un American Staffordshire Terrier –especímenes catalogados como Pit-Bull o perros potencialmente peligrosos–, atacó a una niña de seis años y a una joven de 25 años, que acudió al rescate de la menor. Este mismo perro, ya había probado la sangre humana de otros dos niños, cuando, como ahora, iba sin bozal y su dueño no cumplió con las medidas de seguridad que se le exigen a los amos de estos canes violentos.
El perro, cuyo nombre no ha trascendido, ha vuelto a su hogar, mientras los investigadores esclarecen los detalles para establecer la salud mental y física del animal, como si las evidencias no fueran claras: el animal atacante y la irresponsabilidad del dueño, dejándolo suelto. No se han escuchado voces de los defensores de perros, lamentado o condenando este ataque perruno. Lo curioso del asunto es que en la provincia de Málaga, la cifra de este tipo de perros se ha incrementado en los últimos años hasta alcanzar a los casi 10.000 canes, la más elevada de toda Andalucía. ¿Cuál será el placer de tener en casa un animal de estas características?
Dicen que los amos se parecen a sus canes o viceversa. Las motivaciones hay que buscarlas en el pasado remoto de la utilización de estos animales por parte de sus amos ingleses. Las leyendas los colocan como perros de presa, que acompañaban a sus dueños en las escaramuzas de guerra o escarmiento contra sus vecinos, en la Grecia antigua y, cómo no, en la conquista de las Américas. Conocidos por los ingleses primitivos como perros de foso, porque los bajaban a un agujero repleto de ratas para apostar por cuál de estos mataban a más roedoras en menos tiempo. Los ingleses siempre tan aficionados a las apuestas. También se divertían con dos de estos canes acosando a un toro, de allí su nombre genérico de Pit-Bull o Bull-Dog. Una de las características era la mordedura que no aflojaba, hasta que el toro se rendía. Como ahora no hay toros ni ratas por las calles, si uno de estos animales herederos de aquellas prácticas salvajes de sus antepasados, no es descabellado calificar a estos perros como muy peligrosos.
Las luchas de perros contra toros fueron prohibidas en Inglaterra entrado el siglo XIX, pero entonces se desarrolló la pelea entre ellos. En los EEUU, donde aman a los perros en general, un Pit-Bull-Terrier es la famosa imagen de la marca RCA-Victor. La legislación general es culpar a los dueños de estos animales cuando atacan a personas, probando que en ocasiones, el perro no es el mejor amigo del hombre, como se suele decir.
En el reciente caso de Málaga, se comprueba una vez más, que el instinto agresivo de estos perros les domina. El peso de la reglamentación al respecto debe caer, sin piedad, en su dueño al dejar suelto a un animal comprobadamente peligroso para la seguridad de las personas, especialmente de los niños. Hay que recordar que ha habido casos donde los perros han atacado a pequeños en sus propias casas.
No soy defensor de los perros, porque efectivamente en determinadas circunstancias muerden a niños y adultos. Lo puedo certificar con dos cicatrices en mi pie derecho, que están allí desde mis 10 años. Me las hizo un pastor alemán, llamado Trosky, y en el entorno familiar. No he sufrido ninguna otra herida, aunque sí un par de ataques sin consecuencias, ya que cuando veo venir un perro suelto, me aparto prudentemente de su camino. Y no me creo eso de que perro que ladra no muerde, muerden.
Así, que la mayor dureza posible contra los amos de perros peligrosos, que permiten que sus mascotas anden sueltas por las calles atacando a niños y personas indefensas ante las mandíbulas poderosas de estos canes legendarios.