La tradición televisiva asusta a cualquiera

1 Nov

Aquí el firmante es un fan moderado de los zombies, esas criaturas con aspecto de haber soportado, las ultimas dos semanas, treinta debates seguidos sobre el estado de la Nación.

El cine fantástico y de terror ha dado muy buenas películas de estas criaturitas. Hay algo divertido en estas piltrafas que andan como las muñecas de Famosa y que desconocen el significado de la palabra higiene.

Otra cosa es abducir un par de dias deL calendario en los que se recuerda a los seres queridos que han fallecido y cambiarlo por un desfile de brujas y espectros. No deja de ser una manifestación más de una sociedad que ya no es que pretenda la eterna juventud, sino que, como en el barco de Chanquete, canta eso de que De la adolescencia no nos moverán.

Y la verdad es que la celebración de Halloween, –el All hallows eve o víspera de Todos los Santos– que estos días, no sólo anoche, festejan desde niños de cuatro años hasta tíos con más entradas que Jack Nicholson, nos lanza el mensaje de que, frente a la realidad bastante gris de la vida, que incluye la muerte de familiares y amigos, lo mejor es pintarse unas ojeras, maquillarse la boca como si hubieras recibido una caricia de Rocky Balboa y emular en los andares al jorobado de Notre Dame y otras criaturas de la noche. Estamos ante la escenificación de una huida hacia adelante.

Lo curioso de Halloween es que se trata de una tradición televisiva, de la que sus practicantes desconocen absolutamente todo: no sólo su origen irlandés sino también el ritual, para el que no dejan de repetir expresiones de ignoto significado para ellos como «truco o trato» (más lógica tendría la traducción «susto o caramelo»). Y por supuesto, la exótica presencia de las calabazas sigue siendo para ellos un misterio difícil de explicar.

Pero la ausencia casi total de conocimientos de los practicantes de Halloween y la falta de base histórica de este desfile de figurantes se suple con el bombardeo publicitario de lo que ya es un esperanzador negocio para Málaga, un motivo más para cambiar el escaparate de las tiendas y enganchar al cliente con esta importación norteamericana de vísceras falsas y calaveras de plástico.

Al fin y al cabo, también del cine y la televisión ha nacido la tradición importada de las despedidas de soltero, desconocidas en España antes de la llegada, en los años 80, de una popular película americana.

A un servidor no le disgustan los zombies, pero los prefiere antes que nada en la gran pantalla, no desfilando en manada por la calle Larios, pero la televisión es la que manda.

Crucemos los dedos para que el apasionante deporte del béisbol, que depara espectáculos de tres y cuatro horas de insoportable duración, no sea la próxima moda a seguir.

Uno puede soportar la mala pipa de un par de cadáveres vivientes durante unos días, pero lo de disfrutar del béisbol todos los fines de semana supera todos los parámetros internacionales de la Convención de Ginebra.

Feliz Día de todos los Santos, víspera de todos los Difuntos.

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