El mercado menos provisional de España

1 Mar

Hay combinaciones que resultan letales incluso para la clase política más reacia a escuchar a eso tan abstracto que es «la ciudadanía», que es una palabra muy bonita, salida de la Revolución Francesa y que resulta más abstracta todavía que lo antes se decía, «los ciudadanos».

El caso es que si en vísperas de unas elecciones municipales se unen en una plataforma asociaciones de vecinos, de comerciantes, inmobiliarias y hoteles, ya tiene usted la partida ganada, porque los políticos no se atreverán a toserle a usted ni aunque abogue por el asfaltado del Parque.

Pero es que además, la plataforma que surgió en abril del año pasado en el Centro Histórico tenía más razón que un santo, pues quería que desapareciera la enorme estructura metálica que, durante unos meses, hizo de mercado provisionalidad de Atarazanas mientras se rehabilitaba el mercado central. Tras un año en desuso, y ante la propuesta de que la jaula permaneciera convertida en Mercado de las Artes, todos estos colectivos se unieron pidiendo que desapareciera para contar con una plaza de Camas despejadita, en el abigarrado Centro Histórico.

A la plataforma, que se presentó en abril de 2011, el Ayuntamiento le dio formalmente la razón en septiembre del año pasado, con el anuncio de la concejala de Comercio, Mar Martín Rojo, de que iban a sacar en corto plazo, una oferta pública para que una empresa lo desmontara.

El corto plazo se ha convertido en cinco meses y ahí tienen ustedes ese entramado de callejuelas metálicas que ofrecen al visitante toda una rica paleta de efluvios de orina, desde el pipí de los perros hasta, suponemos, la de sus dueños, porque el olor no se puede aguantar.

Como Miguel de la Quadra Salcedo cuando indaga en el Amazonas, ahí va un servidor, callejeando por el mercado provisional con tal de contarles a ustedes las impresiones. Y lo primero que advierte es a una pareja de italianos con cara de asco y lamentando haberse metido por donde no debían.

Y es una pena porque la jaula da a la parte trasera del Museo de Artes Populares que es preciosa, un espacio que, merecidamente, llevará el nombre de plaza de Enrique García-Herrera, el generoso creador del museo. Por eso no se explica la persistencia de esta cochambre metálica, con botellas lanzadas en su interior, pintadas y una disposición que permanece incrustada en el aparcamiento municipal de la calle Camas. Así que si ustedes quieren usar este parking, deberán inhalar el tufo a pipí variado sin remedio.

En la entrada al aparcamiento por la calle Fernán González, por ejemplo, podrán leer pintadas del mercado temporal tan inquietantes como «tú también eres la rabia».

Si no la rabia, sí que los vecinos comienzan a sentirse identificados con la indignación. En este asunto del mercado menos provisional que se ha visto en Málaga, parece que la proximidad de la calle Camas ha empujado al Ayuntamiento a dormirse en los laureles. Habría que despertar al durmiente y recordarle su compromiso.

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