Ni una cabra en un garaje anda tan despistada como los políticos malagueños con el destino de Málaga, pues han demostrado con creces que allí donde pueda aplicarse una visión a corto plazo del «modelo de ciudad» (pongamos cinco años a lo sumo), no faltarán ellos.
Lástima que estas discusiones de salón, con una nube de periodistas de por medio, no aguarden hasta octubre. Resulta que en ese mes se celebrará en el Palacio de Ferias el Congreso de Mentes Brillantes. No esperen encontrar a nuestros próceres entre los principales ponentes, pero sí que estos podían mezclarse entre el público y captar propuestas.
Al fin y al cabo, la idea más brillante de este congreso es que las exposiciones no pueden durar más de 21 minutos, durante ese tiempo, supuestamente, el cerebro no pierde un detalle de lo que suelta el orador (tome nota nuestro alcalde, que a veces larga unas parrafadas que ni Fidel Castro).
Además, no faltarán premios Nobel que aporten soluciones imaginativas e inteligentes, es decir, a años luz de los «laboratorios de ideas» de los partidos, capaces de proponer puentes sobre la bahía de Málaga (hasta la fecha, uno de los pocos espacios de nuestra castigada provincia que está sin urbanizar).
Quién sabe, a lo mejor de estar unas horas al lado de tantas «mentes brillantes» se les pega algo.
En todo caso, sería fenomenal dedicar una tarde del congreso a los problemas de todos los tamaños que tenemos en Málaga. Juntemos «en un aparte» a unos cuantos de estos gurús y escuchémosles. Seguro que tienen algo que decir sobre el edificio cultural del Puerto, el palmeral, los muelles (y a estas alturas de la película, la madre que los trajo).
Además, probablemente encuentren una solución mejor para los terrenos de Repsol que eliminar una quinta parte de un parque y plantarle encima rascacielos en una zona tan superpoblada. Quién sabe si nos sacan las castañas del fuego de otras operaciones igual de horrendas en la Carretera de Cádiz que sólo buscan dinero a cambio de meter más viviendas. Y no podemos olvidar temas de una sordidez que aburre a las moscas como el intercambiador o qué grado de «soterramiento» o peatonalización necesita el Paseo de los Curas.
Pero es que incluso, yendo al terreno de los pequeños detalles, quizás logren indicar a los políticos malagueños otra época del año para «abrir en canal» algunas calles del Centro Histórico de alta «densidad turística», para que no coincidan con la temporada alta o incluso aportar una alternativa al dudoso acabado del suelo de la plaza del Siglo o la muralla nazarí de calle Carretería, hoy día irreconocible hasta para los nazaríes.
Con humildad y los pabellones auditivos bien extendidos, acuda una comisión de todos los partidos a este congreso tan brillante y que no les dé miedo de preguntar sobre su ciudad. Los malagueños lo agradeceremos.
Natación
En los momentos previos a la travesía a nado del Puerto, algunos concejales metieron barriga. Están en su derecho.