Campaña cibernética

9 Nov
 

En busca de amigos virtuales...todo por un voto

La navegación electoral surca el oleaje digital. El alcalde, digitalizado, entra en la posmodernidad. La candidata, que ya está digitalizada y es posmoderna, aspira a ser un referente a lo Obama. El de IU es discretamente digital. La verja sigue en pie

El alcalde, en apenas tres o cuatro días, supera los 250 amigos en Facebook, la hija del farero, una activista ciberespacial, roza el millar. El representante de la minoría municipal, sin mucho alarde, supera el medio millar. Por amigos, que no se discuta. Pero Málaga no es aún territorio Wifi, ni todos sus votantes están enganchados a las redes sociales, pocos aún faizbokean o tuitean a diario. Las elecciones municipales no es una película Matrix. Esto es Málaga, una capital de desempleados, de gente que hace cola para comer, que duerme en un coche, que sobrevive ni siquiera al día. Sea dicho esto, desde luego, sin menoscabar el poder extensivo de dichas redes y su papel como comunicador selectivo en los targets correspondientes, pero no en todos.
      Aquí se puede utilizar la herramienta que se desee, al final, como vaticinó Marshall McLuhan, ‘el medio es el mensaje’; pero de lo que se trata es llegar a entusiasmar a los votantes para que se levanten ese domingo y vayan a depositar la papeleta, que aún no es digital, ni virtual, sino de papel. Por ahora y aquí, estar es las redes es indispensable, pero no va a dar la victoria a nadie. Estamos en una encrucijada donde el mensaje es más importante que nunca. El riesgo es la abstención.
      Porque el mensaje está deteriorado y los receptores hartitos. Demasiadas promesas, aspiraciones incumplidas que ponen a los malagueños en la tesitura del escepticismo más profundo. Los titulares repiten, incansables las mismas palabras de los políticos: ‘vamos a hacer’, ‘queremos construir’, ‘debemos ponernos de acuerdo’; pero nunca lo consiguen. Al final, la triquiñuela, el drible artero, el bache administrativo, el ahora no hay dinero; abortan o retrasan cualquier idea, proyecto o amago de intención. Tres administraciones condenadas a no ponerse de acuerdo casi nunca, y eso no lo va a cambiar el espacio virtual, ni un millón de amigos.
      Así nos va, cada semana se recuerdan los planes prometidos y no realizados. Málaga es una ciudad por terminar, como la Andalucía, según José Griñán. Aquí, todo puede esperar. La lista es larga, pondremos un etcétera al final, para no alargar esto demasiado. Auditorio, Macro Hospital, Bulevar, sobre el soterramiento del AVE; Puerto, con su verja en pie aún; tren litoral, en un costa de sol y golf; Baños del Carmen; Convento de La Trinidad, sin cuentos; Campamento Benítez, sin concretar todavía; las Torres Repsol, más bajitas, pero sin levantar; el eterno Guadalmedina; Parque Arraijanal, etcétera. La única obra pública con dinero de las tres administraciones que sigue avanzando es el Metro de Málaga, tal vez la excepción que confirma la regla.
      Los demócratas del triunfo de Barack Obama, se apoyaron en los millones de adeptos a las redes, pero, ojo, no descuidaron el contacto cara a cara; el cuerpo a cuerpo de un millón de voluntarios que su partido desparramó de Este a Oeste; de Norte a Sur, para llevar el mensaje del entonces aspirante a la Casa Blanca. Pero en EEUU, los cibernautas son 300 millones de activistas. El uso de Internet es superior al teléfono fijo. El cibercomercio es una práctica tan corriente como la tarjeta, el plastic money. Hay que recordar también a los gurús del cibernetismo malagueño, que barrio adentro, el único Facebook o Twitter que existe se llama cabreo generalizado. Y que Obama, por llevar a cabo sus promesas, está ahora en la picota electoral. ULTIMA HORA: Face-God save the Queen…60.000 amigos, sólo para arrancar.

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