El Ayuntamiento lo vuelve a conseguir con un informe sobre los Jardines del Barrilito cuajado de expresiones semiesotéricas y enrevesadas
En una jornada en la que miles de malagueños recuerdan a los seres queridos y otros miles han tratado de simular en su rostro los estragos cutáneos de los zombis, sacaremos a colación una nueva lección humorística del lenguaje administrativo, en este caso deparada por nuestro Ayuntamiento de Málaga, que cada cierto tiempo nos hace estos inesperados regalos para animarnos el día.
Ya saben, nos referimos a ese lenguaje abstruso, semiabstracto y engolado, con querencia por palabras y expresiones kilométricas en un intento de sus hablantes –seguramente milenario– por hacerse destacar de la plebe con un vocabulario de elite. En suma, con la exhibición impúdica de una jerga técnica para iniciados que entra de lleno en el ignoto mundo de los ritos mistéricos y la cursilería.
Si quieren pasar un buen rato, echen un vistazo a la información municipal sobre las obras en los Jardines de Alfonso Canales, vulgo del Barrilito. Una de las actuaciones será una rampa que unirá la calle Vendeja con la plaza de la Marina. Donde irá la rampa, viene a decir el informe, hay muchos árboles y está bastante oscuro, así que esa zona se va «a permeabilizar», colocándole la rampa de rigor y antes se hará «el aclareo del estrato arbóreo existente». No me digan que no es maravilloso. El poseedor de la jerga no nos aclara si el Consistorio se cepilla los árboles, que será lo más probable, o sólo los poda, prefiere optar por algo tan sumamente enrevesado y genial como ese aclareo del estrato (arbóreo, no geológico).
Hay otros pasajes memorables en este texto semiesotérico, como cuando asegura que la tendencia actual en la jardinería es la de crear «oasis urbanos» (no sabemos si con jaima y camello) «pero aumentando su permeabilidad visual y espacios de estancia». Los «espacios de estancia» suponemos que serán los bancos para sentarse y no se extrañen si además los colocan sin respaldo, que por desgracia es la tendencia actual en la jardinería, como acabamos de ver en la Travesía del Pintor Nogales, lo que provoca que los utilice muy poca gente.
También se cambiarán los «circuitos peatonales» (caminos de tierra) demasiado angostos, por algo que usted, lector, ya tenía que haber adivinado: «Por flujos de mayor diálogo con las diferentes calles que allí confluyen».
En resumen, un texto genial y divertido (sin pretenderlo seguramente) que nos regala una sabia moraleja: para comunicar algo a un número importante de personas, nada como la contención, la claridad y dejarse de florituras.
Mihura y Gibralfaro
Aseguraba Miguel Mihura allá por 1928 que el campo era «una cosa grande, con hormigas, que sirve para echar latas de sardinas vacías y papeles de periódicos mugrientos».
Después de ver hace un par de días en esta sección el aspecto del Monte Gibralfaro, en la estribación más próxima a la calle Mundo Nuevo, nuestras autoridades pueden proclamar con orgullo que el concepto humorístico de campo se ha actualizado en Málaga. Las latas de sardinas y los papeles de periódico han dado paso a las litronas, las botellas de ron y las cajas de pizza. Málaga, pionera una vez más.
Fantástico, señor Alfonso.
Un saludo, y muchas gracias.
Descacharrante lo del aclareo de los estratos. Pocas profesiones en las que haya más indocumentados que la de urbanista. Resulta cómico ver cómo sustituyen el carácter apenas científico de su profesión con cursiladas literarias. La vista de una cosa se llama “permeabilidad visual”. Unir dos calles se llama “suturar tramas”. Construir algo sin joder el entorno se llama “dialogar con”.
Pero lo del estrato arbóreo es ya de traca. Ya verás como tiran Nereo para suturar tramas, lograr la permeabilidad visual de los paseos y dialogar con el estrato arbóreo de los Baños del Carmen. ¿Cómo queremos que nos tomen en serio?.
enhorabuena