Los avales, que eran el terreno propicio a Susana Díaz, mostraron la fortaleza de Pedro Sánchez: sin contar Andalucía, supera a Susana Díaz, cuya victoria se anunciaba muy amplia
He leído por ahí un titular referido a que Susana Díaz se movilizará para sacarle más ventaja a Sánchez. El periódico venía desbordado de cifras y datos y adornado con indicios, referencias, comentarios y hasta premoniciones sobre el posible resultado de la puja interna dentro del PSOE. Pero faltaban dos precisiones: una, que no se trataba de ‘aumentar’ una ventaja que, técnicamente, no existía: que la presidenta de Andalucía hubiera presentado más de 59.000 avales contra algo más de 53.000 de Pedro Sánchez no era todavía un dato sobre la disputa de la secretaría general del partido ya que los avales no son votos… son, es cierto, un indicio importante, pero no un ‘resultado’; y otra, que no se hacía una cuenta fundamental, justamente como indicio: la gran ventaja en avales de la señora Díaz, que se esperaba, no había resultado tan amplia… y algo mucho más significativo: si se descuentan de la lista de avales los obtenidos por ambos candidatos en Andalucía… el total de avalistas de Pedro Sánchez resulta superior al de la actual presidenta de la Junta.
O sea: la señora Díaz no tiene una gran ventaja en avalistas; no tiene, en realidad, ni la menor ventaja, salvo en Andalucía.
No echar esa cuenta es un fallo informativo tan enorme que bien puede verse como un interés por ocultar la realidad.
Claro que me puedo estar equivocando… Pero con esos elementos de juicio tengo la certeza de que Pedro Sánchez será el elegido.
Y si es así, la derrota del aparato del PSOE sería verdaderamente estruendosa. No solo desautoriza el camino emprendido por la gestora sino que supone, efectivamente, un «nuevo PSOE», que se atreve a ir en la dirección contraria de la que le quieren imprimir las ‘viejas glorias’: Felipe González, Alfonso Guerra, Pérez Rubalcaba, Rodríguez Zapatero y casi todos los que han pisado las alfombras rojas del poder socialista.
Empujado por el aparato al arcén, apartado de mala manera, menospreciado, Pedro Sánchez se cobraría una venganza histórica con su famoso ‘no es no’, cuando fue el único que se atrevió a marcar una raya roja que para un socialista debió haber sido imposible de pisar: la que abrió paso a la investidura de Rajoy.
Ni hablemos de los avales andaluces: los periodistas que trabajan en nuestra comunidad saben perfectamente que esos avales, que llevan nombre y firma, incluyen a consejeros, directores generales y altos funcionarios… De este auténtico ‘voto cautivo’ es posible que muchos den un paso atrás a la hora de la votación, que esa sí es anónima, por supuesto.
Vistas así las cosas cabe esperar las reacciones más inesperadas… (valga la paradoja de esperar lo inesperado…)
El aparato del PSOE probablemente va a retorcerse. Y hasta el tercero en discordia –o en ‘concordia’ puesto que se presenta como prenda de unión entre los dos sectores enfrentados– Patxi López, dará saltos para intentar recuperar ese papel de pacificador que en verdad nunca llegó a hacer creíble.
Habrá que ver, entonces, si realmente hay una ‘refundación’ del PSOE. Sería un duro golpe para Podemos porque no fue capaz de crear y empezar a consolidar una auténtica alternativa a la ‘vieja política’. Su propuesta todavía está en ‘veremos’… muy lejos de ‘podemos’. Obviamente, los medios no hacen más que castigar a Pablo Iglesias y su gente, aprovechando cada error para vapulear al partido ‘del cambio’, tratando de dejarlo fuera de juego.
¿Con qué espíritu va a acercarse de nuevo Pablo Iglesias a Pedro Sánchez?
Lo lógico sería asumir esa humildad, anunciada pero no demostrada todavía y saludar con auténtico alborozo la posibilidad de una alianza que puede ser muy fecunda. Si Podemos quiere liderarla deberá comenzar por renunciar a gestos de imposición o prepotencia. Y habrá que negociar entre todas las fuerzas verdaderamente dispuestas a desalojar del poder al PP y a enfrentar al pujante ‘pacto de las lentejas’: «vótame los presupuestos y te echo unas cucharadas más de euros».
Asi es, exacto a lo que pienso y creo. Si perdiera Pedro, Podemos puede estar seguro que ni yo ni muchos como yo le votaremos, al igual que a Susana, que entodo caso votare y votariamos nulo, previdando que somos socialista no lo que ella y los suyos quieren aparentar