En esta España de contradicciones, el umbral de pobreza crece hasta casi el 22 por ciento, mientras María Dolores Amorós (CAM) se embolsa 370 mil euros de pensión vitalicia
Vaya semana. Noticia histórica, aunque esperada en estas fechas, el cese de la lucha armada de ETA. Es el comienzo del fin. Queda trecho por recorrer. No han entregado ni una bala, ni un kilo de explosivos, ni se han quitado el pasamontañas, pero sus adláteres ya puntualizan que los motivos políticos no han variado: liberar presos, empezando por Arnaldo Otegui, un lehendakari in pectore; que vuelvan los exiliados; y, por supuesto, la independencia de España. Se ven fuertes tras su asalto electoral a las instituciones vascas y navarras. Ahora a por el Congreso de los diputados. Hay tema vasco para rato. Seguirá en los titulares de portada.
En Libia apresan a Muamar el Gadafi, herido y lo ajustician en el sitio. Los aviones de la OTAN habían bombardeado a su caravana, que huía de Sirte, lo cual permitió a sus captores darle alcance. La organización de defensa de Europa niega haber conocido la presencia del dictador en aquel convoy, difícil de creer con informadores en el terreno. Esto, al igual que el caso vasco, es el inicio de un final, cuyo adenda aún se desconoce. El batiburrillo de tribus, facciones políticas, pro gadafistas, ex militares del régimen anterior, islamistas radicales afectos a Al Qaeda, etcétera, augura un panorama de transición conflictiva, si es que hay elecciones.
La crisis. Esta misma semana, escondida entre el fragor de las noticias más gordas, ha pasado de soslayo un tal 22 por ciento, que es la cifra porcentual de españoles que viven en la raya del umbral de la pobreza. Son casi 9 millones de personas. No sólo son muchos, sino que es una cifra grosera e insoportable. De estas, 370.000 familias son andaluzas, se podría ubicar sobre un millón y medio de personas, o un 18% aproximadamente. Las fuentes son fiables: UGT, CCOO y la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social y el INE. Como es usual en periodismo, la noticia salta de la ‘percha’ de la celebración del Día Internacional contra la pobreza, que es una de las principales causas de discriminación social.
Ser pobre a ese nivel significa no consumir a diario. El umbral de la pobreza está definido por el Banco Mundial como un ingreso mínimo de 2 US dólares por día, 1,40 euros; lo cual significa un salario mensual de 42 euros, que no resiste un análisis a la hora de comer.
En este territorio andaluz el 37 por ciento de los parados, que son amplia legión, 1.800.000 del total de España, ya no cobran prestaciones, porque se les acabó el período de pagos de la Seguridad Social, es decir más de 600 mil personas. Antes los pobres eran pocos y se les reconocía por las calles; ahora son muchos y no se les ve, pero están ahí. Aquí o se crea empleo con celeridad, y para eso se necesitan profundas reformas estructurales en un sistema anquilosado y antediluviano, o estos porcentajes se van a incrementar de manera exponencial, ya vienen subiendo desde 2008. Uno se los signos sociológicos de esto es la decisión desesperada de volver a sus países de origen, unos 300.000 en lo que va de año; o la nueva moda de emigrar en los más jóvenes, que tienen formación superior o especializada.
Las consecuencias son nefastas en una cadena de acontecimientos que lleva a pisar ese umbral de la pobreza extrema. Desempleo, imposibilidad de conseguir uno nuevo, aunque sea precario; complicación de seguir pagando la hipoteca de la vivienda familiar; pérdida, finalmente, de la prestación social. Desesperación, porque la crisis se prolonga desde 2008 y no se le ve el final. El cambio de vida ha sido tan brutal, tan repentino y tan sin salida, que este alto porcentaje de españoles no es que estén indignados, están noqueados.
De esto no se enteran personas como María Dolores Amorós, alta directiva de la Caja del Mediterráneo (CAM), quien tras asegurarse una pensión vitalicia –sí ha leído usted bien, para toda su vida– de casi 370.000 euros, calculada por ella misma, pretende que se le reingrese en la Caja, que le den una indemnización por daños a su imagen y se va a apuntar al paro, según informan sus abogados. Si a esta señora puede que le asistan razones legales, es indiscutible que las morales no. Con inscribirse en el INEM estaría servida.
Nosotros cada vez más pobres, mientras tanto los Bendodoboys y los Arenas de turno y toda la casta política de un partido y del otro, cada vez mas rico. ¿Serviran para algo las reuniones y las charlas en el Hotel Málaga Larios?
Qué poca vergüenza hay que tener para encima de estar robando a los españoles decir que es por «legitimidad». A la Señora de la CAM bien hacia yo en meterle 370 mil dolores por el orto. No quiero resultar grosera, pero es que hay ciertas cosas que más que indignar, directamente, dan vergüenza ajena.
De la precariedad a la pobreza y de la pobreza a la delincuencia. Y si no, tiempo al tiempo 🙂