Menos terrazas, menos personal

29 May

La invasión excesiva de la vía pública impide el derecho de los demás

Los abusos de los hosteleros propició la decisión extrema de desalojar sus terrazas sin permiso de ocupación. Ellos responden echando a su personal

Este es un territorio difícil de gobernar. La autoridad municipal ha conminado a los propietarios de los establecimientos a que no invadan la vía pública con mesas, sillas y sombrillas, más allá de lo permitido por las ordenanzas municipales. Ni caso. A raíz de la ley de prohibición de fumar dentro de tales negocios, la solución fue extenderlos hacia las aceras, para que los fumadores puedan tomarse su café, un tinto de verano o su copita fumando al aire libre del espacio público. El veranito potencia la ocurrencia. Pero los transeúntes también tienen derechos. Los hosteleros han respondido de inmediato despejando una ecuación simple: menos terrazas, menos personal.
      Ha sido en el Centro Histórico, esta semana caerán las sillas/mesas/sombrillas de Teatinos (Oeste) y El Palo (Este), por cuyo paseo marítimo es imposible andar y han invadido la propia playa, desde hace años. Pero la respuesta, dicen los dueños de bares y restaurantes, será la misma, al haber menos ocupación, tendrán que prescindir de personal. La medida municipal para imponer orden contribuye a incrementar la cifra de desempleo en Málaga. Una solución esperada por la mayoría de los ciudadanos conlleva la peor respuesta en estos tiempos de aguda crisis laboral. ¿No se pudo llegar a una solución intermedia? No, aunque el pope de los hosteleros malagueños, Rafael Prado ha reconocido que era una medida que se veía venir, dado el reiterado abuso de sus representados.
      Si, por una parte, el Ayuntamiento de Málaga debe flexibilizar la tramitación de licencias, tomando en cuenta las circunstancias de cada zona, también deben los propietarios acostumbrarse a cumplir con la ordenación vigente, cuya finalidad es respetar el espacio asignado y no invadir el de los demás ciudadanos o negocios aledaños. ¿Será pedirles demasiado? La respuesta de adelgazar la nómina, parece la menos apropiada. Estos son tiempos de consensos, no de medidas extremas, porque las consecuencias, en este caso, son las peores para los que menos responsabilidad tienen en el asunto: los asalariados.
      Pero en este ‘deporte’ nacional de tirarse los trastos políticos a la cabeza los ejemplos salen a diario. Un ayuntamiento acusa a otro de hacerle el juego a Gibraltar, o sea que son traidores a la patria, britanizados. Los socialistas andaluces dilucidan sus diferencias internas a cara de perro todos los días. La dama madrileña del PP casi nunca sigue la correcta línea partidista de la dirigencia nacional. Un juez pone de moda la semana caribeña, una forma corta de trabajar, aunque los caribeños no la practiquen. El zar de la economía popular, quiebra un banco o eso parece y sigue tan campante. Y en el territorio crisis un pacto, una tregua de trastos caídos no aparece en el horizonte, pese a la gravedad de la casa España. Hasta por un partido final por una copa real, la virulencia independentista puede más que el interés nacional. Dialogar se ha quedado sin palabras. ¡Ah!, dimitir no se ejercita ni está bien visto. Este federalismo asimétrico con un centro cada vez más desdibujado, requiere de una ITV general y urgente. Para que se actúe con un mínimo de coherencia, de respeto a las normas locales y nacionales, sin propagar esa vena hispana del desorden y que paguen los demás o que invente ellos, como se solía decir por aquí. No, ahora es cuando hay que inventar cómo salir de esta.
      Con este panorama, que parece una forma de actuar normal, no es de extrañar que los hosteleros malagueños hayan venido incumpliendo las normas municipales primero, durante años, y al sancionárseles reaccionen echando a parte de su personal, creando más problemas aún. Esto es un todos contra todos, mientras esta piel de toro, que es la única que tenemos, se resquebraja cada día más. Mientras tanto, los romeros de El Rocío dicen que es llegar a la aldea y olvidarse de la crisis. La fe actúa sobre la realidad. Son tiempos de milagros en esta Andalucía estancada en no querer enterarse de que o salimos todos juntos o nos quedamos encerrados en nuestras pequeñas querellas. Que las terrazas ocupen el espacio público suficiente, para que creen empleo y no al revés, por poner un ejemplo.

2 respuestas a «Menos terrazas, menos personal»

  1. Sus cinco parrafos me llevaron a Malaga y hasta a mi pais, mi Venezuela con proximas elecciones en Octubre y con un litoral inimaginablemente bello pero sin ordenanzas por los momentos.
    Me encanto lo de la vena hispana del desorden! Que viva Espana!!! No todo puede ser perfecto, aunque como dice, la solucion no puede ser generar mas desempleo en un lugar donde la comida, los meseros y la gente genera dinero para subsistir
    Aqui, donde yo vivo en Washington d.c., olvidense de ni siquiera fumar en las terrazas. Aqui todo esta prohibido. Los mejores carros pero si los corre multa, las mejores bebidas pero si maneja ebrio multa, las mujeres bellas pero si las mira sin parpadear o parpadeando mucho pueden llevarlo a corte y pagar multa, en fin, un orden demasiado aburrido, sin humo en las calles, sin tumulto de gente o por el calor o por el frio y sin el chinchinear de las copas. Salud!

  2. Esa ecuación está interesadamente mal planteada. Tener un montón de sillas y mesas en la calle no conlleva automáticamente ganancia (habrá que llenar la terraza, ¿no?), del mismo modo que su desaparición no conlleva obligatoriamente pérdidas. He sido cliente de algunos de los establecimientos concernidos, y puedo asegurar que ni en los mejores momentos llenaban la terraza.Tienen espacio de sobra., despedir a gente sólo es una medidad de venganza apretando el cuello de los que menos pueden defenderse, los asalariados. Que cumplan la ley y que reintegren al personal injustamente despedido.

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