Mientras las multas arrinconarán a las putas, los expertos economistas se muestran optimistas sobre la recuperación. Tan malo es ser profeta de la hecatombe como un optimista a toda prueba. La verja sigue en pie
La crisis tiene paradojas que hace que asuntos dispares se toquen en los titulares recientes, aunque la economía y la prostitución (callejera en este caso) tengan algo que ver, pues se trata, en ambos casos, de transacciones económicas. En esta ocasión será la puta quien pagará (una multa); mientras los cerebros de la economía malagueña aseguran que estamos ya en la senda del crecimiento. En una esperanza inédita en estos tiempos, los voceros del Colegio de Economistas de Málaga, señalan en su Barómetro que pese a que la provincia cerrará el año 2010 con una caída del PIB de -0,4% (coincide con las cifras de la Junta), se ven ciertos brotes que hacen renacer la esperanza. ¿Un optimismo exagerado? Veamos.
En 2011 la economía local se empezará a volver positiva. Aunque a pesar de ello, no se creará empleo, dicen estos adelantados; pues todos sabemos, aunque no seamos economistas, que para que una economía cree puestos de trabajo se necesita un crecimiento global de al menos 2%. Y eso, no sucederá hasta 2012, en el mejor de los casos. Avisan, no obstante que este otoño, será una especie de ‘paso del Rubicón’ debido al incremento del paro en la región andaluza, que lidera el ranking nacional con un temible 30% del desempleo, otra medalla para la holgada chaqueta de la Junta. Y, agregan estos optimistas, el tejido empresarial malagueño está listo para crecer, siempre y cuando se den tres condiciones necesarias: “Mejora del acceso a la financiación, medidas gubernamentales adecuadas y mejora de las economías europeas”. Desde luego, las dos primeras no están ni se las espera.
Si estamos de acuerdo en que es posible que hayamos o estemos tocando fondo, cosa muy distinta es salir de ese foso. Se basan en que ha aumentado la afiliación de empresas malagueñas a la Seguridad Social, por una parte, y la creación de sociedades mercantiles, con Málaga de nuevo en primer lugar de Andalucía con más de mil escrituras entre Abril y Junio, así como un descenso del cierre de empresas durante el mismo período del 21, 3%. Bueno, no todo puede ser rigor. Aunque el diagnóstico final es que estamos en una fase de estancamiento. Ellos fijan sus esperanzas en el turismo, que no se ha desacelerado demasiado y es lo único firme que, al parecer, queda en pie; aunque no hay que descuidarse de Marruecos en plena campaña de captación turística. El sector inmobiliario sólo aparece en positivo en relación a los precios de las viviendas que han bajado un 20%, aunque no produce un aumento de las ventas, ni de la construcción, que siguen congeladas; recordando, finalmente, que esta industria, en rigor mortis, es el gran nicho del desempleo en la región.
El otro problema que aflora con la prohibición del sexo en la calle es también de orden económico: las putas. Es sabido que las autoridades municipales se deben a sus vecinos, y si las putas y sus fogosos clientes molestan, hay que hacer algo. Lo han hecho en Barcelona, Granada, Madrid, con dispares resultados. Y ahora en Málaga, perseguir, sobre todo al origen de la tentación: las putas. Multas de hasta 1.500 euros, que una puta callejera no podrá pagar. El problema y su solución no parecen ser coherentes. Hay putas que son agentes libres, pero la mayoría es propiedad de proxenetas francos o de mafias organizadas. ¿Cuánto pagarán éstos? Son mujeres, ciudadanas de segunda o tercera categoría, según tengan papeles de identificación o no. Trabajan en un régimen de neo esclavitud, alejadas de la protección de cualquier contrato colectivo, seguridad social o plan de pensiones. Su futuro es el presente de cada día o noche en la esquina o en el descampado, ligeras de ropas y llenas de drogas; dispuestas a lo que le pidan por un breve puñado de euros. Es cierto que su actividad al aire libre no es nada libre, que es denigrante para ellas mismas y para la vecindad que las mira sin compasión, pero las multas no las liberan, las trasladan, las arrinconan, las marginan aún más.
En esto, políticos legisladores, hay que ser serios. Los signos de la sociedad hay que saber leerlos. A veces, parecen ustedes analfabetos sociales. La prostitución, junto con el tráfico de drogas ilegales y armas, son los grandes negocios del mundo globalizado. Mueven más dinero que el PIB de algunos países europeos, como Dinamarca o Finlandia, por nombrar dos. No crean que por multar a cien o mil putas de las calles malagueñas van a terminar con esa práctica del sexo pactado. Hay que ir al fondo de la cuestión. La solución a la práctica de la prostitución, que está en manos de mafias maestras en el arte del acoso al género femenino y ya cultivan también el territorio chapero, es estudiar la forma de legalizarla. Piensen en eso y sean valientes. Algunos países de nuestro entorno ya lo han hecho, consúltenlos. Esto no es un problema moral, sino humanitario y femenino fundamentalmente.
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