25.000 fotos para retratar a un genio

7 Jul

Imagínense la escena: el joven fotógrafo de Kansas David Douglas Duncan, cámara en ristre, llama a la puerta de la villa del sur de Francia, La Californie. Le abre Jacqueline Picasso y cuando el fotógrafo señala simplemente que viene a ver a pintor, ella le coge de la mano y sin mediar palabra le lleva hasta el cuarto de baño, donde el artista malagueño se está enjabonando sonriente en la bañera. Esa fue su primera foto.

Cuando hace unos días el simpático fotógrafo, que hoy tiene 95 años, rememoraba esta escena en Málaga, detallaba que ni él sabía entonces español, ni Picasso francés. «Sólo éramos dos tíos que nos mirábamos». Y se cayeron muy bien porque la colaboración entre el pintor y el fotógrafo duró un total de 17 años y por el camino, la nada despreciable cifra de 25.000 fotos.

Un magnífico resumen de estas sesiones fotográficas puede verse hasta el 25 de septiembre en el Museo Picasso. Lo primordial de la exposición Picasso crea a través de la cámara de David Douglas Duncan es que don Pablo le dejó hacer lo que le vino en gana, mientras el pintor malagueño seguía adelante con su vida cotidiana, como si no hubiera cámara de por medio. Por eso, Duncan ha hecho posible el más completo resumen de la vida y obra de Picasso, dando fe con su cámara del ambiente que se respiraba en el estudio de su casa, que en realidad era toda la casa.

Porque villa La Californie, una antigua mansión de los dueños del champán Moët & Chandon, con sus aires de art noveau, alberga en cada habitación un batiburrillo de creaciones picassianas que nos dan una idea del torrente creativo de un artista que hasta las raspas de lenguado las convierte en arte.

Picasso ríe, se emociona, juega con sus hijos, se disfraza y hasta se deja fotografiar mientras pinta, algo poco habitual en el maestro. «Maestro» es, precisamente, como le llamaba Duncan, mientras que Picasso, por alguna razón que escapa a nuestro entendimiento, le decía Ismael.

Sea Duncan o Ismael, el fotógrafo americano sigue recordando con enorme afecto al artista español, a quien califica de «caballero», pues como resalta, en todas sus visitas ni una sola vez miró a la hermosa mujer del de Kansas, ya que sólo tenía ojos para Jacqueline. Retratos de la mujer de Picasso, faunos, búhos, peces y hasta una mujer fabricada con restos de obra conforman las obras picassianas que Duncan fotografió y que, en vivo y en directo, pueden admirarse en esta exposición del Museo Picasso Málaga.

Una de las obras más sencillas es una humilde careta, a la que sin embargo Picasso le aplicó las mismas técnicas creativas que si se tratara de una escultura o un retrato. Todo es digno de convertirse en una obra de arte.

Pocas veces una exposición nos ha acercado más al Picasso persona, desprendido de oropeles mientras juega a la comba con sus hijos en una casa de ensueño. La cámara de Duncan estuvo ahí.

Por último, la exposición Viñetas en el frente es la minuciosa constatación de que el pintor malagueño reaccionó con presteza contra el golpe militar en su país y mucho más, porque nos descubre las influencias que recibió el artista, empezando por Ubú Rey y terminando por ese Goya de los Desastres de la Guerra. Un verdadero preludio del Guernica.

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