Como con el asesinato de Kennedy, podemos tirarnos los próximos 50 años discutiendo sobre un misterio sin resolver: por qué cayó, no la casa Usher, sino el palacio de Solecio, conocido como el palacio de los Gálvez, en la calle Granada.
El caso es que el derrumbe y posterior huida de las oportunidades de inversión es un hecho doloroso y notorio y nos encontramos con un problema grande: un borrón de proporciones siderales en la milla de oro turística de Málaga, el camino que va desde la calle Larios, hace parada en el Museo Picasso y continúa hasta la casa natal del pintor y vuelta.
Podemos mejorar el pavimento de calle Granada como ahora se anuncia, desarrollar el más esplendoroso octubre picassiano o sacar a pasear a Antonio Banderas o la baronesa Thyssen, que ahí seguirá esa palacio abandonado, con la colección frontal de contenedores, para asustar todavía más a los inversores, como puede verse en la foto.
Muchas son las soluciones aportadas –básicamente de boquilla– por nuestros políticos, que han demostrado con creces que lo único que pueden hacer con este asunto es el ridículo.
Por eso, ha llegado el momento de ofrecer una solución que al mismo tiempo sea una acción reivindicativa, a años luz de esos diputados y parlamentarios que nos abochornan asustando a las cajeras.
Y nada mejor que meterse en la mente obtusa de la mayoría de los políticos, con sus circuitos apolillados por el lenguaje políticamente correcto y los años de obediencia ciega al partido. ¿Qué haría una persona tan rara como ellos?
Muchos lo habrán adivinado: un Centro de Interpretación del Solar Malagueño. Basta con pedir permiso a la inmobiliaria dueña del engendro y por sólo un euro, turistas y visitantes podrán conocer cómo es un solar típico de nuestra ciudad, sin necesidad de adentrarse más por calle Tomás de Cozar o visitar la Trinidad.
Conocerán así, de primera mano, en un soleado paseo guiado, el auge de la especulación durante los años del ladrillo, sabrán de la expulsión de viejos inquilinos y el posterior derribo de casas centenarias y un misterio más profundo que el que envuelve la desgraciada muerte presidencial en Dallas: Por qué los solares malagueños duran más que la mayoría de los periodos geológicos. Es una idea.
La huella feriante
Lo que sigue debe leerlo usted siempre que no esté en pleno desayuno, almuerzo, merienda o cena, según sean su apetito o ingresos. El caso es que, desde mediados de la pasada Feria de Agosto, hace ya unos 15 días, en la acera del cine Astoria de la calle Victoria, a la altura del primer paso de cebra, frente a la casa hermandad del Rico, se encuentra una plasta que en el argot malagita se conoce como pota, en recuerdo del potaje.
Esperemos que el Ayuntamiento tome cartas en el asunto y limpie (el asunto). En una nota de prensa, de las que estila en lenguaje incomprensible, bien puede hablar de «la ruptura del co-working en el cluster estomacal» para describir el engendro.
Me parece mentira y no salgo de mi asombro, que esto siga sucediendo en Málaga en 2012, me parece muy grave. Esto en otras ciudades no ocurriría jamás.
Me encanta vuestro blog, ya era hora que se denunciaran las atrozidades urbanísticas y contra el patrimonio que se vienen realizando en Málaga desde la década de los 60.
Muchas gracias.