El piano más grande del mundo y otras maravillas

19 Oct

El cáncer es como el bingo, una lotería de la vida, aunque en principio ni siquiera sepas que estás jugando con cartones. Te toca y hay que apechugar con lo que venga.

Que se lo digan a mi amigo Carlitos, que afronta estos infortunios del azar presumiendo, siempre con una sonrisa, de una cajita de titanio que lleva a todas partes y a la que sólo le falta el mp3. Él puede con todo.

La Fundación Malagueña de Asistencia a Enfermos de Cáncer es el complemento que faltaba en nuestra ciudad a la estupenda asistencia médica. Esta ONG ejemplar lleva bastantes años cuidando el lado anímico de los enfermos y también el de los familiares, que en muchos casos son los grandes olvidados cuando también aguantan lo suyo y necesitan que alguien les eche una mano.

Pero además, es una ONG muy creativa que cuando organiza actividades para recaudar fondos trata de innovar y sorprender. El próximo sábado lo conseguirán sin duda, porque se trata de una oferta cultural y gastronómica que ya la quisieran algunas ciudades candidatas a capitalidades culturales.

Se trata de un concierto de piano y a continuación, una cena. Todo ello el próximo sábado 23 de octubre, a las 20.30 de la tarde en la sala de La Duquesa Celebraciones de Torremolinos. El precio, 75 euros, que si lo piensan bien, es lo que cuesta en Málaga una cena y asistir a un concierto, con la diferencia de que se trata de una función benéfica y qué función, pues incluye en su primera parte un concierto de uno de los pianistas más prometedores de España y del que sin duda oirán hablar en los próximos años.

Se trata del madrileño Pedro Casals, premio Infanta Cristina de jóvenes pianistas, que interpretará obras de Albéniz (la suite Iberia), Chopin (Andante spianato y gran polonesa) y Gershwin (la cinematográfica Rhapsoy in blue). El piano será además el más grande del mundo, el Fazioli F308, que envolverá de sonidos a la audencia con más eficacia que el Dolby Stereo.

Concierto y cena, un formato que allá por el Siglo de las Luces estaba de moda en toda Europa y que hoy sólo subsiste en Viena, quizás la única ciudad del mundo en la que los niños persiguen a los directores de orquesta para que le firmen autógrafos.

Que una fundación malagueña ofrezca un acto benéfico de tanta calidad y originalidad es como para pensarse si no podría además asesorar a la pléyade de administraciones en cuestiones culturales. Felicidades.

Foco de atención

Hagan la prueba cualquier fin de semana, como la hizo el firmante el pasado sábado, mientras esperaba en la calle. Pónganse en los jardines de Alfonso Canales, vulgo los jardines del Barrilito y vean cómo muchos visitantes que bajan de la estación de autobuses del Muelle de Heredia se detienen de un plumazo ante el barrilito, el palo borracho con el tronco más orondo del mundo vegetal y lo fotografían más que a cualquier zangolotino de la isla de los famosos. Y no me refiero, claro, a los aborígenes.

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