El grupo escultórico y el doctor House

26 Jul

Desde que la sección de las efemérides se puso de moda en la prensa hace 150 años, no perdemos puntada de lo que, tal día como hoy, ocurrió no importa cuánto tiempo hace. Sin ir más lejos, tal día como ayer lunes el almirante Nelson trató en vano de conquistar Santa Cruz de Tenerife y se dejó en el intento el brazo derecho en la que fue la única derrota de su carrera.

Existe cierta similitud entre el malogrado marino británico y el estado de tres esculturas que, algo deben haber hecho en una vida anterior para pasar por tantas penalidades.

Se encuentran en el único parque con el que cuenta el barrio del Palo, el dedicado a José Suárez Pipi, lamentablemente emplazado en un extremo y no más próximo al centro de la barriada, como estaba previsto, tentativa que fue abortada hace algunas décadas en una de las operaciones urbanísticas más vergonzosas de nuestra baqueteada Costa del Sol.

En este parque, inaugurado en 1985 frente a la urbanización Playa Virginia, vegeta el grupo escultórico que homenajea al Hombre del Mar, tres marengos tirando del copo, obra de la artista malagueña Machú Harras.

Realizado en una técnica mixta de poliéster y marmolina, cada año que pasa los tres hombres van perdiendo un trozo de su autonomía, hasta el punto de que uno no sabe ya si llamar a técnicos municipales o al doctor House.

Una de las esculturas, por cierto, ha perdido, literalmente, la cabeza, mientras que a otro de los marengos, en plena acción de sacar el copo, le ha desaparecido una cadera.

Dado el material empleado en la obra, que no es precisamente duro como una roca, no hace falta ser muy avezado para imaginarnos la escena que ha ocasionado este acelerado proceso de erosión. Puesto que el grupo escultórico se encuentra aislado en mitad de un estanque, la acción erosiva ha debido de ejecutarse a pedrada limpia.

El problema se presenta cuando por alguna causa que se nos escapa el Ayuntamiento no repara el grupo escultórico, como suele hacer de forma muy efectiva además. El resultado es que cada año que pasa, más que un monumento a los hombres del mar parece un homenaje a La noche de los muertos vivientes, un clásico de las películas de zombies. No olvidemos que el parque dedicado al querido jugador del C.D. Málaga y del Real Madrid cuenta con una pantalla de cine, así que no va tan descaminado el toque cinematográfico.

En suma, del Ayuntamiento depende recuperar esta bonita escultura o dejar que siga recibiendo pedrada tras pedrada hasta que termine con más agujeros que un flauta travesera.

Equilibrio

Desde que se eliminó el pivote retráctil que regulaba el tráfico en la calle Molina Lario, se ha logrado una extraña convivencia entre los peatones por un lado y los coches y furgonetas por otro, que, dicho sea de paso, no dejan de pasar y aparcar, aunque sin los repuntes surrealistas de años pasados.

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