De cómo empezar un río por el tejado

3 Mar

Los expertos reclaman una solución global para el río Guadalmedina mientras nuestros políticos se conforman con ponerle caminos para bicis y paseantes.

Los que sigan la política malaguita ya conocen que hay cosas más antiguas que los gorros de papel, la promesa del saneamiento integral de todos los veranos o la del tren que enlace al fin Marbella y Estepona. Hablamos, cómo no, del río Guadalmedina, del que se debate en esta ciudad, literalmente, desde tiempos del Rey Felipe II.

El pasado domingo La Opinión dedicó tres páginas a un foro con expertos para hablar del río. Cuatro de los cinco participantes –con la salvedad del arquitecto José Seguí, ganador del proyecto de la Fundación Ciedes para integrar el río en la ciudad– abogaron por abordar primero la solución hidrológica antes que la estética, al entender que es lo más urgente. Recordaron además que la presencia de la presa del Limonero en la cabecera de la ciudad sigue siendo un riesgo, por lo que habría que realizar varias obras de ingeniería para que una tromba de agua aislada no supusiera una tragedia.

Uno de ellos, el miembro de la Academia Malagueña de Ciencias e ingeniero técnico Manuel Olmedo propuso una doble actuación en caso de una avenida extraordinaria, que el representante del Colegio de Ingenieros de Caminos de Málaga, Ángel García Valero, vio totalmente factible: desviar un tercio de ese cauce extra al arroyo del León y el resto que fuera por un gran conducto hasta el mar bajo el propio cauce del Guadalmedina.

Frente a la conclusión mayoritaria del foro vemos que las gestiones más urgentes que están realizando en los últimos meses nuestros políticos se centran en tratar de mejorar el aspecto del río para integrarlo en la ciudad.

Les urge que en el cauce haya carriles bici y senderos, una vía verde que podría irse a freir espárragos si un buen día una tromba de agua, y alguna hemos sufrido en Málaga en los últimos cinco siglos, hiciera añicos la presa del Limonero, posibilidad remota pero posible.

Con este maquillaje urbano corremos el riesgo, una vez más, de empezar la casa, o en este caso el río, por el tejado y posponer sin fecha la madre del cordero: obras de ingeniería para el Guadalmedina, ya contempladas en las elecciones de 2000 en el proyecto de la Confederación Hidrográfica del Sur que anunció Celia Villalobos.

Si nos quedamos con caminos para bicis y paseantes en el cauce seguiremos como en tiempos de Pedro Aparicio, cuando también se invirtió en la mejora estética del Guadalmedina y ahí quedó todo.

En ese caso, esta generación de políticos habría demostrado una notable miopía para uno de los problemas más antiguos que quedan por atajar en la ciudad.

Como aconsejó otro de los participantes del foro, el exconcejal de Urbanismo y expresidente del Ateneo Jesús Pérez-Lanzac, que se convoque una oficina técnica con todas las administraciones, la UMA y los colegios profesionales y que hablen los técnicos, no vaya a ser que todo se quede en agua de borrajas y un carril bici, eso sí, precioso.

2 respuestas a «De cómo empezar un río por el tejado»

  1. HACE SIGLOS QUE EL GUADALMEDINA NO ES UN RIO

    Ni un arroyo ni un torrente. Para nuestra vergüenza, es solamente un desagüe de la presa del Limosnero y lo soportamos dividiendo y malcarando la ciudad, para que lo usen un pàr de veces al año.

    El arquitecto oficioso del PSOE QUE TANTO SE DESGAÑITA PARA REALIZAR UNA “IDEA” QUE LE PREMIÓ CIEDES DE MANERA MUY SOSPECHOSA, LO ÚNICO QUE TRATA ES DEMOSTRAR LO LISTO QUE ES.

    pero todas las grandes ciudades europeas costeras han resuelto su pàrticular Guadalmedina sustituyéndolo por un paseo (ver Ramblas) Como diJo Herrera Oria “hay que taparlo”, Aplicar lo que quiere nuestro enemigo el PSOE es condenar Málaga perpetuamente a la división y la incoherencia.

  2. Lo que argumentas, querido Alfonso, no es ningún disparate. Sí lo es que los políticos (sean de las siglas que sean) no quieran ver esa posibilidad que en modo alguno es descabellada : una gran tromba de agua rompe la presa, y…? La tragedia y las excusas.
    Los partidos políticos ahí tienen que dejar que sean los expertos quienes decidan lo más razonable.
    Enhorabuena por tu artículo una vez más, y felicidades por esa acerada modificación de una imagen lingüística que ahora tú renuevas y destacas en tu texto al situarla en el título mismo : ahí se declara el estupendo escritor que en tu persona habita.
    Gracias. La ciudad sigue en deuda contigo.

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