Obama busca un pedestal

9 May

Tal vez haya gente que crea que la tortura es algo placentero para el que la practica; pero no se la usa por eso: se emplea para obtener información valiosa. Los que critican el método son gente sin responsabilidades, que probablemente ignoran el valor que puede tener una información oportunamente conseguida. Por ignorar, hasta ignoran que existe un margen de error: a veces se tortura a la persona equivocada… pero hay que partir de la idea de que nadie es infalible. ¿Y el asesinato? Tampoco es algo agradable. Pero han explicado que puede ser ‘legal’. Leo a una prestigiosa escritora norteamericana, destacada progresista, Bárbara Probst Solomon: “Según las leyes, es legítimo disparar al jefe de tus enemigos…” La operación  de un comando bien adiestrado, destinada a matar a Osama Bin Laden arrojando después el cadáver al mar, nació de una antigua pista obtenida bajo la tortura del ‘ahogo simulado’. Para ponerla en práctica y cumplir con esa extraña ley que ha descubierto –o inventado- la señora Probst Solomon hubo que transgredir primero otro principio, este internacional, antes ‘sagrado’ y hoy convertido en pendón deshilachado y ensangrentado: el de no intervención, que sustenta la soberanía de las naciones. Mucha ‘progresía’, al estilo de la señora Probst Solomón, ha alimentado y sigue auspiciando estupendas propuestas para entrar a saco en cualquier país para hacer respetar los derechos de las mujeres, de los niños (llegado el caso, también de los gorilas)… Son los mismos humanos de buena voluntad que creen en el Tribunal Penal Internacional (TPI) y otras instituciones de la superestructura ‘legal’ creada por este sistema globalizado: la gran fachada de ‘civilización’ en cuyos cuartos traseros se tortura, se asesina y se aplasta la soberanía de los pueblos, invadiéndolos o bombardeándolos.

Así como la foto de las Azores dio la vuelta al mundo tal vez quede para la historia esa imagen del ‘estado mayor’ político, militar y de espionaje de Estados Unidos, contemplando en pantalla el momento en que está cometiéndose el asesinato de Bin Laden. Apliquemos el principio de transversalidad: son 14 personas, una docena de hombres y solo dos mujeres (la señora Clinton y una chica algo bajita, al fondo, que parece que no llega ni a poder ver la pantalla, que es la ‘Directora en la Casa Blanca de la lucha antiterrorista’). No, no nos va bien con la ley de igualdad a esos niveles del superpoder, de la amable dictadura que nos gobierna…

Preguntas en tropel. ¿Cómo es posible –se dicen en USA- que Bin Laden estuviera tan cerca de la capital de Pakistán y el gobierno de ese país no lo supiera? Pregunta retórica donde las haya. Respuesta probable (obvia): fueron los propios militares pakistaníes los que escondieron a Osama y ahora, por alguna razón, decidieron entregarlo. Pero entonces… ¿Washington eligió este momento para apresar y matar al presunto jefe de la presunta superorganización terrorista mundial Al Queda por algún cálculo estratégico de Obama? ¿Darán por terminada la era del ‘gigantesco’ enemigo terrorista o van a ‘crear’ un poderoso sucesor de Osama?

Hace más de tres años escribimos, en este mismo periódico, un artículo titulado ‘Obama vs. Osama’ y vino a resultar cierto que ambos convirtieron su confrontación en una especie de ‘duelo personal’. Ahora, Osama –que ya estaba en horas bajas- se apunta, sin quererlo, claro, a la tétrica leyenda del líder asesinado, mientras Obama da un paso rotundo para convertirse también en leyenda: ha reivindicado incluso al derrotado general Custer, al ponerle a la operación anti Osama el nombre de ‘Gerónimo’, el indio feroz, hoy reciclado en terrorista con turbante. En Estados Unidos parece seguir en vigencia aquella máxima de que ‘no hay mejor indio que el indio muerto’. Que ahora el matador de este ‘indio con chilaba’ sea un negro parece que es un signo de que alguna diferencia –aunque sea poca- hay entre los siglos pasados y el moderno siglo XXI. En USA, igual que en Europa, la distancia entre la llamada ‘ultraderecha’ y los presuntos centristas (liberales o socialdemócratas), se ha acortado tanto que para distinguirlos habrá que mirarles el ADN de la madre que los parió.

Una respuesta a «Obama busca un pedestal»

  1. Señor Horacio, estoy algo triste e intento mantener el ánimo después de ver, y escuchar, lo ocurrido con el asunto Osama (las declaraciones de “nuestros” políticos aplaudiendo el asesinato); porque se me caen muchas referencias, y el (mi) mundo parece deshacerse a mis pies. Pero habrás que seguir luchando, creyendo y soñando, ¿No?

    Un saludo, y muchas gracias.

    PD
    ¿Es cierto que han dejado abandonada, a su suerte, una patera en el mediterráneo, y que han muerto muchas personas de hambre, sed y frío?

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