Ese rincón tan deportivo como apocalíptico

10 Dic

En lo alto de un enorme depósito de Emasa, en la calle Eresma de La Palma, vegeta desde hace años un campo de fútbol que parece sacudido por un seísmo

Hace unos días hablábamos muy de pasada de Pedro Páramo, esa novela de Juan Rulfo tan peculiar, plagada de personas que no están, precisamente, vivitas y coleando. De cualquier forma, no solo encontramos importantes dosis de realismo mágico en los libros.

En Málaga, sin ir más lejos, podemos encontrar muchos ejemplos en los que la fantasía y la realidad están mezcladas a fondo (un político, siempre en busca de llegar a un auditorio más amplio, diría «imbricadas», palabra tan de moda entre ellos como la expresión «establecer sinergias», de la que hablamos hace unos días).

Pero vayamos al grano: ¿Quiere usted realismo mágico?, ¿busca un lugar difícil de creer y que no esté localizado en la balda de una biblioteca? Ahí tiene, por ejemplo, la calle Eresma, en La Palma, pegada a las primeras estribaciones del Cerro Coronado.

Este diario ya informó a comienzos de 2010 del deseo de los vecinos de solucionar el problema y hasta la Fundación Deportiva se interesó por el lugar surreal, aunque a la vista de que no hay novedad en el frente, no parece que el interés se haya prolongado durante mucho tiempo.

Se trata de un gigantesco depósito de Emasa, coronado por un campo de fútbol, al que se asciende por una rampa de unos 200 metros de largo que hoy sirve de aparcamiento.

El paseante, por otro lado, tendrá que estar en forma porque deberá hacer un auténtico eslalon si quiere sortear las cacas de perro, estratégicamente situadas a lo largo de la rampa. Cuando corone el ascenso, tendrá ante él un horizonte de vegetación espesa, con sólo un pequeño caminito de cemento.

Atravesada la espesura, se topará con los restos, hundidos y cuarteados, de una pista de deportes. Un campito de fútbol con vistas fantásticas a las torres de La Palma, trozos de la bahía y la Catedral, que se avista a lo lejos. A la derecha tiene una falda del Monte Coronado.

Los vecinos cuentan que la pista, escoltada por un grupo de farolas que todavía se tienen en pie, fue cediendo a causa del terreno y terminó con el aspecto de los pueblos más pegados a Granada tras el meneo sísmico de 1884.

En 2010 los vecinos ya pidieron al Ayuntamiento de Málaga que el campo se recuperara. Por su mal estado, recuerda bastante otro rincón de Málaga, felizmente rehabilitado la pasada década: la llamada calle Hundida de Monte Pavero, conocida de esta guisa porque quedó para el arrastre tras las inundaciones del 89.

El caso es que nuestro Consistorio debería comprobar si este alicaído terreno puede recuperarse y en caso de que no se pueda y si comprueba que la zona es peligrosa y puede seguir hundiéndose, demoler el depósito o al menos impedir el acceso a los peatones. En suma, hacer algo, aunque sólo sea para solucionar una cuestión casi literaria. Puro realismo mágico.

Una respuesta a «Ese rincón tan deportivo como apocalíptico»

  1. Señor Vázquez, está claro que no entiende la actitud protectora del Ayto. referida a esa instalación deportiva para con los posibles usuarios de la misma, de estar operativa. Porque en esa pista, pelota que cayese al otro lado del muro, pelota que habría que ir a recogerla, chispa más o menos y dada la pendiente, al centro de salud de La Palma, allí pegado al río. Se lo digo porque algún recuerdo parecido guardo de mi más tierna infancia, de cuando jugaba en lo que entonces no era más que un terrizo.

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