La gran trampa de los ‘expertos’ que analizan el mal estado de la Unión Europea consiste en señalar como ‘errores’ los fallos estructurales: se ha construido la Europa de los Mercaderes, que, lógicamente, ha frustrado la ‘impronta social’
Los propagandistas de la Unión Europea han tomado una decisión estratégica: nada de asumir el desastre en que se ha convertido la UE. Y lo primero que hay que hacer es olvidarse de ‘errores’ porque no lo son: el actual desastre es el desarrollo natural de las grandes líneas estratégicas que nos han internado por el camino de desarrollar esta ‘Europa de los mercaderes’. ¿Cómo asumir que Europa se ha entregado al poder financiero?
Ha surgido –cómo no– la jauría de los expertos. ¿Son, de verdad, expertos o son parte de un equipo que no tardan nada en ponerse de acuerdo en esa primera gran trampa de dedicarse a los ‘errores’ y disimular los síntomas y las evidencias del ‘hundimiento’? De modo que nos hacen partir de una farsa: la de que hay que corregir ‘equivocaciones’ y olvidarse de una refundación que remueva el proyecto desde los cimientos.
Un pasito más y culpamos de todos los problemas a la famosa ‘crisis’. Habrá que ver, entonces, quienes ganan y quienes pierden con ella. Así podremos hacer un diagnóstico que nos puede incluso hacer dudar de la existencia misma de la crisis. Porque la evidencia de que hay países, grandes poblaciones y estructuras económicas enteras sumidas en el desastre contrasta con la otra evidencia: que hay sectores económicos –fundamentalmente los financieros– que se enriquecen sin cesar; resulta sospechoso que la crisis no afecte al conjunto y allí comienza la gran duda y la sospecha de que quienes se benefician sean los primeros interesados en que la crisis siempre sobreviva… pese a esos supuestos grandes esfuerzos que se hacen para vencerla.
En comentarios recientes hemos hecho hincapié en la nula credibilidad que merece una unidad continental cuya cabeza principal es el señor Juncker, creador del gran paraíso fiscal de Luxemburgo. Ahora acaba de darse a conocer el resultado de una investigación de Intermon-Oxfam sobre los paraísos fiscales que revela detalles muy interesantes. Uno de ellos es que el paraíso fiscal más atractivo es… ¡Luxemburgo! Solo allí las empresas han declarado 4.900 millones, más que la suma de lo declarado en el Reino Unido, Suecia y Alemania.
Para detectar y atacar los males de la Unión Europea bien podemos echar mano a esos datos, en vez de enumerar, con engolada pluma, los supuestos ‘errores’. Cualquiera de esos presuntos expertos nos dice que Europa necesita garantizar salarios mínimos, derechos sociales, rentas mínimas, seguros de desempleo, lucha contra el paro y la pobreza, formación profesional, protección a la infancia, colocación de jóvenes… Uno de ellos resume «O Europa rescata su impronta social o no se recuperará». Pero, para eso son expertos, no quieren preguntarse –o no quieren contestarse a la pregunta obvia– por el origen o la causa de que la ‘impronta social’ se haya perdido.
Si volvemos a la investigación de Intermón-Oxfam seguramente tendremos todas las respuestas. Tomando los 20 principales bancos del continente (entre ellos dos son españoles) vemos que en 2015 traspasaron 25.000 millones de euros a paraísos fiscales para pagar menos impuestos… y en algunos casos para no pagar ningún impuesto. El BNP Paribas no pagó tributo alguno por 134 millones de beneficios en Islas Caimán; ni pagó ningún tributo el Santander por los 43 millones de beneficio que obtuvo en Austria.
Ese beneficio de 25.000 millones trasvasado en 2015 supone más de la cuarta parte (el 26%) del total de esas ganancias. Y el dinero acumulado por los paraísos fiscales representa… ¡el 5% del producto bruto mundial! En tanto que la población de los paraísos fiscales representa –oh casualidad– el 1% del total mundial… ese 1% al que se ha señalado como beneficiario de que el 99% sea el perjudicado y levante constantes –e inútiles– clamores contra el crecimiento de la desigualdad.
Por cada 100 euros de actividad, los bancos ganan 19 en sus distintas ubicaciones… ¡y 42 en los paraísos fiscales!
Estos son los inefables ‘errores’ de la UE (y no solo de la UE, por supuesto) que los expertos llaman –y lo dicen con toda la seriedad que se les atribuye– la pérdida de la «impronta social».
O sea, que cuando entran al gallinero y ven que la zorra se ha comido todas las gallinas,o el 99% de ellas, pueden decir, amargados, claro está, «otra vez se nos escapó la zorra».