Sieg Heil, Europa

30 Jul

La ola neonazi se extiende por Europa

Un espíritu neo-fascista recorre Europa. Las condiciones objetivas y las subjetivas, que tanto inspiraron al camarada Lenin, se unen en un solo clamor

Un documentado reportaje publicado el pasado mes por Interviú da repaso al fenómeno neo-nazi, que se viene desarrollando en Europa. España no está fuera del fervor nacional socialista. El deterioro y la incapacidad de los sistemas democráticos que han venido gobernando el viejo continente, para resolver los agudos problemas económicos y sociales, es el principal acicate de estos grupos políticos que aseveran que van a tomar el poder para arreglar las cosas. Tal vez no lo logren, pero su presencia alarma en muchos países, Austria, Francia o Suiza, ese baluarte alpino de la democracia, donde las banderas con los símbolos nazis atraen a muchos desheredados.
La plataforma que en España está trabajando para agrupar a toda la extrema derecha se llama ‘La España en marcha’. Se inspiran en el movimiento de más rápido crecimiento y organización, que es el húngaro llamado Jobbik, que alcanzó el 16,7 por ciento de los votos nacionales en 2010. Y también en el ‘Amanecer Dorado’ griego, que sube como la espuma en medio de la debacle de ese país intervenido directamente, con el 6,9 por ciento de la votación griega en 2012. Estos españoles se prepararan para presentarse unidos a las votaciones europeas de 2014, y dar el asalto al poder nacional tan pronto se convoquen las elecciones en España en 2015.
La plataforma española reúne a falangistas, neofascistas, neonazis, nacionalistas en pro de obtener, como primer paso, una visibilidad institucional que les coloque en posiciones de influir en el panorama democrático, aunque ellos crean firmemente que tal sistema está más que agotado. Repudian a los políticos actuales, a la inmigración y a la Unión Europea. Su mensaje es directo contra quienes consideran los culpables de esta crisis.
Eduardo Arias, presidente de Nudo Patriótico Español y promotor de la unidad de esos movimientos, proclama: “Hace falta una banca nacional, hay que disciplinar la banca privada sana y hay que confiscar los bienes de los políticos, sindicalistas, banqueros, jueces y periodistas vinculados a las causas de la crisis y a la corrupción”. Una soflama que puede gustar a muchos oídos jóvenes. Estos grupos, aunque minúsculos aún son más de lo que se piensan. Además del liderado por Arias, se van agregando al bloque, Democracia Nacional, Alianza Nacional, La Falange, el Movimiento Católico Español-AJE, Juventudes de Canillejas-La Vieja Escuela. En contra se puede pensar en las dificultades de unir y mantener cohesionados a tantos y disímiles partidos. Otros grupos más, aún piensan si entrarán y otros lo han rechazado. En todo caso, la unidad es fundamental para que puedan acceder a un cuarto lugar electoral, como es su propósito. Les queda encontrar a su Benito o Adolf propio, una decisión difícil y polémica que amenaza siempre con la desunión.
Con sus colegas del resto de Europa, donde tienen presencia efectiva en las urnas, comparten ideología: Son antieuropeístas y repudian la moneda común. Piensa liquidar el sistema político actual. Abolir la monarquía. Liquidar, asimismo, el estado de las autonomías. Expulsar a todos los inmigrantes, trabajo sólo para los españoles. Inspirados por los compañeros más radicales se miran en el espejo de sus logros. El Jobbik húngaro con 44 diputados desde 2010; el Attack búlgaro, 23 desde 2013 y el griego Amanecer Dorado, que consiguió 18 parlamentarios en 2012. Puede parecer escasos escaños, pero hay que recordar que el Partido Nacional Socialista (Nazi) inició así su presencia en el Bundestag alemán en 1932. La realidad no es la misma, pero se le parece.
Los países donde tienen mayor presencia porcentual son: Austria, 37,9, entre dos partidos; Suiza, 26,6; Noruega, 22,9; Finlandia, 19; Francia, 17,9; Hungría, 16,7; Dinamarca, 12,3; Holanda, 10,1; Bélgica, 7,8; Bulgaria, 7,5; Grecia, 6,9; Inglaterra, 6,2; Suecia, 5,7 y Eslovaquia, 5. El abanico es amplio, faltan los datos de España, donde aún no se han lanzado a presentarse de manera unida a unas elecciones, pero están trabajando en esa meta. Y Alemania, donde este tema está más que prohibido.
La historia no se repite con la similitud de una fotocopia, pero el solo hecho de que estos movimientos ultras estén surgiendo y tengan votantes en un sistema que les permite existir es digno de atención. La situación general de crisis y un bipartidismo sordo, mudo y casi ciego hace que la presión escape por los extremos. Si no generan cambios, mejoras radicales, estos pueden empujar y ocupar sus puestos. La sombra de la negra noche europea siempre sobrevuela por este continente.

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