Periodistas chinos

19 Mar

La protesta de los periodistas chinos comienza a aflorar en China

Siete (4 chicos/3 chicas) alumnos del Máster Académico (Doctorado) de Periodismo son chinos. Dicen vivir en una sociedad donde la libertad avanza

Tan lejos y tan cerca. La globalización permite muchas cosas malas, pero algunas buenas. Admite que China, aún un régimen unipartidista que acaba de inaugurar nuevos dirigentes de su partido y del gobierno, se expanda por el mundo. Lo más visible son las tiendas de los chinos, casi una en cada esquina, como las sucursales de los bancos. Tantas, que 3.000 empresarios chinos se han constituido en Asociación aquí en Málaga. Si extrapolamos esa cifra de representantes de negocios chinos, no sólo las conocidas tiendas baratas, la expansión es tremenda. Su éxito de ventas sostenido. Pero hay otra presencia mantenida durante los años recientes en la Universidad de Málaga, menos visible, y son los jóvenes chinos que vienen a estudiar postgrados.
Los que hemos conocido este año son todos periodistas y dicen que les facilitará encontrar trabajo en su país, cuando vuelvan con la acreditación de haber concluido la primera parte de un doctorado, cual es los cursos aprobados, además de llevarse el idioma de Cervantes en la mochila. Parece que la mágica daga china de la libertad comienza a abrirse paso en la milenaria China, donde Mao fue un pasaje breve de su larga historia. Por nuestra parte, ponemos una milésima, un fractal de ideas con la asignatura ‘Libertad de expresión en España y nuevas tecnologías’, donde al hablar de nuestro pueblo, se habla del mundo.
Estos jóvenes periodistas chinos anotan y se les enseña que otra China es posible, porque el progreso económico, que les permite viajar hasta aquí y pasar un par de años en contacto con una libertad depauperada, que tras obtenerla va dejando girones de su esencia por el camino de la democracia, les hace reflexionar sobre el compromiso que adquiere un periodista chino de hoy, cual puede ser ayudar a no cometer los mismos errores de esta vieja Europa, que por olvidar de dónde viene no sabe adónde se dirige.
En China, acaba de elegir al camarada Xi Jinping como jefe supremo. Al cargo de secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh) y de presidir la Comisión Militar Central, ambos constituyen el real poder del país, ahora suma el de presidente de China. Una tripleta imbatible. Se convierte, aún joven con 59 años, este ingeniero químico en el quinto dirigente de esa nueva generación de mandatarios que cubre desde Mao Zedong, Deng Xiaoping, Jiang Zemin y su antecesor, Hu Jintao.
En esa proverbial forma de hablar de los chinos, no en vano, han producido una de las más grandes formas de la poesía, Xi Jinping ha dejado dicho que ‘hay que matar a los elefantes y a la moscas’, en una metáfora que apunta al principal cáncer que acosa al hiperdesarrollismo de China, como es la corrupción. Los elefantes son los grandes corruptos, incrustados en muchas de las grandes empresas del Estado y las moscas los trapicheros a granel que crecen como la peste. Va en la estela de Deng Xiaoping a quien se le atribuye la apertura al libre mercado y aquello de que ‘no importa si el gato es negro o blanco, lo que importa es que mate ratones’.
Xi Jinping ha dicho ahora que luchará contra la corrupción. Sabe que si la deja crecer se podría empezar a parecer demasiado peligrosamente al capitalismo salvaje que acosa a Occidente. Va a levantar la ley de 1980 de un solo niño por pareja. Ya lograron dejar de crecer en unos 400 millones de seres, y si ahora alcanzan los 1.300 millones ya está bien. Pero frente al diseño del crecimiento de las próximas décadas hay que procrear a un ritmo mayor. Los tiempos requieren mano de obra a lo grande. Saben que para 2020 serán el primer país importador de recursos energéticos. Ha previsto, en el estricto territorio de la cerrada política china, la clausura de los campos de reeducación, verdaderos campos de concentración de disidentes a la doctrina imperante. Parece que el liberalismo económico no casa bien con la ausencia de libertad. Una cosa empuja a la otra. No veremos una democracia a lo occidental en China, pero están buscando su propia vía. Una cultura milenaria sabe muchas cosas que aquí aún ignoramos. La planificación a mediano y largo plazo, que les enseñó el comunismo, y la paciencia china, pues saben que su tiempo es suyo. Por aquí, de planificar poco y de paciencia la justa.
Estos jóvenes periodistas chinos están mirando al futuro con entusiasmo. No tienen un país perfecto, ¿cuál lo es?, pero están comenzando a tocar con la punta de los dedos eso que aquí llamamos libertad de expresión, una rara avis que se nos escapa entre nuestras manos ya cansadas de esperar. @oraculocharlie

Una respuesta a «Periodistas chinos»

  1. Al hilo de tu artículo sobre los estudiantes chinos de periodismo en Málaga, sorprende que aquel viejo «Miedo a la libertad» , tan bien descrito por el filósofo alemán Erich Fromm, en su momento, aparezca hoy con más fuerza en las sociedades occidentales “libres” que en el régimen chino; se supone que regido por un partido único y donde la “libertad” individual, aún no es un tema abierto a la discusión. Me temo que ante la sucesión de acontecimientos reales en nuestro mundo, estos estudiantes solo se lleven a China el terrible miedo a la libertad, tan apalancado en nuestro opresivo mundo neoliberal.

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