Recordaba hace unos días Hugo O´Donnell, académico de la Historia de ascendencia malagueña, que Felipe II era consciente de que tenía muy pocas posibilidades de invadir Inglaterra. Sin embargo, continúo con la expedición de castigo y al monarca se le atribuyó la famosa frase «No mandé a mis naves a luchar contra los elementos», dado que la flota sufrió un meneo de tormentas que dejó por el camino a parte de la Armada Invencible.
Son los sucesos impredecibles, de causa mayor, los que nos pueden dejar a todos a dos velas.
Algo parecido ocurrió con el banderón con las 12 estrellas colocado con ocasión del día de Europa junto a la glorieta de Torrijos. En el acto institucional de izada de la enseña no faltaron ni el alcalde, Francisco de la Torre, ni Juan López Cohard, responsable de la Fundación Málaga Ciudad Cultural. La idea, muy loable, era subrayar nuestra imagen europea, ahora que se aproxima el dichoso corte de ciudades candidatas a capital cultural de Europa en 2016.Animó el acto la banda municipal de música, que interpretó para la ocasión los himnos de Andalucía, España y Europa.
Pero ni la música ni las autoridades pudieron con Eolo, el dios de los mofletes soberbios: a?los pocos días de ondear la enorme bandera de Europa, la tela comenzó a moverse más que un cigarrón en una lata por la ventolera y a rozarse con un poste vecino.
Como resultado, apareció una preocupante raja, esperemos que nada simbólica, casi cortando en dos la enseña. Suponemos que la incisión seguiría su camino porque la semana pasada ya faltaba de su domicilio la bandera azul con estrellas. Los únicos restos que quedaron de la ‘huida’ habían sido unos pingajos de tela adheridos al poste vecino, lo que evidenciaba que ni siquiera la Unión Europea podía luchar contra los elementos.
¿Qué solución ha tomado nuestro Ayuntamiento? Cambiar hace unos días la bandera por otra de un tamaño más reducido pero que evita el rozamiento.En estos tiempos de crisis, la última metáfora que necesitábamos era una bandera de Europa hecha jirones.
Como el CSI
Nos comenta un lector que hace unos días le desaparecieron los dos espejos de su moto, un cacharro que compró hace 13 años. Nuestro protagonista sintió un impulso, y no es que nadie pretendiera regalarle flores:?puso rumbo el pasado domingo al rastro de Martiricos y allí encontró dos espejos del mismo modelo de su moto e idéntico aspecto gastado.
Aunque no fuera un acérrimo seguidor de la serie CSI, en el momento de comprar los espejos se le escapó:?«Seguro que están hasta mis huellas». En realidad, sólo el doctor Grissom lo sabe.
El sotobosque
En el arroyo Gálica, a la altura de la carretera de Almería, se encuentra uno de las ‘reservas’ de buganvillas más espectaculares de Málaga. Casi un ‘sotobosque’ de color bermellón que deja sin palabras a cualquiera.
Señor Alfonso, no parece muy sensato colocar una bandera, de tamaño tal, que no puede ondear libre, sin obstáculos que le limiten el movimiento y la deterioren; es como abrir los brazos donde no puedes porque no hay espacio suficiente y te golpeas las manos con la pared. ¿Sabe usted si han premiado al padre, o madre, de la idea? ¿Sabe usted, señor Alfonso, si le han descontado del sueldo, al responsable del error del cálculo de dimensiones, el coste de la reposición de la bandera?
Un saludo y gracias.