Trece años detrás de un murallón decrépito

24 Nov

Un lector con el valor suficiente como para seguir esta sección a diario, notará que, a medida que pasa el tiempo –y la cosa va camino de los 13 años– hay cuestiones que se repiten.

Y no es sólo por falta de imaginación del firmante, o porque el ámbito de actuación de esta sección se reduzca la mayoría de las veces a la ciudad de Málaga. En ocasiones, vuelven a la palestra porque los problemas no se solucionan. Y a veces, son carencias tan evidentes que asombra el grado de apatía de nuestras administraciones, que si bien ahora no pasan por su mejor momento económico, han tenido épocas en las que una miríada de promociones inmobiliarias les cuadraba las cuentas.

Pero parece que las extensas praderas de adosados de los últimos 20 años no han sido suficientes para acometer las obras de acondicionamiento y mejora en el paseo de don Juan Temboury, cuyo murallón, levantado por los presos políticos republicanos, sigue ofreciendo una imagen de franca decadencia, y en sus alturas, de peligrosidad.

Pero empecemos por sus bajuras, donde los peligros, en lugar de llevarnos a un hospital, sólo nos pueden llevar a la tintorería y es que en la calle Guillén Sotelo, la parte trasera del Rectorado, el tiempo ha hecho que se caigan buena parte de las rejillas colocadas hace un par de años por el Ayuntamiento en los desaguaderos.

El resultado es que han vuelto a anidar las palomas, y allí que las vemos, asomadas por los agujeros, dispuestas a ser un arma de destrucción textil masiva, aunque los insensatos sostengan que sus lanzamientos traen buena suerte.

En lo que respecta a las alturas, ahí siguen, como diría Juan Benet, las herrumbrosas lanzas, esa verja oxidada y bamboleante que caracolea junto a la Alcazaba y que un día, confiemos en que no, nos dará un disgusto porque se mueve más que los precios. Pero qué duda cabe que nuestras tozudas y apáticas administraciones están poniendo todo el interés para que se produzca un accidente.

No hay que olvidar tampoco que, además de una cuestión de seguridad, lo es de imagen, pues la aplastante mayoría de los usuarios del paseo de don Juan Temboury son turistas en busca de buenas vistas de la ciudad. Ninguno sube por esta cuesta marchita detrás de un accidente.

Dentro de otros 13 años qué se apuestan que seguimos con la misma cantinela.

Sonido patriótico

Entre los sonidos más curiosos que nos deja esta ciudad se encuentra el que producen las decenas de astas para las banderas instaladas a la entrada del Palacio de Ferias.

En días de viento como ayer, las cuerdas encargadas de izar las banderas pegan con fuerza, casi al unísono, contra las astas, produciendo un sonido indudablemente patriótico pero que te traslada a un barco en alta mar.

Por cierto que, de tanta ventolera, la bandera de España está bastante deshilachada. No dejemos que el símbolo nacional refleje nuestro estado socioeconómico.

2 respuestas a «Trece años detrás de un murallón decrépito»

  1. Hay tatas cosas que se hacen mal en esta ciudad..y como bien dices encima ahoras las arcas de los Ayuntamientos están vacías y menos cosas van a solucionar…pese a todo, siempre es importante que alguien nos recuerde estas cosas..aunque tenga que decirlo varias veces para que escuchen http://www.suabogadoenmalaga.es

  2. Abogado Málaga, quizá que las arcas estén vacías sea una buena noticia para los ciudadanos del común. Pues, cuando estaban llenas no solo no solucionaron nada, sino que nos crearon multitud de problemas: Urbanismo basura, enchufismo, despilfarro inútil, corrupción, expolio impositivo, etc. Si no fuera porque la crisis no es recomendable para los ciudadanos, yo abogaría por una crisis 200 años, al menos.

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