Un día después de la denuncia en esta sección, el Área de Medio Ambiente envió barrenderos para limpiar la prometedora zona de juerga nocturna
Hacia las 8.30 de la mañana de ayer, el Monte Gibralfaro estaba lleno de vida, aparte de las ardillas y los camaleones. Y no se trataba de juerguistas de última hora, dispuestos a hacer compatible el amanecer con la cogorza, sino de barrenderos de Limasa, que hollaban esa primera estribación del monte, a un tiro de piedra de la cuesta de Mundo Nuevo, en la que con tanta tenacidad se celebran botellones.
Como recordarán, el pasado martes esta sección informó del regreso de lotes considerables de porquería a Gibralfaro, después de que en enero el Ayuntamiento enviara a una cuadrilla de empleados del programa contra la exclusión social para limpiar lo que, después de muchos meses de acumulación, se había convertido en un vertedero.
Hay por tanto que felicitar al Área de Medio Ambiente por la rapidez de reflejos que ha demostrado en esta ocasión. Ya casi no quedan huellas del bebercio de algunos malaguitas que, sin complejo alguno, podríamos encuadrar en la cabaña porcina.
Pero hay una noticia mejor que esta rápida limpieza de la parte botellonera de Gibralfaro: ayer supimos por La Opinión que el Monte Gibralfaro dejará de considerarse zona forestal para pasar a convertirse, a partir de junio, en zona verde y tener el mismo tratamiento de limpieza que el resto de jardines del Centro.
Una magnífica noticia porque eso supondrá que dejará de estar semiabandono. Además, los futuros barrenderos de esta zona, que esperemos que no se limiten a limpiar el camino que serpentea hasta el castillo, ya saben que en este primer trecho del monte se bebe a mansalva y hay que echarle un ojo de forma cíclica, sin necesidad de que los medios de comunicación tengan que denunciarlo.
Además, un servidor ya está hasta la coronilla de inspeccionar tanta porquería montaraz. Piensen además en el efecto que esta conducta causa a los paseantes mañaneros de perros, que ven cómo de una loma salta a la carretera un tío calvo y con barba con una maleta en la mano. ¿Qué pensarán de este individuo?, ¿concluirán que es un periodista o un depravado majara? Pues eso, que bienvenida una limpieza constante del monte, también de esas lomas borrachuzas.
Un mundo sin color
Guille, un niño de seis años, preguntaba el otro día a un servidor: «¿En tiempos de Picasso el mundo era en blanco y negro?». Hizo la pregunta porque, confesó, le hubiera gustado vivir un rato en unos tiempos tan fascinantes, faltos de color.
Después de ver a Picasso en alguna película y en tantas fotografías sin un verde, un rojo, un amarillo o un azul que llevarse a los ojos, sacó sus propias conclusiones. Con una televisión pública rácana en películas en blanco y negro, en grandes clásicos que seguían emitiéndose hace 20 años, luego pasa lo que pasa.
aprovechando la limpieza de Gibralfaro, por favor no se olviden del Monte Victoria , está enfrente y alli cada noche de cada día hay botellón, multitud de botellas, basura de todas clases que además en más de una ocasión ha terminado en incendio, el ultimo hace menos de un mes.