Los que hacen las listas mandan. El futuro de la cámara edilicia malagueña apunta a un nuevo alcalde in pectore, ¿Elías Bendodo, Damián Caneda?
Elías Bendodo, presidente de la Diputación y del PP de Málaga, hace su trabajo. Nada y guarda al partido. Siendo el número dos de la lista municipal, le viene a medida sentarse, en un futuro no tan lejano, en el sillón de la Casona del Parque, sustituyendo al senador de la Torre, a quien le parece ‘un buen sustituto’. Damián Caneda es otro alcaldable que espera en la recámara, aunque Bendodo es la apuesta más segura para las municipales de 2015. Las piezas van encajando.
Lo que sí es seguro es que entrará como concejal electo el número 20 de la actual lista, Raúl Jiménez, en la actualidad delegado del Distrito Carretera de Cádiz, donde presumiblemente seguirá. El vacío que abre España –Economía y Turismo–, será cubierto por una concejala entendida en asuntos económicos o por un importado vinculado a los esquivos números presupuestarios. El puesto de portavoz, será asumido por el edil Damián Caneda, que ya gestiona esos territorios informativos, tan pronto Carolina España se estrene como diputada en Madrid, Los cambios indispensables se harán sin mayores sobresaltos a los que el alcalde de la Torre no es propenso.
Al primer edil, ganador de competencias náuticas y de elecciones municipales, como ha señalado el presidente de su partido, esta vez se le han escapado los delfines. España se va a Madrid, Díaz se fue a una empresa privada malagueña. ¿Quién queda? Parece que eso ya no está en sus manos resolverlo, al menos de forma directa, el apparatchik del PP ordena y manda en la plaza. El enroque no será aún. La partida acaba de empezar, queda cuatro años, que en política pueden ser una eternidad o un leve suspiro. Hay que preparar el escenario, engrasar el mecanismo de la sucesión para que nada chirríe. Si todo le va bien a Bendodo en la Diputación y consigue encarrilar a la provincia, pese a la escasez presupuestaria y la ruina de tantos municipios, dejando aquello a punto; el salto a la alcaldía sería un respingo agradable; o no, como subrayaría el mismo Rajoy.
El nuevo portavoz, Caneda es un veterano parlamentario que se ha venido a su ciudad, al descanso del guerrero, aunque de concejal se trabaje más intensamente que de senador. Sin embargo, no tiene el recorrido popular de un Bendodo, curtido en ferias y algarabía de vecinos cercanos al cruce de manos estrechadas. Se le puede fabricar, el propio de la Torre lo hizo en su momento, cuando sustituyó a Celia Villalobos y por las calles de la Carretera de Cádiz, los viandantes creían que era el alcalde Aparicio –“pero ¿quién es ese? El alcalde… ¡Ah, Aparicio!”–. En dos años ya sabían que era Paco y que podían votar por él. El marketing político hace milagros y en poco tiempo.
El punto de inflexión no es que de la Torre vaya a tener dos cargos o qué sueldo cobrará, ni que vaya a dejar de atender los asuntos malagueños, sino que se apuesta por el riesgo menor: sustituirlo en mitad de la legislatura municipal; dar a conocer al ‘nuevo’ alcalde y permitirle un recorrido mediático y vecinal suficiente, como para presentarse a las siguientes elecciones y ganarlas de nuevo con mayoría absoluta. Ya funcionó cuando Villalobos ‘huyó’ en pos del cocido madrileño. La fórmula que es efectiva en política hay que repetirla, sin dudarlo.
Otro asunto, discutible, es si servirá su ‘presión’ senatorial para reivindicar esa ‘segunda descentralización’ hacia los municipios españoles. El Senado, como Cámara de los territorios españoles, con su profusión de lenguas y traductores –donde no es necesario recortar–, no ha servido para mucho en tal sentido. De la Torre va con una ventaja, hablará en español y sabe de lo que habla. Lo malo es que el Senado no se va a enterar.
La gente vota por una lista formada por personas a las que no conoce. Después, los partidos cambian, trasladan, reubican a esos electos y la estructura sigue igual, inamovible. ¡Qué razón tuvo Lampedusa, se cambia todo, para que todo sigua igual! No es extraño que los ‘indignados’ del 15M sigan saliendo a las calles del mundo pidiendo democracia real, más que una real democracia como la que tenemos. La revolución francesa empezó por unos indignados que pedían pan. No escucharles, llevó a la invención del primer instrumento de eliminación rápida: la tristemente famosa guillotina.