Los malagueños descubrimos los árboles cuando florecen. El resto del año permanecen agazapados en nuestra memoria, hasta que cada estación nos desvela parte de la identidad de estos seres vivos cuyo nombre casi siempre desconocemos. Uno de los saltos más impresionantes (del anonimato al estrellato) la protagonizan por estas alturas del año las grevílleas.
Las grevílleas también son conocidas como los robles sedosos y los árboles de fuego y es que, si miramos a las alturas de estos árboles frondosos, descubrimos unas floraciones doradas que parecen encender los cielos. Uno ignora por completo cuándo llegó la primera grevíllea a Málaga, pero todo apunta a que bien pudo viajar desde Australia o el Reino Unido en uno de los barcos de Heredia.
Estos árboles flamígeros pueden encontrarse ya por toda Málaga, pero existe un ejemplar muy bonito a la entrada de la urbanización El Candado. Pero uno de los barrios con más grevílleas es Vistafranca, reflejo de la gran finca que fue. En concreto, en la calle Francisco José pueden admirarse seis grevílleas, que la convierten en un reducto de sombra. Esta vía con nombre de emperador se completa con yucas, árboles del amor y pacíficos y tiene detrás un bonito parque infantil
Para contemplar este espectáculo realmente hermoso hay que pasarse a esas horas en las que el sol parece acariciar las copas de los árboles, que ofrecen uno de los incendios ‘estéticos’ más bonitos de Málaga.
Pronto pasarán los días y estos fuegos florales se apagarán. Quizás este año persistan más tiempo en la memoria los rescoldos de estas grevílleas australianas.
Cariño
Una imagen no siempre vale más de mil palabras. Aquí va la prueba:?el jueves, en la plaza del Obispo, dos amigos contemplaban al perro de uno de ellos, un animal bastante alejado de los ‘cánones caninos de belleza’. Sin embargo, el amigo lo abrazó con cariño y dijo:?«De lo feo que es, es hasta guapo».
Plenos y dolencias
Por un error humano, a un servidor se le ocurrió seguir durante una hora el pasado pleno del Ayuntamiento, celebrado en la mañana del jueves. Si hay que resumir esa hora de exhibición dialéctica, con ausencia de intercambio de ideas, sólo puede hacerse con esta pobre frase:?«Y?tú más». Ni Mouriño juega tanto al contraataque.
Por otro lado, resulta digno del estudio lingüístico la pelea que algún responsable municipal mantiene en los plenos con el micrófono, para que impere su falso castellano relamido, mientras trata de reprimir su verdadero acento andaluz.
Más de una vez hemos hablado aquí del complejo de inferioridad que aqueja a tantos locutores y políticos malgueños cuando hablan en público. Confiamos en su pronta recuperación. Para acelerar la mejoría sólo hace falta que lean cualquier manual sobre el español en Andalucía. Descubrirán que no se trata de ninguna dolencia.