Por un paro biológico de políticos en Semana Santa

21 Feb

La lluvia bíblica de alcaldables y presidenciables esta próxima Semana Mayor ‘electoral’ es la ocasión perfecta para poner freno a tanto político dándole a la campana de los tronos.

En un gesto que le honra como político táctico, no así como gestor de fondos públicos, nuestro presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha decidido que los españoles tengamos dos citas electorales solo separadas por un mes, en lugar de una en un solo día.

La decisión, cercana a sus intereses políticos pero alejada de la moderación presupuestaria, probablemente tenga un sobrecoste de 130 millones de euros. Como alguna vez hemos comentado en esta sección, no hay nada tan etéreo como gestionar dinero ajeno.

De paso, como saben, esta decisión dará lugar a algo tan surrealista como que la campaña de las generales comience un Viernes de Dolores, con lo que la Semana Santa de Málaga se solapará con la primera parte de la campaña electoral.

Ante esta coyuntura, recordemos semanas mayores pasadas en las que nuestro alcalde, Francisco de la Torre, a modo de raudo cohete cofrade ha estado en casi todas las salidas procesionales, quién sabe si al mismo tiempo, y ha protagonizado el tradicional toque de campana de los tronos, deferencia de buena parte de nuestras cofradías. Eso sí, estuvo seguido muy de cerca por el portavoz del grupo municipal de Ciudadanos, Juan Cassá, que también ha querido participar del rito.

Las cofradías son libres, faltaría más, de elegir año tras año a nuestros políticos para tan simbólico pistoletazo de salida, pero deben saber que este año les caerá, en lugar de la plaga bíblica de la lluvia de ranas, una tromba de cargos públicos y aspirantes en forma de alcaldables, presidenciables, concejables, consejeros, exconsejeros, ministros y exministros del ramo, algunos de ellos con el mismo interés por la Semana Santa de Málaga que por aprender polaco en una cueva húmeda.

Les guste o no, la campaña electoral les empujará a tratar de copar en lo que puedan el espacio de la celebración religiosa para darse un pequeño baño de masas entre capirotes y tratar de robar protagonismo, aunque solo sea por unos segundos, a las procesiones de Málaga.

Es sólo una opinión personal, pero a un servidor, dar tanto protagonismo, año tras año, a nuestros políticos, siempre le ha parecido un exceso de buena educación y mucho más en las circunstancias que se avecinan.

Por eso, en la próxima Semana Santa electoral sería un bonito gesto de las cofradías el poner en práctica algo así como un paro biológico de políticos y canditatos de cualquier signo.

En su lugar, qué hermoso sería que el toque de campana lo cedieran a médicos que salvan vidas a diario, investigadores que han desarrollado una vacuna, misioneros que pasan sus días en tierras ignotas o maestros intrépidos que enseñan en escuelas prefabricadas… en suma, personas de demostrada valía sin necesidad de que siempre sean los políticos de turno.

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