El desayuno tempranero de las cotorras argentinas

14 Dic

Pocas personas conocen que el nombre oficial del Parque Litoral es el 25 de noviembre, en recuerdo de las víctimas de la violencia machista, cuyo día se conmemora cada año en esa fecha (lo siento, pero a un servidor no le sale ese esnobismo anglosajón de la violencia de género).

Los parques de Málaga pueden visitarse a cualquier hora del día, aunque la mayoría de los usuarios prefiere disfrutarlos en la misma franja horaria (de 5 a 7 de la tarde en invierno) y hay más gente que en la guerra.

Otra hora alternativa mucho más productiva es a primera hora de la mañana, cuando la noche clarea y el sol empieza a regalar unos tonos dorados que los poetas, poco madrugadores, sólo atribuyen al dorado atardecer. Ayer, a las 8 de la mañana, el Parque Litoral, solitario y grandioso, iba desvelando todo lo que tenía que ofrecer durante el día, acompañado por una inusitada marabunta de cotorras argentina, unas 60, que tomaban el desayuno muy disciplinadas en un parque que, con estas comidas en grupo, seguro que necesitará muy pocos cortes de césped.

Y harían bien en pasarse estos loritos por las pistas de petanca, en cuya superficie la única competición que puede jugarse es una de camuflaje, pues las hierbas las han tomado al asalto desde hace tiempo.

El sol, mientras tanto, empieza a perfilar los árboles del Parque, y al fondo, preside la escena la chimenea de la Térmica, en pie a pesar de la presión inmobiliaria a la que fue sometida antes de la crisis.

Cruza en ese instante el cielo del parque una bandada de gaviotas, sin que su paso distraiga a las cotorras de su desayuno. Por suerte, ninguna de las gaviotas deposita regalo alguno en la gigantesca fuente del parque, que no está vacía del todo porque en lugar de agua, contiene arena y chinos a mansalva, aunque recuerda a una pista de patinaje.

La pista deportiva, por contra, parece una caricatura chunga del Bronx, con pintadas que evidencian una pose bien estudiada de chusmón irredento, como esa que dice «Dios, perdóname por ser un fiestero», para a continuación aclarar el concepto de fiesta con loas exclamativas a la cocaína y el éxtasis. Pura pose.

Esta pista, por cierto, era utilizada a primera hora de ayer por una pareja para tratar de educar a una buena reata de perros.

El parque 25 de noviembre, con sus trapecios de piedra, su gaviota gigante oxidada y el cerro coronado por un molino de viento, tiene un encanto especial a horas tempraneras, cuando los loritos toman el primer tentempié del día y el sol, digan lo que digan algunos poetas, va dorando y desperezando con su calidez un parque todavía solitario y adormecido.

Nombres

En la plaza de María Guerrero, la del antiguo cine Astoria, un nuevo negocio recuerda por su nombre a una famosa cadena de restaurantes de Málaga. El nuevo establecimiento se llama, en plural, Los boquerones de plata. Otro nombre curioso, el de una cafetería en la calle Ayala, un divertido juego de palabras: Nothingan Prisa. Calma pues.

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