Los vecinos de Parque del Sur tienen a la vuelta de la esquina, en un corto paseo, la posibilidad de disfrutar en pleno campo del puente sobre el arroyo Aceiteros del Acueducto de San Telmo.
Alguna vez hemos comentado en esta sección que uno de los mayores problemas del Acueducto de San Telmo es que una caterva de administraciones y entidades se ha hecho cargo de ella, a través de una fundación. Al no pertenecer en concreto a ninguna de las representadas y tratarse de un monumento con tantos kilómetros y tan esparcido, sólo recibe de higos a brevas pequeñas inversiones que, lejos de recuperar la obra, en realidad fían su futuro a la pericia de los albañiles que la levantaron a finales del siglo XVIII y a la solidez de sus materiales.
A pesar de su extensión, en Ciudad Jardín quedan soberbios trozos de acueducto inmersos en el casco urbano. Quizás el más discreto de todos sea el que comparten, arriba y abajo, Mangas Verdes y Parque del Sur: el puente de un solo ojo sobre el arroyo Aceiteros.
Para verlo desde Mangas Verdes hay que subir a todo lo alto de la barriada y atravesar una zona bastante abandonada, el final de la calle la Panala, en la que, espera la asociación de vecinos del barrio, se hará algún día un mirador con vistas estupendas. Planes hay.
Si uno quiere visitarlo con los pies en la tierra, deberá subir hasta el final de la avenida principal de Parque del Sur, la avenida de las Postas. Luego, hay que dejar atrás la acera, meterse por una suerte de pequeña acequia y, a continuación, bajar al punto en el que el arroyo Aceiteros es engullido por la red municipal. Es un entorno en el que abundan, como no podía ser menos, pintadas pandilleras en las que el ingenio siempre está en un segundo plano y prima el nombre del infractor. El ego es el mensaje.
Tras andar unos metros por la zona más civilizada del arroyo, con este tramo final hormigonado, tendremos delante el puente del acueducto en casi perfecto estado de revista si no fuera por las pintadas gigantes que un grupo de protozoos ha realizado en sendos pilares del arco, probablemente sin pajolera idea del valor histórico y artístico del monumento agredido (y está por ver que conozcan el significado de la palabra «monumento»).
Muchos vecinos de Parque del Sur aprovechan la zona para pasear a sus perros y estirar las piernas. Una obra de ingeniería del Siglo de las Luces para disfrute de uno de los barrios más poblados de Málaga. Y que dure.
Traslado al puerto
Disculpen que uno se meta en estructuras de once varas, pero hace mal la empresa Ferrovial al querer llevarse por las buenas la plataforma encallada frente a Benalmádena.
Si ejerciera la responsabilidad social corporativa, trasladaría unos días el invento al Puerto de Málaga, justo al lado de donde irá el hotel. De esta manera, los malagueños tendríamos una imagen aproximada (aunque algo pequeña) de lo que se les vendrá encima con el próximo hito hotelero del siglo XXI: el irreparable destrozo visual de su bahía en aras del progreso de un par de cuentas de resultados.