La Málaga Moderna asoma por el Rectorado

6 May

En esta Málaga provinciana en la que para una vez que conseguimos un arquitecto de relumbrón va a entrar como elefante en una cacharrería del Centro (consúltese el desaforado hotel de Moneo), suena a ilusa excentricidad querer evocar el pasado.

Y sin embargo, en esta exposición en el Rectorado sobre la vida en Málaga en los siglos XVI a XVIII encontramos muchos puentes con los tiempos presentes que confirman, no que cualquier tiempo pasado fue mejor sino la base de los actuales.

Si no se lo creen, dense una vuelta por la economía del siglo XVII y descubrirán que la ola de epidemias, guerras y las consiguientes levas dejaron en Málaga un panorama de frenazo de la construcción y casas en ruinas que, a pesar de los pesares, pudo ser superado. Tomemos nota.

Y no podemos sino sonreír con ternura al ver el cuadro de acción de gracias a la Virgen del Rosario, en el que se narra el incidente que sufrieron cuatro conocidos antequeranos cuando tuvieron un cibtratiempo montados en un raudo viloche, un tipo de carruaje tirado por caballos. El cuadro inmortaliza uno de los primeros accidentes de tráfico de Antequera, felizmente resuelto.

Brilla con luz propia y asombra por el increíble realismo el busto del Ecce Homo realizado por Pedro de Mena y que se conservaba en el Cister. El magnetismo y la increíble belleza de esta obra ya justifica cualquier visita al Rectorado. A su lado, descansan las dos famosas estatuas orantes de los Reyes Católicos, también del escultor granadino.

Capítulo aparte ofrecen los planos de la ciudad, en los que, afortunadamente, no se aprecia la última bellaquería de Hoyo de Esparteros autorizada a dúo por el Ayuntamiento y la Junta (consúltese el desaforado hotel de Moneo).

También emociona recorrer con la mirada el inmenso plano realizado en 1791 por Carrión de Mula. Podemos imaginarnos en esa ciudad de conventos cómo esos malagueños contemporáneos de la Revolución Francesa recorrían la recién nacida Alameda y terminaban su paseo ante el fuerte de San Lorenzo. Y en la llamada sin más Plaza Principal, sin tribunas horteras que la obstruyeran, podían verse las Casas Capitulares.

Por otro lado podemos admirar en esta completa muestra el famoso perfil de la cubierta de la Catedral, dibujado en 1765 por Ventura Rodríguez, una obra que sigue sin realizarse por absurdos motivos que convierten nuestro Templo Mayor en un símbolo secular de indolencia.

Por último hay letras y armas, la extraña pareja de esos tiempos como el libro del jesuita Bernardo de Aldrete Del origen y principio de la lengua castellana o romance que oi (sic) se usa en España, de 1606, mientras en la planta baja del Rectorado aguardan al visitante un fastuoso arcabuz y una ballesta de caza con incrustaciones de marfil. Puentes entre el pasado y el presente que pueden cruzarse hasta el 15 de mayo.

Letras de málaga

La revista Qué Leer tiene este mes huella malagueña con la reseña del último libro de Guillermo Busutil y un bonito reportaje sobre la librería Cincoechegaray.

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