Don Juan Temboury, el salvador de Málaga

26 Sep

Si la casualidad hubiera querido que don Juan Temboury viviese en otro rincón del globo, Málaga habría sido una ciudad más pobre y de peor calidad

Lo mejor que se puede decir de don Juan Temboury Álvarez es que sin él Málaga habría sido una ciudad bastante peor en muchos sentidos. En este año en el que se conmemora el medio siglo de muerte, bueno es recordar a este malagueño descendiente de franceses que como señalaba Baltasar Peña Hinojosa fue el «relaciones públicas» de la ciudad pero también, en muchos aspectos, su salvador.

Porque a este descendiente de una dinastía francesa de ferreteros Málaga le debe la reconstrucción de la Alcazaba y del Castillo de Gibralfaro, el Museo Arqueológico que entonces instaló en la fortaleza árabe pero además colaboró en la restauración de la iglesia de Santo Domingo; la torre de la iglesia de Santiago; el Palacio del Obispo; las ermita de Zamarrilla; la iglesia de la Victoria; la alcubilla de calle Refino; el palacio de los Condes de Buenavista –hoy Museo Picasso–; el Teatro Romano y la recuperación de la Catedral tras los desastres de la guerra.

No hay que olvidar tampoco su impresionante archivo fotográfico, los estudios sobre el patrimonio de Málaga, los esfuerzos por recuperar toda la obra religiosa tras los incendios de iglesias y conventos del 31…ni tampoco el trazado de los jardines del Sagrario.

A esta increíble hoja de servicios hay que sumar que junto con el archivero municipal Francisco Bejarano puso al día el callejero de Málaga tras la guerra, y aunque la ciudad pagó el peaje bélico dedicando nombres a los vencedores el callejero recuperó una riada de nombres tradicionales, alejados al fin de las turbulencias políticas.

Y claro, desde los años 50 fue el nexo de unión entre Málaga y Picasso a través de Jaime Sabartés, el secretario del artista. El germen del Museo Picasso nace con él.

Sería injusto, por cierto, no recordar en esta relación el papel jugado por Francisco Bejarano, quien como archivero municipal preservó las cartas enviadas por don Juan Temboury a Sabartés y Picasso, de las que guardaba copia, con lo que Málaga ha podido conservar la correspondencia completa (Véase el estupendo libro La sombra de Picasso sobre Málaga y su Museo, de Rafael Bejarano Pérez).

Se recuerda a don Juan Temboury estos días y no se debe quedar en el tintero que también fue un académico prodigio, pues desde los treinta y un años, cuando ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, por la que tanto luchó, fue ingresando en sucesivas academias, incluida la de la Historia.

Pero el mejor homenaje que el Ayuntamiento puede hacerle –institución a la que perteneció en años cruciales para Málaga como delegado de Cultura– es adecentar el cochambroso Paseo de Don Juan Temboury que rodea la Alcazaba y que como ha denunciando está sección cienes de veces, necesita la urgente restauración de su decrépita, oxidada e inestable verja, así que pasen cien años.

Don Juan, muchas felicidades y mucha paciencia.

Una respuesta a «Don Juan Temboury, el salvador de Málaga»

  1. Me parece muy bien que si una persona ha hecho muchas cosas buenas para Málaga se le recuerde y se le reconozca su buen quehacer, lo mismo que ponemos verdes a los que lo hacen mal y se lo merece. En las las noticias sólo se ensalza lo malo, que está bien para corregirlo como se merece. Pero no hay que olvidar a las personas que lo hacen bien para la comunidad que son más de las que parece, aunque solo vende lo malo. Enhorabuena Alfonso. Un abrazo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.