Montana, Oklahoma y Parque Atalaya: fronteras

11 Nov

Desde hace décadas y gracias a la imprescindible ayuda de los satélites artificiales y las vistas aéreas, los expertos han comprobado que la orografía de Málaga, si bien es un seguro contra las bajas temperaturas, también puede considerarse puñetera.

Las sierras y montes comprimen el espacio urbano, de ahí que sea complicado crecer de forma más o menos ordenada, como ocurre, por ejemplo, en el secarral madrileño.

Nuestra expansión se hace, no por donde debería sino por donde se puede e incluso a la hora de plantear una solución más racional como unos rascacielos, tienen que restar metros cuadrados a una gran zona verde como ha ocurrido, de forma lamentable, en los terrenos de Repsol.

Y sin embargo, Málaga crece básicamente hacia el Oeste, como los norteamericanos en el siglo XIX. Campanillas, Churriana o los alrededores de Teatinos son como Montana u Oklahoma en 1830, aunque sin tiros ni apaches a la vista.

Esta sensación fronteriza la encontramos de forma palpable en las avenidas dedicadas al editor Ángel Caffarena y a María Victoria Atencia, que va a continuación de la primera.

Situadas en la parte más alta de la Colonia de Santa Inés y Torre Atalaya, lo más curioso es que, lo que parece más urbanizado resulta precisamente el entorno de laguna de la Barrera, un espacio domado por la ciudad y convertido en un parque que podría mejorar bastante.

El contraste más grande lo encontramos en la Caja Blanca, la sala de exposiciones y actuaciones que ahora mismo se encuentra en pleno campo, coreada por un ejército constante de pájaros y grillos.

Detrás, el monte del Atabal muestra en su ladera este un par de bocados del urbanismo cateto y demoledor de los tiempos del ladrillo, mientras en la ladera sur luce un par de toscos chambaos, posiblemente para guardar animales.

Prosigue esta gran recta mostrando dos realidades completamente opuestas. En el lado sur de las avenidas, la urbanización de Torre Atalaya y enfrente, tras un doble carril adornado con lantanas, campos de olivos y un par de chalés.

Precisamente, en lo que en otras partes de la urbanización es un enorme zona común interior, en un tramo de los bloques nos encontramos con una antigua casa con tejados a dos aguas, flanqueada a su vez por sendos volúmenes con el mismo tipo de cubierta. A pesar de estar tapiada y desvencijada, la mansión deja ver algunos retazos de azulejos sevillanos y como símbolo de esta decadencia campera, a su lado monta guardia una desmochada palmera cargada de picudos.

Los vecinos de la nueva urbanización de Soliva aprovechan para pasar un día de campo cada vez que pasean por esta frontera en plena expansión.

Antiesclavismo

El miércoles pasaron unos niños ante la estatua de Andersen y preguntó uno de ellos: «¿Quién es este hombre?». La respuesta de uno de ellos: «¿No lo ves?, Abraham Lincoln Pues no, seguimos sin verlo.

Una respuesta a «Montana, Oklahoma y Parque Atalaya: fronteras»

  1. El niño que dijo Abraham Lincoln será alcalde de Málaga, o, a lo mejor, Presidente del Gobierno. De eso no cabe la menor duda.

    Un saludo, y muchas gracias, señor Alfonso.

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