Alegres palmeras

Muchas palmeras y poca sombra. El viejo sigue recinto cerrado por la antigua verja. Una oportunidad pérdida, tras dos décadas para una inauguración a medias

Tener un puerto marítimo a las puertas del centro de la ciudad no es baladí. Ha podido ser la gran obra de la capital. Un signo de amplitud para la Málaga que se desea, acorde a los tiempos globalizados. Una oportunidad de quitar la odiosa verja de los ojos. De plantar cara al mar en una zona portuaria tan citadina como la nuestra. Pero, una vez más, no pudo ser. Desde el viernes próximo tendremos un palmeral sin sombra, o con muy mala sombra si prefiere que lo digamos en argot andaluz, arquitecto Jerónimo Junquera, pero con verja, como su diseño arquitectónico prescribe.
      Más de 7.800 árboles y arbustos, de los cuales 408 son palmeras y tres nuevos edificios acristalados, donde en un futuro se instalarán los servicios aduaneros para cruceros de lujo y la llamada Aula del Mar, pero eso está por licitarse y adjudicarse, todavía no. Igual sucede con los quioscos de restauración, que deberán abrirse a concurso. En total, este emporio de las palmeras ocupa 26.700 metros cuadrados que recorren en paralelo a la verja el muelle 2, la cual oculta a la vista, desde el Parque, todas las nuevas instalaciones descritas. La verdad es que no se exigió con claridad a los proyectistas que debían contar con el derribo total de la verja en su recorrido por el Paseo de los Curas, aspiración de los malagueños en su gran mayoría. Se impuso, finalmente, el criterio del arquitecto jefe, quien al elevar la cota sobre el nivel del citado Paseo a ras del Parque, obligó a no tirar la verja por “motivos de seguridad, ya que esa vía es un foso de cocodrilos”, tal como declaró en su momento. Los responsables políticos lo aceptaron y sólo consiguieron abrir el portal principal, que como todas las cosas provisionales será para siempre. En resumen, la ciudad sigue con su Puerto secuestrado a la vista, con esa barrera visual y física. Remozado por dentro, pero igual de feo por fuera.
      Otro proyecto terminado a medias. Falta de voluntad y firmeza en los gestores y mucho palmeral, para tanta verja. O el proyecto debería haberse adecuado al requisito previo de ‘no más verja’, y si el famoso arquitecto no estaba de acuerdo, contratar a otro; o no haber vendido la ilusión de que tendríamos, por fin, un puerto abierto a la ciudad y ésta de cara a su mar, que es como decir al mundo. Nada, ganó el arquitecto y su proyecto sin sombra para una ciudad, que está hermanada con el fulminante Sol casi ocho meses al año.
      Se inaugura el próximo viernes, sin poder abrir los edificios, un adorno por los momentos; ni con los quioscos para el refrigerio, pero con la verja en pie. Se habla ahora de algunas soluciones ‘técnica’, como abrir dos grandes puertas a lo largo del Paseo de los Curas, con los respectivos pasos de cebra y semáforos, con los adecuados escalones o rampas para que el peatón pueda ‘subir’ al palmeral y bajar la velocidad de la circulación en ese tramo vial. Soluciones que están por estudiarse. La primera idea de soterrar ese trayecto quedó en el olvido presupuestario, gracias a la crisis que todo lo trastoca. Eso sin contar la cruda polémica del supermercado inside del muelle, sólo para exquisiteces, que fue rechazado tras la oposición mediática de la opinión pública y publicada.
      El desacuerdo entre las administraciones responsables de este tema: Junta de Andalucía, Autoridad portuaria y Ayuntamiento de Málaga no han logrado, al momento de la visita oficial efectuada el viernes pasado, ponerse de acuerdo. La pelota va rebotando de palmera en palmera; ‘verja fuera totalmente’, ‘sólo en parte’, ‘ya veremos’; pero lo que hay es lo que se puede comprobar. Se abre a los ciudadanos un puerto aún cerrado en toda la extensión del muelle 2. En fin, una inauguración de urgencia, sólo a medida de los cerebros del diseño posmoderno, que subraya la improvisación de cara al futuro de la ciudad. Nos tragamos la verja, pero podremos seguir recibiendo el beneficioso sol a través de las palmeras y de las 265 costillas de sombra vertical. Enhorabuena, arquitecto.